Interesantes reflexiones sobre la misteriosa y multiforme realidad del sufrimiento, que a todos nos une, llevándonos a través de la variada y enriquecedora multiplicidad de caminos que el hombre ha recorrido para responder con sensatez y responsabilidad a este interrogante, grande y universal. Un interrogante que nace de un grito que es raíz y vértice de toda búsqueda humana.
En clave de lectura unitaria que imprime su sello a las fragmentarias meditaciones aquí propuestas. Por ser hijo del hombre, Jesús sufre, y sufre tanto que la imagen que mejor le representa es la del crucificado en el madero del Gólgota. Por eso, cada uno de nosotros puede sentirse uno con ÉL.
En este libro estaba trabajando el cardenal Špidlík poco antes de morir. No es un texto sistemático sobre la vocación; se trata más bien de unas «reflexiones útiles» para leer y meditar sobre la misión particular que Dios tiene para cada persona, ya sea en medio del mundo, formando una familia, dedicándose al sacerdocio o en una comunidad religiosa.
Si la vocación es el canal por el que absorbemos la vida terrena y mortal en nuestra vida oculta con Cristo en Dios, entonces serán especialmente eficaces las reflexiones de un sabio anciano a las puertas de su encuentro definitivo con Dios. Tienen además el atractivo de estar escritas con el estilo fresco e inmediato propio del autor, en forma de preguntas.
Podemos imaginarnos a un joven planteando a un anciano estas preguntas, que reflejan las objeciones, la resistencia y la comprensión restrictiva de la fe propias de un mundo que ya no es religioso. Y aunque la pregunta sea ingenua o esté mal planteada, permite reconducir a una perspectiva de fe desde la cual poder mirar mi vida y propone una pedago­gía que, con un lenguaje sencillo y sabio, introduce los contenidos fundamentales del misterio cristiano y de la gran tradición.
Camino de Emaús, Jesús les explica la verdad a los discípulos, y el corazón les ardía. Pero al final las palabras no bastan, y dicen: «¡Quédate con nosotros!». Necesitan la presencia viva de la persona. Esta imagen es extraordinariamente moderna: la filosofía contemporánea apunta al personalismo; más allá de las ideas abstractas, insiste en el contacto físico: la relación solo puede darse gracias a un cuerpo, una voz, algo concreto. La eucaristía es el sacramento de la presencia personal de Cristo en todo lo que existe, en la vida, en lo que comemos y en lo que vivimos. Ante los dramas de hoy, hemos de volver a descubrir la eucaristía como presencia del sacrificio de Cristo, actualización de su muerte y resurrección. Pero la eucaristía es también divinización: llevamos al altar un pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, y recibimos a cambio el mismo pan, pero consagrado. Del mismo modo estamos llamados a llevar al altar nuestra vida tal como es y a recibirla nueva de manos de Dios. Ahí está el secreto para transformar nuestra vida personal y la historia humana.
Este libro es fruto de un experimento: comunicar a estudiantes universitarios de las más variadas disciplinas lo esencial del discurso teológico. Un discurso cuya palabra e inteligencia (lógos) parten de la experiencia de Dios, que se hace accesible a través del seguimiento de Jesús dentro de la comunidad de sus discípulos. Se trata de plasmar en palabras, de forma consciente y crítica, el significado de lo que ya se vive en la fe, mostrando que el acto de creer está plasmado, en sí mismo y hasta el fondo, por Aquel en quien se cree. Este es el hilo conductor de los diferentes temas que se irán sucediendo: un viaje desde la fe como respuesta responsable hacia su Objeto o, mejor dicho, su Sujeto: el Dios que se dice en Jesucristo, diciéndose a sí mismo y a nosotros en él.
Presentamos las 26 catequesis del papa Francisco sobre la fe, pronunciadas en sus audiencias de los miércoles entre abril y diciembre de 2013.
Con ellas cerramos el ciclo de las catequesis para el Año de la fe que inició Benedicto XVI y que habían quedado interrumpidas a raíz de su renuncia, publicadas por Ciudad Nueva bajo el título Deseo de Dios
Siguiendo la estela de su antecesor, en estas catequesis Francisco ha recorrido el Credo, se ha detenido en el misterio de la Iglesia a la luz del Vaticano II y se ha fijado en María como imagen y modelo de la Iglesia.
El Papa establece en cada audiencia un diálogo directo con las personas reunidas en la Plaza de San Pedro, en particular con los jóvenes, a los que interpela y cuya respuesta espera.
A partir de ahí, describe y profundiza en una fe que se apoya en el amor y la confianza, que requiere paciencia y misericordia con uno mismo y con los demás y que construye una Iglesia «de puertas abiertas».
«La fe es un acto personal –dice el Papa–. Pero la fe la recibo de otros, en una familia, en una comunidad… La fe es un regalo de Dios que se nos da en la Iglesia y a través de la Iglesia. […] Amo una Iglesia no cerrada en su recinto, sino capaz de salir, de moverse, incluso con algún riesgo, para llevar a Cristo… a los extremos confines de la tierra».
Después de la buena acogida que tuvieron los dos volúmenes publicados por Ciudad Nueva con las catequesis de Benedicto XVI sobre los Padres de la Iglesia, la presente obra ofrece las nuevas catequesis sobre las grandes figuras, tanto hombres como mujeres, que a lo largo de la época medieval embellecieron e iluminaron la Iglesia.
Aunque Ciudad Nueva es reconocida sobre todo por la difusión de la literatura patrística, no ha tenido ningún empacho en recoger en el presente volumen estas catequesis del periodo medieval, pues la claridad del lenguaje y la singular pedagogía con las que el papa ilumina este periodo de la vida de la Iglesia han hecho difícil sustraerse a la tentación de publicarlas y de darles la difusión que se merecen.
Si hubiera que calificar con una palabra el contenido de estas enseñanzas, posiblemente el término más adecuado sería «luminosas». Y es que, mediante estas lecciones, el Papa no hace sino mostrarnos a estos maestros y místicas que, como los grandes ventanales de una catedral gótica, han arrojado una poderosa luz sobre el interior de la iglesia, sobre el misterio de la iglesia: de la Edad Media y de todos los tiempos.
br> Completa el volumen una síntesis cronológica de los siglos IX al XV.
De la presentación:
Bernardo de Claraval, Francisco de Asís, Domingo de Guzmán, Tomás de Aquino, Buenaventura, Alberto Magno, Catalina de Siena, Hildegarda de Bingen, Brígida de Suecia, Clara de Asís… son algunas de estas figuras que como verdaderos testigos de la fuerza transformadora del Evangelio, han gritado con sus vidas que Cristo puede alumbrar la desesperanza del momento.
Y Benedicto XVI no lo hace con la teoría o con un razonamiento lógico impecable –a los que nos tiene ya acostumbrados–, sino a través de la vida de hombres y mujeres que ya han sido alcanzados y transformados por esa luz renovadora.
Benedicto XVI decía en 2008:
«Solamente desde dentro, desde la experiencia de la fe y de la vida eclesial, es como vemos a la Iglesia tal como es realmente: llena de gracia, esplendorosa por su belleza, adornada por los múltiples dones del espíritu.