Orígenes es el teólogo más agudo y profundo de los primeros siglos de la Iglesia, y así se presenta en estas homilías, rescatadas para la posteridad por la traducción al latín de san Jerónimo. Son 39 piezas, 33 de ellas sobre los cuatro primeros capítulos "la infancia de Jesús, su genealogía y los primeros pasos de su vida pública" y seis dedicadas a otros pasajes del mismo evangelista, lo que ha llevado a sospechar que esta traducción no sea completa y suscitado el interés por compilar comentarios de Orígenes al mismo Evangelio diseminados en diversas fuentes antiguas y que probablemente formarían parte del original perdido. En este volumen se recogen los 91 pasajes que hoy se consideran auténticos.La actividad exegética de Orígenes se inserta en una tradición cuyas fuentes son la predicación de la sinagoga judía y la diatriba de la época helenística tal como era practicada por el neoplatonismo. Sobre esos precedentes el teólogo alejandrino desarrolla una teoría hermenéutica que supera la letra y penetra en el sentido figurado y alegórico de un texto. Para él, a menudo se debe partir de la primera, pero lo decisivo es penetrar en el significado ético y alegórico del pasaje bíblico, donde radica la fuerza de la Sagrada Escritura, la gracia, que el oyente o lector experimenta más cuanto más penetra en su sentido último.Orígenes pretende edificar a sus oyentes o lectores para que su conducta se impregne cada vez más del espíritu de los libros sagrados.Estas homilías destacan por su cristocentrismo y su piedad mariana. También son dignos de resaltar el papel relevante del precursor, los ángeles y el demonio en el plan divino de la Redención.La presente traducción es la primera edición íntegra de esta obra que se publica en castellano.
Orígenes de Alejandría (185-253) es uno de los autores más relevantes para el desarrollo del pensamiento cristiano y para la historia de la teología.
El doctor alejandrino elaboró una síntesis que buscaba dar una respuesta ante múltiples desafíos:
mostrar que la razón no es incompatible con la fe;
demostrar la continuidad entre Antiguo y Nuevo Testamento;
afirmar la unidad del género humano;
indicar la relevancia del libre albedrío;
defender la realidad humana de Jesús, el hijo de María;
hacer ver la novedad de Jesucristo y
señalar la necesidad de profundizar en la Escritura, para evitar una fe irracional.
Todos estos complejos desafíos, afrontados simultáneamente, probaron a fuego una teología que debió responder de modo simple y radical a los problemas fundamentales del hombre frente a Dios.
Todas las homilías de Orígenes nos permiten conocer su técnica exegética y su modo de comprender la Biblia; y éstas, sobre el profeta Isaías, contienen interesantes elementos de teología: la interpretación trinitaria de la visión de los dos serafines, tan relevante en el desarrollo de la teología, tiene aquí una de sus expresiones más acabadas; asimismo, la trascendencia divina, la cristología, el significado de la vocación cristiana y del progreso espiritual, entre otros temas, son abordados en estas nueve homilías siguiendo el texto bíblico del profeta Isaías.
Además, estas homilías contienen algunos interesantes datos históricos que iluminan la vida litúrgica y doméstica de las comunidades cristianas del siglo iii. La presente traducción es la primera edición íntegra de esta obra que se publica en lengua castellana.
Orígenes de Alejandría nace alrededor del año 185. A él se debe un cambio irreversible en la historia del pensamiento cristiano al fundamentar la teología en la explicación de las Escrituras. Realiza una interpretación sistemática del pasaje bíblico descubriendo las diversas dimensiones de la Escritura: la “literal”, la “moral”: qué debemos hacer para vivir la palabra; y por último, el sentido “espiritual”, o sea, la unidad de la Escritura, que en todo su desarrollo habla de Cristo.
Al final de su vida, Orígenes escribió en Cesarea de Palestina estas Homilías que Rufino tradujo al latín. Superada la literalidad judía, capta la enjundia de la palabra de Dios en la alegoría cristiana. Intenta «sacar agua de los pozos». El Señor puso en ellos, debajo de la letra, un sentido recóndito, místico, que es preciso recuperar. El Alejandrino, padre de la exégesis cristiana, utiliza la simbología, la etimología de vocablos y el simbolismo de las cifras, en línea con la gematría de los judíos.