Hugo Rahner trató de mostrar que la espiritualidad de san Ignacio está vinculada a toda la gran tradición de la Iglesia y se ha desarrollado vitalmente a partir de ella.
Introducción, de Pablo Cervera
Los estudios sobre Ignacio tenían, en último término, la finalidad de ilustrar el parentesco metahistórico existente entre la religiosidad moderna y las figuras y obras de espiritualidad de la Iglesia antigua. Así pues, el objetivo científico que configura mis obras es, una y otra vez, la verdad de que, en la Iglesia, lo radical y originario también puede siempre volver a hacerse nuevo y de que el presente vive de la corriente circulante que desde Pentecostés baña e impregna a la humanidad.
El propósito [de este libro] lo puedo describir con una palabra: servir en la Iglesia. La palabra servicio es sagrada; encierra en sí todo un mundo de valores que ascienden como en escalones sucesivos hasta llegar al más alto del que la criatura es capaz: el servicio de Dios. Pero es una palabra que ha sido manipulada con el fin de generar esclavos del Estado, manipulando también así a la persona misma que se muestra dispuesta a servir. Por eso, aquellos en quienes está despertando una nueva finura del alma no quieren ni siquiera oír hablar de la palabra servicio, que se ha convertido en sinónimo de la impotente actitud servil de un esclavo o del deber ejecutado sin amor. Hoy tenemos que consagrar de nuevo este servicio, mostrando que todavía hay un reino, uno solo, en el que el hombre cristiano puede realizar su servicio como siervo alegre y libre, como noble soldado: el reino de Dios en la Iglesia.
Hugo Rahner
Este libro está escrito con la intención de estimular al cristiano en su fe y en la forja del carácter, pues la Iglesia está más necesitada que nunca de seguidores fieles a Jesucristo en todas las encrucijadas de la sociedad. A ellos dedica el autor estas páginas: a quienes quieren formar ideales auténticos y están dispuestos a trabajar mucho, a quienes buscan levantarse tras sus caídas, ser libres para amar y probar el amor puro, a quienes quieren aprender a escuchar, amar la cruz y querer más a sus amigos..., a quienes buscan recomenzar una vez más. Y sobre todo a los jóvenes, esperanza de la Iglesia.
Cinco vía crucis para rezar en silencio. ¿Por qué cinco? ¿Por qué en silencio? Cinco, o cincuenta, o quinientos. Y es que siempre podemos acompañar de modo nuevo a Jesús cuando camina hacia el Calvario. Y en silencio, porque así se nos facilita sintonizar con el Corazón de Quien revela un Amor particular en cada estación. La práctica del Vía Crucis, de antigua raigambre cristiana, encontrará en estas páginas luces y fuegos que iluminen y enciendan la vía dolorosa de un Dios que muere por salvarnos.
Traducción castellana, introducciones y notas de Vicente Martínez-Blat, ocd.
Santa Isabel de la Trinidad es una de las figuras místicas más importantes del siglo XX. Contempo -ránea y coterránea de santa Teresa de Lisieux, ambas carmelitas contemplativas y, desde su claus-tro, prolíficas y profundas escritoras espirituales. A pesar de que la Iglesia solo ha otorgado el título de Doctora a la santa de Lisieux, es indudable que el magisterio de la de Dijon posee evidentes quilates espirituales y que su influjo en la Iglesia es de una acreditada trascendencia.
Ya escribió sobre ella el teólogo Hans Urs von Balthasar cuando ni siquiera había sido beatificada: «La estructura del universo espiritual de Isabel, el contenido y el estilo de su pensamiento teológico son de una densidad, de una consistencia perfecta». Y san Juan Pablo II, refiriéndose a ella, dijo: «Entre los santos de Francia que ejercieron la mayor influencia en mi vida, Isabel de la Trinidad es un admirable testigo de la gracia del bautismo cumplida en un ser que la acoge sin reservas: nos ayuda a encontrar a nuestra vez las formas de oración y entrega».
La BAC publica ahora en español, íntegra y críticamente, las Obras completas de santa Isabel. Sus escritos han sido siempre —y especialmente en nuestros días— una apremiante llamada a la interioridad y, en concreto, a la experiencia de la inhabitación trinitaria. La lectura de estas páginas resultará, sin duda, un auténtico alimento espiritual para los lectores ávidos de crecer y ahondar en su vida cristiana.
Los salmos son las palabras que Dios introduce en la boca del hombre para enseñarle a hablar con Él, como hace un padre con su hijo. En las iglesias de Siria, al libro de los Salmos le llaman el corazón de Dios. Nuestros hermanos mayores, los judíos, y los primeros cristianos aprendieron a rezar con estas oraciones inspiradas por Dios, que el mismo Jesús empleó para orar. Estos poemas reviven las promesas salvadoras de Dios realizadas en la historia del pueblo elegido y, al mismo tiempo, apuntan hacia el Mesías que las cumplirá definitivamente. Todo el Antiguo Testamento anticipa y prepara los misterios de la Nueva Alianza realizada por Jesucristo, pero los salmos aluden de una manera continua, aunque variable, a la persona del Salvador. En este libro se comentan con detalle veintiún salmos, para ayudar a los lectores a encontrar en esas oraciones el eco de la vida y las enseñanzas de Jesucristo, de modo que las palabras de esos poemas les sirvan para escuchar a Dios y para comunicarse con Él.
"Desearía que estas páginas ayudasen a la oración e invitasen a un contacto más directo con Jesucristo", escribe Mons. Fernando Ocáriz en la presentación de este libro compuesto por 120 textos breves, que acompañan a meditar el Evangelio con actitud contemplativa y de escucha.
El autor adopta la perspectiva de quien reza como "hijo". La filiación divina del cristiano (saberse y considerarse hijos de Dios) aparece en los escritos de Mons. Ocáriz como una fuente de significados que tocan y transforman al creyente.
En la oración, el sentido de filiación, lejos de representar un eslogan repetido mil veces, llega a convertirse en un impulso y una presencia en nuestra vida cotidiana. Nos vamos identificando así con Jesús, "Hijo del Padre".
Conocer a Jesucristo y estrechar los lazos con él, desbordará en una relación más verdadera con Dios-Padre y desearemos responder como hijos a la vocación al amor a los demás, a la libertad y a la alegría.
Mons. Fernando Ocáriz (París, 1944) fue nombrado prelado del Opus Dei en 2017 por el Papa Francisco. Tras cursar los estudios universitarios en Barcelona, se trasladó a Roma para realizar los de teología. Es físico, teólogo, profesor universitario, autor de libros y artículos especializados y consultor de diversos dicasterios de la Santa Sede. En sus viajes pastorales alrededor del mundo, ha adquirido un profundo conocimiento de la Iglesia universal. En especial, goza de una visión esperanzada de la misión del laicado, esos millones de mujeres y hombres que desde las circunstancias en las que viven comparten el dicho de Pablo: "¡Ay de mí si no evangelizara!" (1 Co 9, 16).
En este libro, el silencio sale discretamente del claustro para convertirse en compañero de viaje de cuantos, desperdigados por las calles del mundo, desean recogerse en su interior y nutrirse en el fresco manantial de la Palabra. El estilo de A. M. Cànopi está inspirado en la lectio divina: invita al lector a abrirse a una escucha viva y adentrarse en el diálogo interior en el que el Espíritu hace oír su voz y da su paz. Es un libro para sorberlo a lo largo del camino, cuando el andar se vuelve fatigoso y el corazón se siente más sediento.
Es libro habla de una cosa que le resultaría sumamente necesaria a la gente de nuestros días, tan pendiente de palabras y rumores: la recuperación del silencio como dimensión in­terior e irrenunciable del hombre
Anna Maria Cànopi (1931-2019), fundadora del Monasterio Mater Ecclesiae, del que fue abadesa durante cuarenta y cinco años, es ampliamente conocida coma autora de varios libros sobre espiritualidad bíblica y monástica, además de ser considerada una destacada estudiosa de la literatura patrística.
Tít. orig.: Silenzio. Esperienza mistica della presenza di Dio.
Traducción de Norberto Núñez, osb.