Un lúcido análisis periodístico sobre los problemas de la Iglesia La crisis que está atravesando el pontificado de Benedicto XVI ya viene de lejos. El escándalo de los sacerdotes pedófilos y los muchos cristianos que "abandonan" la Iglesia no es algo que haya surgido de repente. Se trata de una crisis espiritual, causada por el declive de la vida de fe y de la moral. Una crisis institucional, que interpela a los episcopados y a la Curia romana. Una crisis en las relaciones con la modernidad, con la cultura laica. Sin embargo, además de ser un acto de acusación y de indignación, este libro es también un acto de amor hacia la Iglesia por parte de un cristiano que, como otros muchos creyentes y no creyentes, desea el inicio de una gran reforma y un regreso a aquella revolución, que se quedó a medias, del concilio Vaticano II.
Esta obra hace referencia a la historia de la iglesia entre los siglos VIII y XV. El hilo conductor de la argumentación es la universalización porque, a lo largo de este período, la iglesia se fue “implantando” en todos los continentes, a través de las cruzadas, conquistas y patronatos. En consecuencia con esto se habla de la iglesia imperial, la revolución mendicante, la politización de la sede pontificia, la presencia de los pobres como situación que interroga, etc. Y se analiza también el tema de la reforma, acontecimiento sucedido al final de este período histórico.