La Misa es una cita indispensable en la vida del cristiano. Pero es también un misterio, al que podemos aproximarnos cada día más. ¿Cómo entender mejor lo que allí sucede? ¿Cómo participar con más fruto? Son preguntas que debería formularse a menudo todo cristiano, encaminadas a descubrir en la belleza de la liturgia tantos matices que hablan de adorar, agradecer, pedir o desagraviar. En este libro, el autor ofrece abundantes pistas para obtener un mayor fruto de este Sacramento, evitando los peligros de la rutina y el sentimentalismo. Explica también el significado de cada gesto, de los colores litúrgicos y de los ornamentos, de las lecturas y la plegaria eucarística, de la comunión y de la presencia de Santa María. Ricardo Sada, sacerdote mexicano de la Prelatura del Opus Dei, es ingeniero informático y doctor en Teología. Ordenado en 1981 y con una larga experiencia como predicador y director espiritual, es autor de varios libros (entre ellos, Consejos para la oración mental, en esta misma colección) y conocido por su página www.medita.cc, que publica diariamente meditaciones en audio.
La oración es algo muy personal. Y misterioso. Más allá de cualquier técnica, se ora como se es. Y más allá de cualquier empeño personal, la oración es un don, que Dios concede cuando se lo pedimos: "Enséñanos a orar…", piden a Jesús sus discípulos.
Acudiendo a los escritos de los grandes orantes de la historia y a la experiencia de diversas personas, el autor nos ofrece aquí pistas para aprender a comunicarse con Dios a diario: la importancia del silencio, la paz interior y el recogimiento, saber escuchar, orar con la Escritura, pasar ratos ante la Eucaristía, etc.
Ricardo Sada Fernández, sacerdote mexicano de la Prelatura del Opus Dei, es ingeniero informático y doctor en Teología. Ordenado en 1981 y con una larga experiencia como predicador y director espiritual, es autor de varios libros, y conocido por su página www.medita.cc, que publica diariamente meditaciones en audio.
Cinco vía crucis para rezar en silencio. ¿Por qué cinco? ¿Por qué en silencio? Cinco, o cincuenta, o quinientos. Y es que siempre podemos acompañar de modo nuevo a Jesús cuando camina hacia el Calvario. Y en silencio, porque así se nos facilita sintonizar con el Corazón de Quien revela un Amor particular en cada estación. La práctica del Vía Crucis, de antigua raigambre cristiana, encontrará en estas páginas luces y fuegos que iluminen y enciendan la vía dolorosa de un Dios que muere por salvarnos.
El mayor misterio que ha aparecido sobre la faz de la tierra es Jesús de Nazaret. Mina de infinitos tesoros en la que por más que hondemos jamás le hallaremos fi n. El presente escrito intenta mostrar algunos de esos filones, deseando facilitar el acceso a la sublimidad del conocimiento del Señor Jesús (Flp 3, 8). Como figura histórica, resulta preciso destacar el sentido permanente de esa dimensión. Pero Cristo resucitó, y por eso no se queda circunscrito al ayer: nos encontramos con Él hoy, en un descubrimiento personal amoroso. Además, sus palabras y sus acciones constituyen parte esencial de su Persona, y por eso las guardamos en nuestro corazón (Lc 2, 19). E igualmente valen las representaciones artísticas, así como las argumentaciones de los teólogos que buscan clarificar conceptos. El discurso es inagotable y siempre insuficiente. Pero también siempre nuevo y siempre apasionante.