Antes del Vaticano II no existía un tratado de Moral Fundamental. La moral católica era conce-bida sobre todo como una Casuística, es decir, como un sistema para solucionar casos de con-ciencia en función de la confesión. Después del Vaticano II la moral católica recuperó el estatuto teológico que había perdido. Ello exigió crear un nuevo tratado: el de Moral Fundamental, en el que han de exponerse las bases racionales y teo-lógicas del obrar moral cristiano. Esta obra es una de las propuestas más comple-tas y mejor oganizadas de Moral Fundamental. Presenta los fundamentos del obrar moral cristia-no en torno a tres núcleos:+ La teologalidad: radicando la moral cristiana en el Misterio trinitario.+ La eclesialidad: señalando el ámbito eclesial de la moral cristiana.+ La mundanidad: enfatizando el diálogo entre la ética racional y la moral cristiana. A estos tres núcleos temáticos se añade una doble exposición acerca de:+ La epistemología teológico-moral o los lugares del discuruso telóligco moral.+ El paradigma teológico-moral con el que pensar las implicaciones éticas de la fe. Es difícil que el lector no se sienta satisfecho después de hacer un recorrido tan sistematizado y tan completo por las bases racionales y teoló-gicas de la ética cristiana.
El concilio Vaticano II (1962-1965) fue el acon-tecimiento eclesial más importante del siglo XX. Surgió de una inesperada y sorprendente deci-sión del papa Juan XXIII y fue conducido a tér-mino bajo la guía del papa Pablo VI.
Dentro de la abundante bibliografía acerca del Vaticano II, la presente obra ofrece una aporta-ción peculiar y novedosa. Interpreta el aconteci-miento como la propuesta de un nuevo estilo de presencia de los cristianos en el mundo de hoy. Hablando en lenguaje académico, la lectura que se hace del Concilio corresponde al campo discipli-nar de la Teología Pública.
El contenido de esta obra está organizado en cuatro secciones:
– En la primera se pretende captar el significado histórico-teológico del Concilio. Se otorga especial importancia a las dos grandes cuestiones que preocupan hoy: la recepción del Concilio por par-te de la Jerarquía y la hermenéutica por parte de los teólogos.
– La segunda sección está dedicada al análisis de temas conciliares concretos: la relación Iglesia-mundo, las cuestiones de moral, el cambio de pa-radigma en la consideración del matrimonio y de la familia.
– En la tercera sección se expone el corazón de la propuesta de la Teología pública según el es-píritu del Vaticano II: la presencia pública del cris-tiano en una sociedad “oficialmente” no cristiana.
– En la última sección se ofrece un elenco bi-blio-gráfico suficientemente amplio sobre los di-versos aspectos del concilio Vaticano II.
–Estudio del s. XV:
En la primera sección se recogen aportaciones del nominalismo teológico (Juan Gersón, etc.), del Quattrocento italiano (Antonino de Florencia, etc.), de la prerrenacentista universidad de Salamanca (Tostado, etc.) y de la recién fundada universidad de Lovaina.
En la segunda sección se subrayan las sensibilidades morales provenientes del humanismo italiano y castellano: la ética escrita “para” y “por” las mujeres, los “espejos morales de príncipes” y el êthos vinculado a la literatura del amor, de la muerte y de libros de caballería.
–Análisis de la amplia producción teológico-moral del s. XVI:
En dos secciones se presentan los autores, las obras y temática moral del Renacimiento tomista, de la Escuela de Salamanca y, en general, de la segunda Escolástica.
Las tres siguientes secciones analizan sin prisa la vertiente moral de tres grandes movimientos del espíritu: el humanismo europeo, la reforma y laespiritualidad. A los Padres impulsores de lareforma protestante se les dedica una sección específica. La última sección se fija en algunos factores negativos de esos “tiempos recios”: laInquisición, el Índice, la expulsión de judíos y moriscos, la limpieza de sangre, la caza de brujas
El autor, siguiendo las orientaciones historiográficas actuales, hace un redescubrimiento de la moral durante el largo periodo de la Cristiandad medieval (ss. VIII-XIV). Ha puesto particular énfasis en subrayar la conexión entre moral y espiritualidad, llevando esa conexión al mismo título general del volumen. La consideración propiamente teológica se ve enriquecida con abundantes referencias a las manifestaciones literarias, artísticas y simbólicas del éthos medieval. Es también de destacar la presencia de la perspectiva de género en la hermenéutica de la vida y de los textos relacionados con la moral.
La exposición de la moral medieval se desarrolla por medio de una introducción, cinco secciones y una conclusión general:
- Introducción: intereses e instrumentos culturales de la Edad Media.
- De Alcuino de York a Anselmo de Aosta (ss. VIII-XI). - La moral de las "escuelas" (s. XII).
- Madurez epistemológica del discurso teológico (s. XIII). - El reino del nominalismo (s. XIV).
- Temas transversales y perspectivas complementarias.
- Conclusión: temas emergentes en la Teología Moral medieval.
La Edad Media es un periodo decisivo para la constitución del discurso moral. Aparece la Ética filosófica como disciplina independiente. Y la Ética teológica adquiere el mismo estatuto epistemológico del saber teológico general.
La presente Historia de la Teología Moral viene a colmar una carencia. Faltaba una exposición amplia y bien organizada sobre el devenir de la reflexión teológico-moral. Este autor lo hace con la visión sistemática que posee de todo el campo de la moral cristiana.
El lector constatará que se trata de una historia integral de la moral cristiana: se combinan los textos con la vida; se relaciona la moral con las restantes disciplinas teológicas, sobre todo con la espiritualidad y la pastoral; a los documentos propiamente teológicos se le añaden otros de la literatura, del arte, de la simbólica; el texto moral concreto es relacionado con la biografía del autor y los dos, texto y autor, con las coordenadas de tiempo y espacio.
En este tomo se analiza y expone el contenido moral que aparece en la literatura eclesiástica del llamado Cristianismo Antiguo, período correspondiente a la época patrística. Esta época constituye uno de los momentos privilegiados de la moral cristiana, tanto en lo que ésta tiene de vida como en lo que tiene de reflexión. La forma de vida cristiana recibe su configuración decisiva en los primeros siglos de la Iglesia. Por su parte, la reflexión teológico-moral tiene sus inicios en los escritos de esta época