Como teólogo, sacerdote y autor, Hans Küng ha servido a la Iglesia católica durante toda su vida. En este tiempo ha conocido papados muy distintos. Ahora echa la vista atrás y escribe sobre «sus» siete papas: «experiencias muy individuales que yo personalmente, de forma ya directa, ya indirecta, he vivido con los últimos siete papas».
Pero Küng no se limita a elaborar con maestría y soltura el retrato de cada una de estas siete personalidades, pues hace a la vez una valoración crítica de sus respectivos pontificados. La experiencia necesariamente viene iluminada por «conocimientos a menudo no convencionales, pero justificables, de los que me he ido percatando en el curso de mis estudios, prolongados durante años, de la historia de los papas y de la ideología papal».
Así, experiencias y conocimientos adquieren en este testigo de su tiempo, observador y actor privilegiado, el rango de un balance de la época que desemboca en una reflexión final: «¿Qué papado tiene futuro?».
Ha sido providencial que el cardenal Jorge Mario Bergoglio, «venido del fin del mundo» —de ese Gran Sur donde están los pobres de la Tierra y vive la mayoría de los católicos— haya escogido, elegido papa, el nombre de Francisco. Francisco de Asís sintió la llamada a restaurar la Iglesia de su tiempo que estaba en ruinas para devolverla a la tradición de Jesús. Esa misma inspiración mueve ahora a Francisco, obispo de Roma: una Iglesia pobre y para los pobres, humilde, sencilla, con olor a oveja y no a flores de altar.
En una Iglesia que vuelva a ser hogar espiritual, el papa ha de ser pastor antes que autoridad eclesiástica; ha de presidir más en la caridad y menos con la frialdad del derecho canónico; tiene que ser más hermano entre otros hermanos aunque con responsabilidades diferenciadas. Tras el largo invierno eclesial, el papa Francisco recupera la frescura y la fragancia del Evangelio que caracterizaron al «Pobrecillo de Asís», desde el cuidado y la relación fraterna con todos los seres, no por encima, sino al pie de cada ser.
El mapa mundial del cristianismo ha sufrido una gran transformación en las últimas décadas. Como nunca hasta ahora, en sus dos mil años de historia, el cristianismo se ha convertido en una religión «global». La presente obra documenta, por primera vez, la historia del cristianismo en Asia, África y América Latina de forma comparada. La selección de las fuentes arranca a mediados del siglo xv, con la expansión de los reinos ibéricos de Portugal y Castilla, y termina con la determinante fecha de 1989-1990, que significa el final de la Guerra Fría y la confrontación de las Iglesias del hemisferio sur con nuevos desafíos.
Durante mucho tiempo, la historia del cristianismo en Asia, África y América Latina ha sido percibida, sobre todo, desde la perspectiva misionera occidental. Las fuentes documentadas en esta obra intentan, en cambio, llamar la atención sobre las muchas iniciativas locales y las experiencias e improntas específicas del cristianismo en el contexto de las diferentes culturas en dichos continentes.
Este libro ha sido concebido, en primer lugar, para la enseñanza académica (y el estudio personal) de la historia de la Iglesia y de la misiología. Pero también será de utilidad para los estudiantes y profesores de la historia de la expansión europea, de ciencias de la religión y de las diferentes disciplinas que se ocupan de los continentes aquí tratados.
La presente «Historia del cristianismo» es un renovador y ambicioso proyecto que, en cuatro volúmenes, reconstruye y documenta el devenir histórico del cristianismo, desde sus orígenes hasta el mundo contemporáneo. Se trata de una obra colectiva elaborada con una perspectiva ecuménica por especialistas en diversas materias: teólogos, filósofos, historiadores y filólogos.
Hablar de cristianismo —y en especial el del Medievo— implica remitirse a algo más que la mera sucesión de papas, por decisiva que haya sido la actuación de muchos de ellos. Supone recordar el conjunto de instituciones y dogmas a través de los que se aspiró a articular la vida y el pensamiento de una sociedad. Es también profundizar en lo que comúnmente se denomina espiritualidad: la fuerza codificadora de las normas de vida interior de una minoría de privilegiados en lo intelectual o en lo moral, pero también esa dinámica capaz de articular los sentimientos (¿mentalidades?) de la masa de fieles. Asimismo, es reconocer las inercias del pasado que hacen que con frecuencia el cristianismo sea un estrato religioso bajo el cual asoman viejos atavismos a los que oficialmente se define como supersticiones. Y es, finalmente, valorar intentos de renovación no siempre bien orientados por sus protagonistas y muchas veces mal entendidos por sus detractores: llamémosles reformas, herejías o disidencias.
La presente «Historia del cristianismo» es un renovador y ambicioso proyecto que, en cuatro volúmenes, reconstruye y documenta el devenir histórico del cristianismo, desde sus orígenes hasta el mundo contemporáneo. Se trata de una obra colectiva elaborada con una perspectiva ecuménica por especialistas en diversas materias: teólogos, filósofos, historiadores y filólogos.
El volumen inaugural de esta Historia, consagrado al cristianismo en el mundo antiguo, exhibe muchas de estas características. Sus autores abordan el primer cristianismo desde distintos ámbitos científicos (la teología, el hebraísmo y, por supuesto, la historia antigua), privilegiando una perspectiva no confesional, y teniendo muy en cuenta tanto sus orígenes semitas como su sólida implantación en los países orientales, tan alejados en ocasiones de la cultura clásica grecorromana. Al enfocarse el fenómeno cristiano desde una óptica multidisciplinar, adoptando una lectura histórica, se quiere no sólo superar la visión apologética del mismo, sino también poner de relieve su profunda incidencia en el entorno social.
Este último volumen de la Historia del cristianismo aborda el estudio del cristianismo en el mundo contemporáneo, es decir, desde la Revolución francesa, que marca el final de la estructura política del Antiguo Régimen, hasta los inicios del tercer milenio, un periodo marcado por el cambio, la secularización y la mundialización y, por tanto, de grandes retos para el mundo cristiano. La Ilustración, al cambiar la dirección del alma colectiva del hombre europeo, desencadenó, en nombre de la razón, un proceso de transformación económica, social y política cuyas consecuencias llegan hasta hoy; negó las creencias que fundaban la sociedad tradicional y las sustituyó por un nuevo proyecto de hombre y de sociedad opuesto al mundo cristiano; y, finalmente, rompió las fronteras de la Europa cristiana y sus colonias y amplió su horizonte de acción a todo el mundo en diálogo y confrontación con otras civilizaciones milenarias. ¿Cómo ha afrontado el cristianismo estos retos internos y externos y qué respuestas ha ido dando a lo largo del proceso? Ésta es la pregunta que guía estos trabajos.
Tres son los ejes que articulan el volumen: mundo contemporáneo, Modernidad y cristianismo. Mundo contemporáneo como referencia al periodo temporal que va desde la Revolución francesa hasta el inicio del siglo XXI, Modernidad en el doble sentido de conciencia histórica y de categoría sociológica, y cristianismo, analizado desde diferentes perspectivas: como cosmovisión y Ethos, inculturado en formas de vida, organizado en iglesias, grupos y movimientos sociales, y plasmado en múltiples manifestaciones artísticas, desde la arquitectura hasta el cine.
La presente «Historia del cristianismo» es un renovador y ambicioso proyecto que, en cuatro volúmenes, reconstruye y documenta el devenir histórico del cristianismo, desde sus orígenes hasta el mundo contemporáneo. Se trata de una obra colectiva elaborada con una perspectiva ecuménica por especialistas en diversas materias: teólogos, filósofos, historiadores y filólogos.
Este esfuerzo conjunto busca servir tanto de obra de referencia rigurosa y práctica en la docencia e investigación universitarias, como de introducción científicamente fiable al conocimiento del cristianismo histórico por parte del lector culto, conjugando la sencillez narrativa con un contenido crítico y abundante en datos históricos. Se propone, así, romper con la inveterada tradición que durante siglos ha confinado la historia de la Iglesia y del cristianismo a las facultades eclesiásticas de teología, e intenta salvar el empobrecedor eurocentrismo que ha venido lastrando su tratamiento científico.
Este tercer volumen de la «Historia del Cristianismo» se dedica a la Edad Moderna. A comienzos del XVI se puede hablar de una continuidad en la unidad intelectual de la cristiandad latina. Sin embargo, empiezan ya a percibirse grandes diferencias en el comportamiento y en la práctica religiosa de los europeos del momento, lo que supondría un claro síntoma de la ruptura religiosa tras la aparición de la Reforma luterana. Como resultado surgió una Europa plural en cuanto a creencias religiosas, con un alto precio en persecuciones y guerras religiosas, resultado del afán por encontrar una nueva expresión del sentimiento religioso más de acuerdo con las Sagradas Escrituras, que tuvo en los humanistas sus más preclaros defensores. Daba comienzo una fase en la que el factor religioso comenzó a pertenecer al ámbito privado, y entró en un proceso de secularización de la mano del análisis, la reflexión y la crítica amparados por el Humanismo y la sociedad científica que avanzaba de modo irreversible hacia la desacralización de la sociedad con el Siglo de las Luces.