La exhortación apostólica Ecclesia in Africa se ciñe al itinerario de la Asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos, que reflexionó en profundidad acerca del tema: «La Iglesia en África y su misión evangelizadora hasta el año 2000». Arranca del momento histórico en que se celebró el Sínodo y examina sus objetivos, preparación y desarrollo. Se detiene luego en la situación actual de la Iglesia en África, recordando las distintas fases del compromiso misionero. Afronta, además, los diferentes aspectos de la misión evangelizadora con que la Iglesia ha de contar en el momento presente: la evangelización, la inculturación, el diálogo, la justicia y la paz, los medios de comunicación social. A la luz de las urgencias y desafíos que interpelan a la Iglesia en África en el umbral del año 2000, la Exhortación delinea las tareas del testigo de Cristo en África, con la mira puesta en una contribución más eficaz a la edificación del Reino de Dios. El documento finaliza señalando los compromisos de la Iglesia en África como Iglesia misionera: una Iglesia de misión que llega a ser ella misma misionera.
La Carta a las familias de Juan Pablo II, escrita con motivo del «Año Internacional de la Familia», es un documento original: por sus destinatarios directos, sin intermediarios, las familias; por su estilo coloquial, como el de un Pastor que se dirige paternalmente a unas familias reunidas en su derredor. Es un canto, lleno de -lirismo religioso, al amor conyugal y al amor familiar.
La carta resume, con claridad y selectividad, y en tono predominantemente positivo y esperanzador, las enseñanzas fundamentales de los grandes documentos de este siglo sobre la familia: la constitución pastoral Gaudium et spes, del Concilio Vaticano II (P. II, cap. 3); la encíclica Humanae vitae, y la exhortación apostólica Familiaris consortio.
Parte del misterio trinitario como modelo originario de la familia. Se halla penetrada de sentido bíblico y refleja amplia experiencia pastoral, con alusiones claras, sin sentido polémico, pero con firmeza, a los grandes males que amenazan a la familia en el momento actual.
La familia es el primero y más importante de los caminos de la Iglesia, según la carta. El problema reside, en último término, en la fidelidad al proyecto de Dios sobre la familia; lo cual exige necesariamente la oración de la familia, por la familia y en la familia. La familia se presenta, en la carta, como el centro y el corazón de la «civilización del amor», anhelo de la Humanidad en esta encrucijada histórica que nos sitúa ante las puertas del tercer milenio de la era cristiana.
La encíclica Veritatis splendor constituye la «carta magna de la moral cristiana». En este documento, que marcará el pontificado de Juan Pablo II, el Magisterio de la Iglesia expone las bases fundamentales de la doctrina moral, sin entrar más que de pasada en temas concretos, pero con la perspectiva de los desafíos de la nueva evangelización y de los grandes problemas controvertidos, en la actualidad, sobre cuestiones morales: ley moral y libertad; conciencia y verdad; autonomía de la conciencia y Magisterio; existencia de normas universales negativas que obligan siempre y sin excepción; opción fundamental y moralidad de las conductas concretas.
La Iglesia aparece en este documento como Madre llena de comprensión y, también, como Maestra que enseña con claridad y firmeza lo que es bueno y lo que es malo. La encíclica tiene un profundo enfoque bíblico, cristocéntico y pneumatológico, e integra todas las exigencias de la ley natural en la Ley nueva del Evangelio de Jesucristo. Exigirá, sin duda, a muchos moralistas una seria reflexión sobre sus planteamientos fundamentales, y se puede prever que será signo de contradicción por la fidelidad y firmeza de su doctrina, en la que brilla el esplendor de la verdad.
La encíclica Centesimus annus la tercera que el actual Pontífice dedica a temas sociales, ha sido promulgada para conmemorar el centésimo aniversario de la Rerum novarum. Este nuevo documento del magisterio social de Juan Pablo II ―que tan positiva acogida ha obtenido en la Iglesia y en el mundo― nos invita a echar una mirada retrospectiva a la histórica encíclica leoniana, proponiéndonos una relectura de su texto para descubrir de nuevo la riqueza y fecundidad de los principios fundamentales expresados por León XIII. Pero, sobre todo, nos invita a mirar al presente y al futuro, con el fin de actualizar y relanzar, ante el horizonte ya cercano del tercer milenio del cristianismo, la doctrina social de la Iglesia, cuya difusión pertenece a su misión evangelizadora y forma parte esencial del mensaje cristiano. Contienen estas páginas una llamada urgente a luchar solidariamente por la causa del hombre, es decir, por el desarrollo integral de la persona, en contra de aquellas ideologías que propugnan reducir al hombre a una dimensión puramente económica.
En la Instrucción sobre Algunos aspectos de la teología de la liberación ―6 de agosto de 1984― se anuncia el propósito de la Congregación para la Doctrina de la Fe de publicar un segundo documento. Cumplíase este anuncio el 22 de marzo de 1986, fecha en la que aparece la Instrucción sobre Libertad cristiana y liberación, que presenta el acervo doctrinal y práctico del pensamiento cristiano sobre esta vasta temática. Ofrecemos en este volumen el texto de las dos Instrucciones, porque ―como subraya la nota oficial que publicamos al principio de estas páginas― se trata de dos documentos complementarios y orgánicamente articulados, que se esclarecen mutuamente. Nos transmiten la voz del Magisterio auténtico de la Iglesia y contienen los criterios básicos en los que debe inspirarse una auténtica teología de la liberación, plenamente inscrita dentro de las coordenadas que Juan Pablo II trazó en el discurso inaugural de la Conferencia de Puebla: "Verdad sobre Cristo, verdad sobre la Iglesia y verdad sobre el hombre".
La encíclica Dominum et vivificantem, sobre el Espíritu Santo en la vida de la Iglesia y del mundo, se vincula con otros dos grandes documentos del magisterio de Juan Pablo II: Redemptor hominis, sobre Jesucristo, Redentor del hombre, y Dives in misericordia, sobre el amor misericordioso del Padre. Estas tres encíclicas constituyen, pues, una luminosa meditación sobre el misterio de la Santísima Trinidad. Ante los numerosos riesgos que ensombrecen el futuro del hombre y amenazan con arrancarle de su más verdadera esencia, el Papa nos urge a volver a las raíces de nuestra interioridad, que son, al tiempo, las fuentes de nuestra más auténtica creatividad como hombres y como cristianos. Nos exhorta a meditar el misterio de Dios uno y trino, que en sí mismo trasciende el mundo visible, pero que, a la vez, de manera admirable, lo penetra y vivifica desde dentro; el Dios oculto que, sobre todo, habita en el centro más íntimo del alma de todo bautizado. El índice temático ofrece al lector una excelente guía, no sólo para encontrar rápidamente un punto determinado, sino también para comprender la sólida articulación de los temas nucleares del pensamiento de Juan Pablo II.