Ningún diálogo de Platón (c. 427 - 347 a. C.) ha sido tan leído, estudiado y comentado a lo largo de la historia como Fedón, que no es una mera serie de preguntas y respuestas sin otro objeto que poner en evidencia el error de una teoría o la verdad de un principio, sino una composición de distinto género, en la que, en medio de los incidentes de un argumento principal, se proponen, discuten y resuelven problemas complejos, que interesan a la vez a la psicología, a la moral y a la metafísica. Obra sabia, en la que están refundidos, con profunda intención, tres objetos muy diferentes (el relato histórico, la discusión y el mito), Fedónes tan rico de contenidos, que el apelativo de sobre el alma que le dio la Antigüedad parece quedársele pequeño. Desde luego, la parte fundamental del diálogo se destina a los argumentos a favor y en contra de la inmortalidad del alma, pero el Fedón contiene, además, el esbozo de la doctrina de las ideas, toda una teoría del conocimiento, la formulación de un ideal de vida y, dando unidad a todo ello, el maravilloso relato de los últimos momentos de Sócrates. Con este diálogo, Platón pretendió dejar, cual legado, un documento de cómo el filósofo se enfrenta con el momento supremo de la existencia: la muerte
Entre la reflexión filosófica y la teoría psicológica, Platón (c. 427 - 347 a. C.) nos ofrece con el Banquete una brillante y elaborada exposición de su teoría de los afectos. El diálogo, perteneciente al período de madurez, en el que el filósofo ateniense se interesa por la esencia ontológica de diversas ideas, presenta una estructura sencilla. Con motivo de una celebración en casa de Agatón, Erixímaco propone tras la comida que cada comensal realice un discurso en honor de Eros. Este particular escenario permite a Platón analizar, en toda su magnitud y complejidad,la naturaleza caleidoscópica del Amor. A través de seis discursos que encuentran su eje en este sentimiento, el autor desmenuza sus múltiples facetas: la naturaleza divina de Eros, sus diversas formas y manifestaciones, sus designios y anhelos, o su incidencia en la vida humana. Por estas páginas desfila, en suma, la consistente doctrina del amor platónica que constituye en sí misma su exaltación. La extensa producción de Platón alcanza con el Banquete una de sus cumbres y, con ella, lo hace también el conjunto del pensamiento occidental.<br/
984 páginas
Creador de mitos fundamentales, como el de la caverna, instauró asimismo conceptos filosóficos esenciales: Justicia, Verdad, Belleza o Bien en su proverbial teoría de las Ideas. Su obra está plagada de conversaciones chispeantes y laberínticas, de irónicos discursos o graves sentencias, así como de imágenes poéticas y hasta de un tenue halo de erotismo.
Estudio introductorio de Antonio Alegre Gorri.
Largo tiempo se ha debatido si lo que expone Platón (c. 427-347 a.C.) en el Timeo se debe interpretar literalmente o bien se trata de un análisis de todas las fuerzas que actúan en el mundo en clave de argumento literario. El Timeo es la obra cosmológica de Platón inserta en su proyecto político. En ella presenta al demiurgo, el divino creador, el hacedor de los dioses inferiores, del alma del universo y de la parte inmortal del alma humana. Un hacedor bueno que siempre tiene como modelo las Formas, independientes de la esfera contingente y perecedera. La función del demiurgo es ordenar el caos del mundo sensible, y para ello dotará al universo de alma, principio del movimiento. El Timeo constituye una fundamentación natural de la ética y la política al tiempo que una base ontológica para la física.