La Filosofía de la Religión intenta pensar la religión del modo más coherente posible. Es una tarea necesaria, porque la religión mantiene un poder sobre la humanidad que es mucho mayor al de otras influencias. Pero en su dinamismo y creatividad, el impulso religioso no es siempre garantía completa de verdad. Representa la respiración espiritual y las ideas del ser humano, que en su débil condición, encuentra dificultades para conocer del todo lo verdadero. Necesita no sólo la luz de lo alto, sino también el uso de la razón crítica, que libere a la religión de los factores irracionales que pueden contaminarla.
Es propio del talante crítico de la filosofía, aplicado al terreno religioso, no dar nada por supuesto antes de una razonable comprobación. La filosofía trata de examinar qué puede y debe considerarse racionalmente aceptable en materia religiosa. Analiza las pruebas y los argumentos que se esgrimen a favor y en contra de lo que se afirma en religión. Y valora los prejuicios que pueden actuar en este campo.
Obra maestra del gran filósofo alemán de la hermenéutica. Pocos textos contemporáneos de alta erudición han influido tanto en la filosofía, el arte y el pensamiento como este Verdad y método.
El fenómeno de la comprensión y la correcta interpretación de lo comprendido no es sólo un problema especifico de la metodología de las ciencias del espíritu- Ya desde su origen histórico el problema de la hermenéutica va más allá de las fronteras impuestas por el concepto de método de la ciencia moderna. Comprender e interpretar textos no es sólo una instancia científica, sino que pertenece con toda evidencia a la experiencia humana del mundo. Su objetivo es rastrear la experiencia de la verdad allí donde se encuentre e indagar su legitimidad. De este modo las ciencias del espíritu viene a confluir con las formas de la experiencia que quedan fuera de la ciencia; con la experiencia de la filosofía, con la del arte, con la de la misma historia. Formas de experiencia en alas que se expresa una verdad que no puede ser verificada con los medios de que dispone la metodología científica.
«Verdad y Método» intenta cumplir esta exigencia vinculando lo más estrechamente posible los planteamientos de la historia de los conceptos con la exposición objetiva de su tema. La meticulosidad de la descripción fenomenológica, que Husserl convirtió en un deber, la aplitud del horizonte histórico en el que Dilthey ha colocado todo su filosofar, así como la interpretación de ambos impulsos en la orientación recibida de Heidegger dan la medida que el autor desea aplicar a su trabajo.
La Suma contra los gentiles pertenece al conjunto de «sumas» —como género literario— que pretende ofrecer una enseñanza de conjunto organizada. Por su contenido es filosófica, porque utiliza argumentos racionales, aunque por su intención es apologética.
La redacción de los cuatro libros que componen la obra, en los que Santo Tomás empleó unos cinco años (1259-1264), fue debida a la petición de San Raimundo de Peñafort, para que sirviesen como manual de apologética a los frailes que se dedicaban en España a la evangelización de los infieles musulmanes y de los judíos de las tierras reconquistadas.
Es una de las pocas obras del Aquinate de las que se conserva gran parte del texto del original escrito por él (Libro I, cap. 13 hasta el III, cap. 120), guardado en el Archivo Vaticano.
Esta primera Suma de Santo Tomás es una obra filosófica, pero en pleno acuerdo con la fe cristiana. Es un tratado filosófico o racional, en sentido amplio, sobre Dios. De Dios en sí mismo, de Dios en cuanto creador y de cómo Dios es fin de todo se ocupan los tres primeros libros de la obra. El cuarto y último es teológico, porque se basa en la revelación divina. Se vuelven a tratar las tres grandes cuestiones —Dios en sí, como principio y como fin de todos los seres—, pero por la vía sobrenatural.
La Suma contra los gentiles pertenece al conjunto de «sumas» —como género literario— que pretende ofrecer una enseñanza de conjunto organizada. Por su contenido es filosófica, porque utiliza argumentos racionales, aunque por su intención es apologética.
La redacción de los cuatro libros que componen la obra, en los que Santo Tomás empleó unos cinco años (1259-1264), fue debida a la petición de San Raimundo de Peñafort, para que sirviesen como manual de apologética a los frailes que se dedicaban en España a la evangelización de los infieles musulmanes y de los judíos de las tierras reconquistadas.
Es una de las pocas obras del Aquinate de las que se conserva gran parte del texto del original escrito por él (Libro I, cap. 13 hasta el III, cap. 120), guardado en el Archivo Vaticano.
Esta primera Suma de Santo Tomás es una obra filosófica, pero en pleno acuerdo con la fe cristiana. Es un tratado filosófico o racional, en sentido amplio, sobre Dios. De Dios en sí mismo, de Dios en cuanto creador y de cómo Dios es fin de todo se ocupan los tres primeros libros de la obra. El cuarto y último es teológico, porque se basa en la revelación divina. Se vuelven a tratar las tres grandes cuestiones —Dios en sí, como principio y como fin de todos los seres—, pero por la vía sobrenatural.
Se toma como punto de partida la imagen del mundo que resulta de los logros actuales de las ciencias, y se examinan los principales interrogantes filosóficos sobre la naturaleza a la luz de esa cosmovisión. El resultado es una nueva filosofía de la naturaleza que recoge todo lo válido de la gran tradición filosófica y abre nuevas perspectivas que resultan muy sugerentes.
Artigas consigue en este libro dar una visión filosófica de fondo de las realidades naturales del mundo material que concilia los aspectos perennes del planteamiento metafísico clásico con la nueva cosmovisión de la naturaleza que emerge de la ciencia moderna.
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Escribe Gadamer: «Ha llegado el momento de examinar, en su consistencia global, el esbozo teórico de Verdad y método, que recogía investigaciones en torno a la unidad de un todo filosófico, y averiguar si se advierten grietas en la coherencia del conjunto».
Etica y religión: 1. La moral exige no dejar pendiente el tema religioso; 2. Conocer en profundidad el tema religioso; 3. Definición de religión; 4. Existencia de Dios e historia de las religiones; 5. Opción por la confianza vital; 6. Constatación histórico-salvífica; 7. Coherencia moral.
En un diálogo continuo con la tradición filosófica, Zubiri va página a página describiendo el acto de la intelección humana y desmontando el cúmulo de hipótesis y teorías que subyacen al llamado «problema del conocimiento». Zubiri consigue descubrir, mediante el recurso a un procedimiento puramente descriptivo, en qué consiste el acto humano por excelencia, la intelección. La intelección humana, dice Zubiri, no es una síntesis trascendental, sino algo más simple a la vez que más radical, la mera actualización de lo real en la inteligencia sentiente.
El problema de la paz es tan complejo como difícil. No sólo hay obstáculos prácticos, sino también dificultades teóricas. No es posible valorar correctamente el problema del otro sin un conocimiento de su cultura-conocimiento que no puede alcanzarse sin amor- de ahí la importancia de la interculturalidad. La paz de la humanidad depende de la paz entre las culturas. Este libro quiere ser una contribución para enfrentarse a este problema. La interculturalidad pone en cuestión los mitos dominantes del statu quo actual, pero nos lleva a una relatividad liberadora. La humanidad se encuentra ahora frente a una encrucijada de dimensiones históricas. Éste es el verdadero desafío de la llamada globalización: o la civilización tecno-científica es superior a toda otra cultura y, por tanto, está llamada a imponerse, o existen también otras culturas que permiten igualmente al hombre alcanzar su plenitud y su felicidad.
El comienzo de la filosofía lo constituye la indagación de los pensadores griegos acerca de la razón primordial de todo, a la que denominan «Dios» o lo «Divino». La metafísica clásica considera a Dios como lo Primero y lo más Excelso, desarrollando la concepción de lo Uno Primordial, tal como aparece en el pensamiento de la antigüedad tardía.
El pensamiento cristiano está presidido, desde un principio y durante toda la Edad Media, por la idea de «Dios»; fundamenta esta idea filosóficamente y la sigue desarrollando. También los más insignes pensadores de la Edad Moderna profesan a su manera la creencia en la existencia de Dios, y hacen de ella el fundamento y el contenido principal de su filosofía.
En la actualidad existen no pocas personas en Occidente que viven y piensan como si Dios no existiera. Y sin embargo, en la mayor parte del mundo la fe religiosa conserva e incluso acrecienta su influencia. También hoy la filosofía puede sin duda esclarecer un gran número de cuestiones sobre la existencia y presencia de Dios.
Casi todos los comentaristas de este famoso texto , lo han considerado una de las mejores exposiciones sintéticas de la filosofía del Aquinate. Verdadero compendio filosófico, en el que están expresadas explícita y claramente la mayor parte de las tesis fundamentales de Santo Tomás