La presente «Historia del cristianismo» es un renovador y ambicioso proyecto que, en cuatro volúmenes, reconstruye y documenta el devenir histórico del cristianismo, desde sus orígenes hasta el mundo contemporáneo. Se trata de una obra colectiva elaborada con una perspectiva ecuménica por especialistas en diversas materias: teólogos, filósofos, historiadores y filólogos.
Hablar de cristianismo —y en especial el del Medievo— implica remitirse a algo más que la mera sucesión de papas, por decisiva que haya sido la actuación de muchos de ellos. Supone recordar el conjunto de instituciones y dogmas a través de los que se aspiró a articular la vida y el pensamiento de una sociedad. Es también profundizar en lo que comúnmente se denomina espiritualidad: la fuerza codificadora de las normas de vida interior de una minoría de privilegiados en lo intelectual o en lo moral, pero también esa dinámica capaz de articular los sentimientos (¿mentalidades?) de la masa de fieles. Asimismo, es reconocer las inercias del pasado que hacen que con frecuencia el cristianismo sea un estrato religioso bajo el cual asoman viejos atavismos a los que oficialmente se define como supersticiones. Y es, finalmente, valorar intentos de renovación no siempre bien orientados por sus protagonistas y muchas veces mal entendidos por sus detractores: llamémosles reformas, herejías o disidencias.
La presente «Historia del cristianismo» es un renovador y ambicioso proyecto que, en cuatro volúmenes, reconstruye y documenta el devenir histórico del cristianismo, desde sus orígenes hasta el mundo contemporáneo. Se trata de una obra colectiva elaborada con una perspectiva ecuménica por especialistas en diversas materias: teólogos, filósofos, historiadores y filólogos.
El volumen inaugural de esta Historia, consagrado al cristianismo en el mundo antiguo, exhibe muchas de estas características. Sus autores abordan el primer cristianismo desde distintos ámbitos científicos (la teología, el hebraísmo y, por supuesto, la historia antigua), privilegiando una perspectiva no confesional, y teniendo muy en cuenta tanto sus orígenes semitas como su sólida implantación en los países orientales, tan alejados en ocasiones de la cultura clásica grecorromana. Al enfocarse el fenómeno cristiano desde una óptica multidisciplinar, adoptando una lectura histórica, se quiere no sólo superar la visión apologética del mismo, sino también poner de relieve su profunda incidencia en el entorno social.
Desde Aristóteles hasta Wittgenstein, todas las corrientes filosóficas se han ocupado de un modo u otro de la lógica, pero ha sido el espectacular desarrollo de la lógica durante este siglo el que ha incidido de modo irreversible sobre la filosofía y el filosofar actuales, de tal modo que se ha llegado a afirmar que sin lógica no se puede filosofar. La filosofía de la ciencia, la filosofía del lenguaje, la ética, la metafísica, la llamada ciencia cognitiva... son en la actualidad incomprensibles sin conocer las líneas esenciales por las que se desarrolla la lógica. Es más, la importancia de la lógica se ha dejado sentir en las más variadas disciplinas: las matemáticas, la lingüística e incluso la informática se ven hoy condicionadas por las conclusiones y los métodos lógicos.
El presente volumen de la Enciclopedia IberoAmericana de Filosofía es una introducción a la lógica, en particular a la lógica clásica y a las principales lógicas no-clásicas (lógica modal, lógica multivaluada, etc.). Cada artículo incluye un preámbulo histórico-filosófico, el desarrollo técnico de la lógica del caso y una exposición sobre el estado actual del tema (principales problemas actuales, perspectivas, etc.). Por último, y como en el resto de volúmenes de la Enciclopedia, se adjunta una bibliografía caracterizada por la selectividad y por la especial atención a los autores iberoamericanos destacados en el tema.
El presente volumen de la «Enciclopedia IberoAmericana de Filosofía» ofrece una amplia visión de los temas centrales de los que se ocupan hoy la teoría y la filosofía del derecho a través de los trabajos de destacados especialistas españoles y latinoamericanos. Quienes colaboran en este libro han dado sobrada cuenta de una comunidad científica sumamente activa, que no se ha limitado a receptar las teorías elaboradas en otras lenguas, sino que ha generado una valiosa producción propia.
A lo largo de la obra se aprecia la preocupación de la filosofía del derecho no sólo por los problemas teóricos, sino también por la realidad social a la que se aplican dichas especulaciones teóricas, resultando de tal modo un enfoque comprensivo de las diversas posibiliades y campos de interés del pensamiento jurídico. Los editores han procurado cubrir un amplio espectro de temas que se reflejan en la discusión filosofía actual, que van desde el análisis más general sobre los tipos de conocimiento relativos al derecho, las distintas teorías que sirven de marco para su estudio y los conceptos de que se vale la ciencia jurídica, hasta llegar a cuestiones relacionadas con la normatividad del derecho y sus relaciones con la moral y el poder, para finalizar con el estudio de los problemas de legitimidad característicos del derecho.
Los textos que aquí aparecen publicados han sido pensados también como instrumentos para el ámbito universitario, en el intento de facilitar a los profesores una obra estructurada con miras a la enseñanza de la materia y acercar a los alumnos nuevos materiales de estudio.
Esta obra plantea un recorrido por la filosofía moral, asunto tan vital como controvertido. Están, en primer lugar, las dos "auctoritates" que cualquier ética moderna tiene que tomar en consideración: Kant y Hegel. Tras estas referencias obligadas, surge la sospecha de que toda moral universal es un engaño, encontrando tanto a los 'maestros de la sospecha' (Marx, Nietzsche, Freud), como el existencialismo de Sartre o la desfundamentación que desde la filosofía analítica lleva a cabo Wittgenstein. No obstante, esto no ha significado el fin del discurso ético: de su renacer han sido responsables Rawls, con su «teoría de la justicia», Apel y Habermas, con su ética comunicativa post-ilustrada, sin dejar de mencionar a Maclntyre y su reivindiación del aristotelismo y nostalgia comunitarista, claro síntoma de la insatisfacción y perplejidades que acompañan a las filosofías morales contemporáneas.
Gracias a este volumen de la Enciclopedia IberoAmericana de Filosofía, podremos hace un recorrido histórico por las principales posiciones éticas y morales, llegando hasta el debate actual en el que nos enfrentamos a una posmodernidad que pone en duda la fundamentación misma de esta disciplina.
El cristianismo nace en un entorno cultural que es fruto de la confluencia de mundos muy diversos, y se expresa en el lenguaje y con las categorías polivalentes del mismo. Este volumen examina, en concreto, tanto sus raíces judías como su incardinación en el Imperio romano. Y lo hace no genérica o abstractamente, sino mediante el examen de uno de sus conceptos básicos, el de «filiación».
Difícilmente se encontrará en el pensamiento del cristianismo primitivo un concepto tan transversal como el de «filiación». Los campos de reflexión trinitario, cristológico, antropológico, eclesiológico, mariológico, escatológico..., están íntimamente relacionados con este concepto de «filiación» de contenido tan rico. A Jesucristo se le conoció como Hijo de Dios e Hijo del hombre, hijo de María, hijo de David, hijo de José. Se le dio, entre otros, el título de Unigénito (sin hermanos, pues) y el de Primogénito (de muchos hermanos). Era el Verbo Dios engendrado por el Padre. ¿Con arreglo a qué tipo de filiaciones se entendían tan variadas afirmaciones? La Antigüedad clásica y cristiana encerraba dentro de nuestro concepto de «filiación» un sinfín de especies. Los cristianos no vivieron en un mundo aislado, al margen de las diversas sectas judías del momento, o de las distintas escuelas filosóficas del Imperio, así como del contexto político y social, determinado en parte por el Derecho Romano. De ahí el interés en indagar, no sólo en el ámbito estricto de la teología o de la historia de la Iglesia, sino también en el de las disciplinas concomitantes de la Antigüedad, en una aproximación al tema que ofrece varias perspectivas.
En absoluto se pretende agotar con el intento recogido en este volumen todo el horizonte que despierta el estudio de la «filiación» en los inicios de la reflexión cristiana. No se trata de una publicación puntual y repentina, sino de un proyecto de futuro que pueda dejar como herencia un «corpus» de estudios acerca de la filiación. Que pueda constituir un punto de referencia y de enriquecimiento.
Dentro del vasto campo de estudio sobre «la filiación en los inicios de la reflexión cristiana», el presente volumen se centra fundamentalmente —aunque no sólo— en la figura de Jesucristo. El análisis se afronta desde distintos puntos de vista, profundizando en la cultura pagana, la religión de Israel y una parte de las primeras líneas cristianas de pensamiento.
Los círculos paganos no reducían la experiencia de la filiación al puro hecho de la generación natural de los hijos. La política de sucesión imperial, la instrucción pagana entre griegos y romanos son valiosas muestras de ello. ¿Tuvo acaso esta amplia idea de «filiación» sus repercusiones en la reflexión de los primeros teólogos? Por otro lado, la identificación de Jesús con el Mesías, hijo de Dios, ¿se situaba en contraste con todas las corrientes judías de entonces? Los cristianos no respondieron a estas y otras preguntas de modo unánime; la ortodoxia cristiana, reflejada en los evangelios y en las epístolas paulinas, tampoco exigió una férrea uniformidad en todos los casos. Además, han de contarse otras líneas de reflexión cristiana que, a la postre, fueron consideradas como heréticas y marginales.
A pesar de la relevancia cristológica de estas cuestiones, en un mundo como el de los primeros cristianos, la reflexión acerca de Cristo tuvo implicaciones inmediatas en el pensamiento antropológico, cosmológico, etcétera. Además, lo doctrinal, entre cristianos que viven lo que creen, se abre espontáneamente a lo sociológico, atañendo al campo de las ciencias humanas. En fin, los cristianos, inmersos en el mismo mundo que sus contemporáneos paganos, y en estrecha relación con las distintas sectas judías, reciben, rectifican o rechazan, según el caso, los distintos módulos corrientes de filiación, cuando no generan los propios.
Después de la publicación, en esta misma Editorial, del primer volumen de Filiación (2005), ve la luz este segundo, dando así continuidad al proyecto llevado a cabo por el Instituto San Justino que pretende ir configurando un corpus de estudios que sirva como punto de referencia para todos los que se interesan en el mundo de los primeros siglos cristianos.
Este último volumen de la Historia del cristianismo aborda el estudio del cristianismo en el mundo contemporáneo, es decir, desde la Revolución francesa, que marca el final de la estructura política del Antiguo Régimen, hasta los inicios del tercer milenio, un periodo marcado por el cambio, la secularización y la mundialización y, por tanto, de grandes retos para el mundo cristiano. La Ilustración, al cambiar la dirección del alma colectiva del hombre europeo, desencadenó, en nombre de la razón, un proceso de transformación económica, social y política cuyas consecuencias llegan hasta hoy; negó las creencias que fundaban la sociedad tradicional y las sustituyó por un nuevo proyecto de hombre y de sociedad opuesto al mundo cristiano; y, finalmente, rompió las fronteras de la Europa cristiana y sus colonias y amplió su horizonte de acción a todo el mundo en diálogo y confrontación con otras civilizaciones milenarias. ¿Cómo ha afrontado el cristianismo estos retos internos y externos y qué respuestas ha ido dando a lo largo del proceso? Ésta es la pregunta que guía estos trabajos.
Tres son los ejes que articulan el volumen: mundo contemporáneo, Modernidad y cristianismo. Mundo contemporáneo como referencia al periodo temporal que va desde la Revolución francesa hasta el inicio del siglo XXI, Modernidad en el doble sentido de conciencia histórica y de categoría sociológica, y cristianismo, analizado desde diferentes perspectivas: como cosmovisión y Ethos, inculturado en formas de vida, organizado en iglesias, grupos y movimientos sociales, y plasmado en múltiples manifestaciones artísticas, desde la arquitectura hasta el cine.
La presente «Historia del cristianismo» es un renovador y ambicioso proyecto que, en cuatro volúmenes, reconstruye y documenta el devenir histórico del cristianismo, desde sus orígenes hasta el mundo contemporáneo. Se trata de una obra colectiva elaborada con una perspectiva ecuménica por especialistas en diversas materias: teólogos, filósofos, historiadores y filólogos.
Este esfuerzo conjunto busca servir tanto de obra de referencia rigurosa y práctica en la docencia e investigación universitarias, como de introducción científicamente fiable al conocimiento del cristianismo histórico por parte del lector culto, conjugando la sencillez narrativa con un contenido crítico y abundante en datos históricos. Se propone, así, romper con la inveterada tradición que durante siglos ha confinado la historia de la Iglesia y del cristianismo a las facultades eclesiásticas de teología, e intenta salvar el empobrecedor eurocentrismo que ha venido lastrando su tratamiento científico.
Este tercer volumen de la «Historia del Cristianismo» se dedica a la Edad Moderna. A comienzos del XVI se puede hablar de una continuidad en la unidad intelectual de la cristiandad latina. Sin embargo, empiezan ya a percibirse grandes diferencias en el comportamiento y en la práctica religiosa de los europeos del momento, lo que supondría un claro síntoma de la ruptura religiosa tras la aparición de la Reforma luterana. Como resultado surgió una Europa plural en cuanto a creencias religiosas, con un alto precio en persecuciones y guerras religiosas, resultado del afán por encontrar una nueva expresión del sentimiento religioso más de acuerdo con las Sagradas Escrituras, que tuvo en los humanistas sus más preclaros defensores. Daba comienzo una fase en la que el factor religioso comenzó a pertenecer al ámbito privado, y entró en un proceso de secularización de la mano del análisis, la reflexión y la crítica amparados por el Humanismo y la sociedad científica que avanzaba de modo irreversible hacia la desacralización de la sociedad con el Siglo de las Luces.