Edición preparada y presentada por Javier Melloni, SJ.
Esta obra anónima, compuesta por un monje de Montserrat entre 1510 y 1555, puede haber jugado un papel estratégico en el pasaje del ámbito monástico al secular, de la tradición benedictina a la tradición ignaciana. En ella se da un concentrado de los grandes maestros de la espiritualidad medieval, así como podría tratarse de un manual del que se valió Ignacio de Loyola durante su estancia en Montserrat y Manresa para beber del legado que le precedía y aportar, a partir de él, sus elementos de novedad. Con esta obra nos acercamos a la intrahistoria, palabra acuñada por Unamuno para expresar que la gran historia se juega en los silenciosos episodios de la pequeña historia. Vivimos un tiempo propicio para caer en la cuenta de las interdependencias. No necesitamos afirmarnos negando al otro, sino recibiéndonos del otro.
Juan de Ávila soñó ser misionero en Nueva España. Vendió su patrimonio y lo dio a los pobres, preparándose para el viaje. Pero el Consejo de Indias en Sevilla le cortó los vuelos. ¿Sacerdote secular?, ¿solo? Así no van misioneros al Nuevo Mundo. ¿Qué hacer con las alforjas repletas de tanta semilla? Los años 1520-1525 son de abundante cosecha en Alcalá: platonismo, artes clásicas, biblia, teología en triple vía (tomismo, escotismo, nominalismo de G. Biel). También escuela de oración individual. Juan de Ávila terminó siendo un profundo teólogo y un gran místico. Es autor de breves y preciosos tratados sobre el amor de Dios, la Eucaristía, el sacerdocio, el Espíritu Santo, y de cartas exquisitas de dirección espiritual. Pronunció largos sermones al pueblo e importantes pláticas a los jesuitas. Pero su obra literaria por antonomasia se llama «Audi, filia», fruto maduro del silencio pasado en la cárcel de la Inquisición, tesoro de la Iglesia como libro de dirección espiritual y gloria de las letras españolas, enjoyada con textos de la Biblia, que Juan «sabía de coro» (de memoria). ¡Dichosos aquellos que pueden ahora leerlo!ß
El Cristo de San Damián constituye una preciosa joya de arte y obra de profunda teología. Pero esta maravilla no ha sido aún descubierta ni gustada, tal como nos invita el salmo: «Gustad y ved qué bueno es el Señor». Para hacer conocer las insondables riquezas del Señor se escribe este libro, que constituye un trabajo de seria investigación, de larga maduración y de contemplación de un creyente-poeta. Este Crucifijo de San Damián es único porque representa el misterio pascual completo de Cristo: a la vez muerto, resucitado, subiendo a los cielos y derramando el Espíritu Santo. También ilumina el misterio de la Iglesia, tal como se aprecia en los personajes congregados a la sombra de un Cristo de la fraternidad. El autor se sirve de los escritos de San Juan como clave hermenéutica fundamental para explicar el Crucifijo. Acude, sobre todo, a su mejor intérprete: Francisco de Asís. Su vida entera y fecunda obra sólo se entienden desde el Crucifijo que le habló: «Francisco, repara mi casa que, como ves, esta en ruinas».
Francisco Contreras Molina, sacerdote claretiano, es catedrático de la Sagrada Escritura en la Facultad de Teología de Granada. Es autor de numerosos libros de exégesis bíblica, en especial de Apocalipsis, y al mismo tiempo poeta con diversos poemarios publicados.
Edición preparada por Juan Esquerda Bifet. Presentación de Jorge Juan Fernández Sangrador.
San Juan de Ávila (1499-1569) fue sacerdote del posconcilio. No fue el único, pero su influencia se dejó sentir en grandes personajes, como Juan de Dios, Francisco de Borja, Pedro de Alcántara, Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús, Juan de Ribera, Tomás de Villanueva, Carlos Borromeo y Luis de Granada. Patrono del clero secular español, este sacerdote ejemplar, a quien Teresa de Jesús calificó como «columna de la Iglesia», continúa siendo en la actualidad modelo de atención y dedicación editorial. Prueba de ello es este selecto volumen, que ofrece un compendio de su doctrina sobre el ejercicio del ministerio sacerdotal.
Edición preparada por Mª Encarnación González Rodríguez, Postuladora de la Causa del Doctorado de San Juan de Ávila.
«Este libro es una obra de colaboración nacida del reconocimiento, el afecto, la admiración e incluso el seguimiento del Maestro Ávila. Porque, sin duda alguna, Juan de Ávila atrae. Atrajo mucho en su tiempo, hasta el punto de ser consejero y maestro no solo de grandes santos, sino también de un buen número de hombres y mujeres entre los que escuchaban su palabra, anclada siempre en la Palabra de Dios. Atrajo entonces, ha continuado atrayendo a lo largo de los siglos que nos separan de él y atrae también hoy. En todos los artículos habla el cariño, el afecto, la admiración y, por supuesto, el conocimiento de este Doctor de la Iglesia que supo aunar en magnífica concordia la más sólida y exquisita preparación académica con la más auténtica llaneza y sencillez. Que propuso un camino de santidad a todo género de personas tanto en el recogimiento de las iglesias y los conventos como en el bullicio de las calles, los mercados o las plazas. Que acertó a poner adecuadas palabras a la única Palabra que invariablemente transmitía en su enseñanza. Que hizo oración y vida su consejo y su predicación. Que fue maestro de santos, instrumento de sonadas conversiones, orientador de conciencias y guía seguro para todo el pueblo de Dios» (M.ª ENCARNACIÓN GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, Postuladora de la Causa del Doctorado de San Juan de Ávila).
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Introducciones de Luis Mª. Mendizábal. Transcripciones y notas de Ignacio Iparraguirre, Cándido de Dalmases y Manuel Ruiz Jurado
La Autobiografía y el Diario espiritual contienen la quintaesencia de la vivencia religiosa de San Ignacio de Loyola. Hay entre esas dos obras una íntima vinculación: representan la proyección exterior y la dimensión interior del itinerario del santo. Son como las dos caras de una misma moneda.
La Autobiografía responde a las instancias de los compañeros de Ignacio, que le urgían a que contara cómo el Señor le había guiado a lo largo de su accidentada existencia. El Diario espiritual, en cambio, nos habla de su peregrinación interior. Viene a ser como una mirada al microscopio por la que se aprecia la densidad espiritual del camino ignaciano.
Edición preparada por Fabriciano Ferrero y Francisco J. Tejerizo
San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), obispo, fundador de la Congregación de Misioneros Redentoristas y doctor de la Iglesia (1871), fue proclamado por el Pío XII "patrono de confesores y moralistas". Creador de publicaciones y actividades apostólicas, su misión eclesial continúa vigente en centros académicos, así como en la pluma y la oración de moralistas eminentes.
En los cuatro tratados que forman este libro, San Alfonso enseña también caminos de perfección y de ascenso a la cima de la unión con Dios. El núcleo central de la espiritualidad alfonsiana es Jesucristo, manifestación suprema del amor de Dios al hombre, que pide a su vez respuesta de amor en el mismo Cristo. En este sentido, San Alfonso va de la mano de Santa Teresa de Jesús, "mi abogada" -dice él-. San Juan de la Cruz, San Francisco de Sales y muchos autores más fluyen de la pluma del santo Doctor, que recurre con frecuencia a los textos de la Sagrada Escritura.
Hoy desean saber muchos cómo se realiza la «noche oscura» en cada santo. Intuyen que se vive de manera muy diversa según las diferentes vocaciones y personas. ¿Cómo la vivió santa Ángela de la Cruz? ¿Cuándo? ¿Por qué estos distintos designios de Dios? ¿Es noche sin claridades o hay claridades que alumbran y dan esperanza en medio de la noche? Noche y aurora. Dar respuesta a estas preguntas es lo que pretende este libro, en cuanto el misterio de Dios lo permita en el caso de una santa tan popular como Ángela de la Cruz, madre de los pobres, maestra de espíritu por el camino de la Cruz.
Manuel Ruiz Jurado, ha sido presidente del Instituto de Espiritualidad y profesor de espiritualidad ignaciana en la Pont. Univ. Gregoriana de Roma, así como miembro del Instituto Histórico de la Compañía de Jesús. Es autor de varios libros de historia, teología y espiritualidad, como El discernimiento espiritual; Para encontrar la voluntad de Dios. Guía de Ejercicios espirituales, y Donde bajar es subir. Biografía espiritual de sor Ángela de la Cruz.
Ofrece este primer volumen de las Obras selectas de san Francisco de Sales algunos de sus escritos espirituales fundamentales: la Introducción a la vida devota, una selección de sus Sermones y las Conversaciones espirituales. Ellos nos acercan e introducen en el corazón de la espiritualidad salesiana: una espiritualidad del amor de Dios. El valor y actualidad de la Introducción siguen vigentes porque, en ella, el obispo de Ginebra propone la santidad a todos los cristianos, de cualquier condición y en cualquier situación en la que se encuentren. En los Sermones se puede apreciar su caridad pastoral, su dinamismo misionero, su celo por la salvación de las almas y, al mismo tiempo, huyendo de toda retórica, su sencillez y amabilidad. Las Conversaciones espirituales recogen un con-junto de coloquios íntimos, llenos de frescura y espontaneidad, que el obispo mantuvo con sus Hijas de la Visitación en los comienzos de la fundación, en los que explica el sentido y esencia de la vida religiosa.
Selección de textos de Antonino Tonna-Barthet. Traducido sobre la edición de 1929 por Francisco de Mier; y actualiza por Miguel Fuertes Lanero en 1994 para la segunda impresión de la BAC.
El presente volumen recoge los mejores y más significativos pensamientos de San Agustín en torno a la vida cristiana. En estas páginas hallará el lector la quintaesencia de la espiritualidad agustiniana, expresada en un riquísimo acervo de ideas y sugerencias diseminadas a lo largo y ancho de la inmensa obra del Doctor de la Gracia. Toda persona trabajada por la inquietud interior, preocupada por la búsqueda de Dios y por el sentido auténtico de la existencia del hombre en este mundo, encontrará aquí una respuesta –siempre fresca y diamantina– a sus más acuciantes y profundos interrogantes.
La selección está hecha magistralmente. Los diversos pensamientos sobre una materia han sido recopilados para formar un cuerpo de doctrina. Para ello, el compilador ha espigado en todas las obras del Santo, pero principalmente en los Sermones, Cartas y Exposiciones de los Salmos y otros libros de la Sagrada Escritura.
Las páginas de este libro nos adentran en el pensamiento y en la vida de Francisco de Asís. Se recogen en ellas los Escritos del propio santo; la Leyenda mayor, de san Buenaventura, que muestra en toda su grandeza la personalidad del Poverello; y las Florecillas, una de las obras maestras de la literatura universal, que conserva toda la frescura de los entrañables relatos de la vida de san Francisco de Asís.
Esta obra es una contribución a la reflexión teológica actual. Pero sus páginas no se limitan a una exposición rigurosa de la historia y la teología del discernimiento espiritual, sino que nos ofrecen también los criterios necesarios para su aplicación en los diversos campos de la vida cristiana. Por esta razón, es un libro que no puede faltar en la mesa del teólogo y del estudioso de la historia de la espritiualidad; pero representa también una ayuda inestimable para el guía espiritual, para el director de Ejercicios y para el creyente instruido que desa poder dar cuenta de su fe y orientarse, con verdadero sentido cristiano, en medio de los problemas del mundo en que vivimos.
Manuel Ruiz Jurado, jesuita, es profesor emérito y ha sido presidente del Instituto de Espiritualidad de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Especialista en espiritualidad ignaciana y en historia de la espritualidad, es conocido en la BAC por las Obras de San Ignacio de Loyola y por su libro Para encontrar la voluntad de Dios. Guía de ejercicios espirituales (2002).