El autor se plantea interrogantes de gran actualidad sobre los que intenta proyectar alguna luz: ¿Son compatibles la fe y la razón? ¿Facilita una adecuada preparación intelectual el asentimiento religioso a la Revelación divina? ¿Es la Iglesia (memoria viva del Señor Jesús) mediación necesaria para la salvación eterna? ¿Cabe un verdadero diálogo interreligioso sobre bases racionales? El lector descubrirá vías para pensar estos temas, en el contexto de los intereses culturales contemporáneos (teatro, cine, novela) y en el marco de los debates filosóficos más recientes.
Este volumen incide en uno de los aspectos más interesantes de los actuales debates historiográficos: la cuestión religiosa en la independencia de la América hispana, y, más en particular, la implicación de la jerarquía eclesiástica y del clero secular y regular en el proceso. El americanismo reconoce el importante papel del clero en la revolución, tanto por su compromiso con la elite ilustrada que dirigió la marcha de los acontecimientos, como por el papel dirigente que tradicionalmente había desempeñado en las sociedades coloniales del Antiguo Régimen. De este modo, muchos eclesiásticos contribuyeron de forma relevante a la conformación jurídica de las nuevas naciones, que surgieron así corno repúblicas católicas, al menos en sus primeros momentos. En todo caso, los nuevos dirigentes políticos, con muy pocas excepciones, reconocieron la absoluta necesidad de respetar a la Iglesia y la religión católicas corno uno de los elementos clave para lograr la unidad de los muy diferentes grupos sociales en torno al nuevo proyecto republicano.
En dos partes, ofrece el marco de la vida católica de la Latinoamérica del XIX y el ciclo concordatorio, así como la teología que legitimó las guerras de independencia. Se dedica un capítulo a los movimientos mesiánicos de Brasil.