El Libro de la vida es el primero que escribe santa Teresa, y constituye un buen reflejo de su personalidad y de su experiencia humana y sobrenatural. De corte autobiográfico, relata también el itinerario personalísimo de su oración. El volumen I comprende los aspectos más biográficos, y el volumen II el tratado sobre la oración. El manuscrito fue publicado por primera vez varios años después de la muerte de su autora.
Teresa de Cepeda y Ahumada, más conocida como santa Teresa de Jesús, nació en Ávila el 28 de marzo de 1515. Ingresó en el convento de la Encarnación en esa misma ciudad. Años después llevó a cabo una reforma en el Carmelo y fundó las carmelitas descalzas. Muere en Alba de Tormes el 4 de octubre de 1582. Junto con san Juan de la Cruz, se le considera la cumbre de la mística cristiana y una de las grandes maestras de la vida espiritual en la historia de la Iglesia. En 1970 Pablo VI la nombró Doctora de la Iglesia. Además de sus escritos místicos, cultivó la poesía lírico-religiosa y los escritos breves. Toda su obra y epistolario ha sido traducido en todo el mundo.
El Libro de la vida es el primero que escribe santa Teresa, y constituye un buen reflejo de su personalidad y de su experiencia humana y sobrenatural. De corte autobiográfico, relata también el itinerario personalísimo de su oración. El volumen I comprende los aspectos más biográficos, y el volumen II el tratado sobre la oración. El manuscrito fue publicado por primera vez varios años después de la muerte de su autora.
Teresa de Cepeda y Ahumada, más conocida como santa Teresa de Jesús, nació en Ávila el 28 de marzo de 1515. Ingresó en el convento de la Encarnación en esa misma ciudad. Años después llevó a cabo una reforma en el Carmelo y fundó las carmelitas descalzas. Muere en Alba de Tormes el 4 de octubre de 1582. Junto con san Juan de la Cruz, se le considera la cumbre de la mística cristiana y una de las grandes maestras de la vida espiritual en la historia de la Iglesia. En 1970 Pablo VI la nombró Doctora de la Iglesia. Además de sus escritos místicos, cultivó la poesía lírico-religiosa y los escritos breves. Toda su obra y epistolario ha sido traducido en todo el mundo.
El arte, en sus diversas expresiones, es n camino privilegiado para encontrar a Dios, pues va más allá de la razón, trasciende lo sensible y habla de lo infinito. [...]. Es un «algo» que nos habla. Es capaz de tocar el corazón. De comunicar un mensaje, de elevar el ánimo» (BENEDICTO XVI, Castel Gandolfo, 31-8-2011).
Cuando el arte habla de Dios justifica el título de este ramillete de artículos que intentan plasmar una personal impresión —artística y humano-espiritual— de algunas obras de arte y de algunos artistas. Por eso se expresa un deseo: Que cuando tú, lector, contemples una obra de arte, experimentes que «algo», dentro de ti, goza la belleza de un misterio escondido entre los pliegues del arte. Y que el arte te hable de Dios.
María Esperanza Casaus Cascán, hermana de la Consolación, es licenciada en Historia y en Teología Espiritual. Tiene un gran número de publicaciones sobre María Rosa Molas, la historia de su Congregación, su carisma y espiritualidad, con un lenguaje que tiene el mérito de la claridad y la sencillez, la fluidez y la belleza poética. Aquí nos ofrece una selección de artículos sobre arte.
Tanto tú como yo hablamos a personas que están buscando. Les ayudamos a entender esos breves decenios de vida que viven en esta mota de polvo, que llamamos Tierra, en una esquina del Universo.
El padre Anselm Grün y el maestro zen Willigis Jäger son dos de los autores espirituales más leídos en lengua alemana. Pero todavía hay más cosas que les unen: sus años de convivencia, la huella impresa en ellos por su comunidad monástica benedictina y, sobre todo, la búsqueda, que comparten, de lo sagrado en el hombre.
Ambos han acabado por convertirse, cada uno a su manera y siguiendo su propio camino, en consejeros y maestros espirituales de muchas personas. ¿En qué lugar se hallan hoy? ¿Qué es lo que les une? ¿Qué es lo que les separa? ¿Adónde les ha conducido la búsqueda espiritual de toda una vida? ¿A una experiencia suprapersonal de Dios o a la postrera absorción en un Tú?
Este intercambio de opiniones, llevado a cabo desde el respeto y la admiración mutua, impulsará a muchas personas a dialogar sobre sus opciones espirituales. En un diálogo honesto y respetuoso, ambos autores dan respuesta a preguntas que hoy son importantes para muchas personas. Los caminos seguidos por cada uno de ellos en su fe pueden ayudar a otros a dar sus propios pasos. Sus profesiones de fe son un legado que apunta hacia el futuro.
La Inquisición contra Teresa de Jesús.
Un proceso oculto durante siglos que por fin sale a la luz.
Durante el reinado de Felipe II, la Inquisición se lanza con denuedo y auténtica obsesión a controlar la sociedad española. Nadie está libre de sospecha.
Don Rodrigo de Castro es un inquisidor implacable, ambicioso y cauto, que se ha consagrado concienzudamente a realizar pesquisas sobre aquellas mujeres que caen en éxtasis o tienen visiones y misteriosas revelaciones, por si fueran “alumbradas”, es decir, adeptas a la secta mística que tanto preocupa al Santo Oficio, que la considera herética y relacionada con el protestantismo.
Y para hacer las averiguaciones pertinentes, De Castro ha nombrado a dos comisarios, un fraile dominico y un caballero de la Orden de Alcántara, con atribuciones especiales y secretas.
En medio de todo eso, una mujer se afana por unir lo presente y lo eterno; separar la verdad de la apariencia y vivir una fe auténtica y una espiritualidad pura: Teresa de Jesús, la figura más grande y universal de la España del XVI, que no obstante su fina intuición, su magistral escritura y su virtud probada, fue acosada por los inquisidores, algo que se ocultó en los siglos subsiguientes y que hoy, por fin, es sacado a la luz.
Un sacerdote enamorado de sus sacerdocio, con unas dotes extraordinarias, católico de cabeza y de corazón: convencido totalmente de la universalidad de la Redención obrada por Jesucristo y capaz, por tanto, de sanar y elevar todos los logros de la mente humana. Sus meditaciones eran especiales (?) eran no solo muy cultas, sino muy profundas, muy sugerentes, muy dramáticas. Y estaban cuidadosamente elaboradas.El volumen que el lector tienen entre sus manos da buena prueba de lo dicho. La manera de presentar la ascética tradicional que D. Juan Bautista practicaba (?) resulta muchas veces sorprendente. Amaba la paradoja. Las cosas pequeñas son lo único importante; el vino de las bodas de Caná, que casi nos da vergüenza - ¿cómo no emplea el Redentor su poder divino para hacer algo que valga verdaderamente la pena?-, nos hace entender hasta que punto Dios se ha hecho verdaderamente hombre, las risas y llantos del Niño Dios ya nos redimen; la mejor rectitud de intención es no tener intenciones?De mil maneras sacude a los que le escuchan y les abre así las asombrosas profundidades del misterio de ese Dios que se ha hecho carne para salvarnos.
Teresa de Calcuta ha dejado a su paso por la tierra una huella fuera de lo común, provocando ondas de tal magnitud que, tras su muerte, siguen expandiéndose por casi todos los países del mundo. ¿Qué había en ella? ¿Qué sucedió en esa mujercita minúscula para hacer lo que hizo, para vivir la vida que vivió, para desencadenar todo lo que ha desencadenado en reconocimientos desde las antípodas ideológicas, en tomas de conciencia, en actos de suma generosidad, en miles de seguidores que han decidido dejarlo todo ? a sí mismos incluidos? Varias razones justifican la osadía de proponer al lector un nuevo libro además de los ya escritos sobre la Madre Teresa. La primera y fundamental es la que sugiere el título, en el que a Teresa se le quita por delante el ?Madre? y toda referencia a su santidad o su caridad. Aquí, en efecto, el objeto de estudio es Teresa a secas, la Teresa persona detrás del personaje, más allá de la celebridad. De ahí el énfasis en sus orígenes y en su etapa de infancia y primera juventud en busca de las claves de sus actitudes posteriores. De ahí también el dedicar varios capítulos a ?retratarla? desde diferentes perspectivas para terminar cediendo la palabra a quienes la trataron de cerca. Un libro imprescindible para conocer de verdad a Teresa de Calcuta en el que el lector encontrará una primera parte biográfica, una segunda analítica y por último una selección de entrevistas inéditas con personas que tuvieron la inmensa fortuna de conocerla muy de cerca o de trabajar guiados por su carisma como el arzobispo emérito de Calcuta, postulador de su causa de canonización; su colaboradora, confidente y portavoz durante décadas; su médico y amigo; la primera persona a la que atendió en los suburbios; un miembro indio de la rama masculina del movimiento; su vecina musulmana; la monja más antigua de la congregación; unos adultos que fueron niños huérfanos recogidos por ella de la calle; y una doctora europea de la leprosería de Shantinagar, la única de todos ellos que no llegó a conocerla personalmente.
Se ha dicho de la parábola del hijo pródigo que es un evangelio dentro del Evangelio. A través de ella, Nuestro Señor nos dirige una emotiva llamada a la conversión en nuestra vida cristiana. Ofrece tres reflexiones tomadas de los Evangelios; la primera, sobre la parábola del hijo pródigo; la segunda sobre la dracma perdida, y la tercera sobre el sentido de la frase de Jesús: "Ahí tienes a tu Madre". A la primera cuestión presta el autor máxima atención, partiendo del conmovedor relato evangélico, que se reproduce íntegramente, para después examinar los aspectos más significativos. Chevrot se muestra magistral en sus comentarios, de una sencillez asombrosa, que se introducen con suavidad dentro de la conciencia. En definitiva, una obra escrita con brevedad sorprendente, plena de matices humanos y sentido sobrenatural, que no debe faltar en ninguna buena biblioteca de libros de espiritualidad.
Presentación del card. Marc Ouellet.
La mayoría de nuestros contemporáneos lo ignoran todo acerca de la acedia. Pocos son los que saben que es a ella a la que la tradición ha identificado con el famoso «demonio del mediodía», temido por los que están sufriendo la famosa «crisis de los cuarenta». Ahora bien, aunque el término acedia haya sido olvidado, sin embargo, el problema que encubre no ha desaparecido. Bastará con que nos sumerjamos en los deliciosos textos de los primeros monjes del desierto para darnos cuenta de ello. La propia expresión de «demonio del mediodía» habría de despertar en nosotros un estado de vigilia. En efecto, por lo general, el demonio está asociado a la noche y no al pleno día. ¿No sería, precisamente, ese carácter inesperado del demonio que ataca en pleno día el aspecto que haría de la acedia un mal especialmente temible? Si bien el sol del mediodía lo baña todo con su luz resplandeciente, la acedia, como mal os­curo, invade el corazón de aquel ser humano al que ataca, en la penumbra del hastío y en la noche de la desesperanza.
Este libro, con un estilo sencillo y directo, se presenta como la entrega, a un público muy amplio, de una prolongada investigación acerca de la acedia. El autor tuvo la intuición de que la acedia no afectaba únicamente a los monjes, sino que amenazaba también a todos los estados de la vida y perjudicaba directamente a la relación del hombre con Dios. A lo largo de sus páginas, el lector se siente interpelado y comprometido a reconsiderar los aspectos que conforman lo esencial de su existencia.
Dom Jean-Charles Nault es monje de la abadía benedictina de Saint-Wandrille desde 1988. Doctor en teología por el Pontificio Instituto Juan Pablo II de Roma, recibió de manos del cardenal Joseph Ratzinger, entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el primer premio Henri de Lubac por su tesis doctoral sobre la acedia, La Saveur de Dieu (2005). Desde 2009 es padre abad de Saint-Wandrille.
Una de las tres preguntas claves de nuestra existencia es ¿para qué estamos en este mundo? o ¿cuál es nuestro destino? Sin la visión del Cielo que lo aguarda, el hombre es como un gusano de seda encerrado en el capullo y muere de asfixia. Dar testimonio de la vida eterna, que Jesús Resucitado ha traído al mundo, es la mayor obra de misericordia que puede hacerse a los hombres de hoy, que corren de acá para allá como hormigas alocadas en el gran hormiguero del mundo. Descubrir la belleza inefable del Paraíso y desear que tome el mando de nuestro corazón; entender que no hemos venido al mundo para la tierra, sino para el Cielo. Así podemos pregustar la alegría sin fin, que es la meta de nuestra vida.