Puede decirse que este manual es un verdadero "mapa", una auténtica "brújula" para adentarse en el profundo -y para nosotros, cristianos del Occidente, en gran parte desconocido- mundo de la espiritualidad cristiana oriental, la cual sin duda está llamada a fecundar nuestro cristianismo occidental.
Este libro no habla de Dios, habla desde Dios. No discute el misterio: nos introduce en él. Con la sabiduría espiritual que sólo una larga vida de estudio y oración puede dar, nos lleva al corazón de la Custodia adorable en la que vivimos, nos movemos y existimos, llevándonos de la mano de la luz iluminadora de las Sagradas Escrituras, de los textos de los Padres y de los grandes misterios de la fe: pensamientos, humildes y ardientes a un tiempo, lanzados hacia el abismo, eco de experiencias vividas y compartidas en la caridad.
El cristianismo no es simplemente una religión que cree en Dios y trata de unirse con El. Es la revelación de que Dios se ha hecho hombre. De manera simple, pero profunda, típica de este autor, recoge de la tradición espiritual de los que han creído en Cristo, algunos aspectos de la figura del Salvador que han inspirado la actualidad del mensaje evangélico a través de los siglos
Nuestro mundo busca padres y los expresa también con sucedáneos. También por esto -o sólo porque es la Persona trinitaria que envía y que, por tanto, permanece en el silencio fuera del tiempo-, el Padre es quizá la Persona divina con los rasgos más difíciles de describir. A esto se dedica este librito. El autor, después de haberse detenido en Cristo y en el Espíritu, ahora con palabras simples, pero teológica y espiritualmente profundas, nos introduce en lo que constituye el corazón de la revelación de Cristo y del Espíritu: el amor del Padre.
Partamos de un hecho: los fundadores de las distintas familias religiosas no fueron "ideólogos", sino "padres". Tuvieron "hijos", y por ellos pasaron a la historia. Ahora, ¿por qué siguen manteniendo contacto con sus "padres espirituales" y no les basta tener por guía al Espíritu Santo? A parte de motivos ascéticos, el motivo principal radica en que esa "paternidad espiritual" crea de hecho un tipo de amistad indiscutible. Pues bien, este libro nos concreta y explica detenidamente los rasgos característicos de la "paternidad espiritual" de San Ignacio de Loyola, así como sus vínculos con los antiguos "padres espirituales" del cristianismo.
Los monjes han desempeñado un papel decisivo en la concepción de la vida espiritual en las Iglesias de Oriente. Desde su origen la vida monástica fue la imagen de la vida cristiana auténtica. Su valiente huida del mundo, su ascesis rigurosa, su trabajo, todo esto tiende hacia la meta misma del bautismo: purificar en el hombre la imagen de Dios para vivir en Cristo por obra del Espíritu hasta alcanzar la plena divinización. El Monacato en el Oriente Cristiano forma parte, junto con la Espiritualidad del Oriente Cristiano y la Oración en la tradición del Oriente Cristiano, de la trilogía de P. Spidlík sobre la espiritualidad del cristianismo oriental.