La Teología Moral Fundamental se ocupa de los fundamentos del ser y del obrar moral del cristiano. Su objeto son los actos libres del bautizado, creado a imagen de Dios y redimido en Cristo. La perspectiva desde la que considera esos actos es la relación que guardan con la salvación o fin último del hombre. Son dos los propósitos que han presidido la redacción de este libro: proporcionar una ayuda a los interesados en el conocimiento de la Teología Moral Fundamental; y contribuir a poner en práctica la invitación del Concilio Vaticano II a exponer esa ciencia de modo renovado. Los principales destinatarios de este Manual son los que comienzan los estudios teológicos. Eso explica que los autores se ciñan a los aspectos centrales de cada tema, sin distraer la atención con desarrollos pormenorizados, debates, tratamientos paralelos, etc., de modo que los alumnos adquieran una formación que les capacite para adentrarse críticamente en las cuestiones tratadas.
Newman tiene el don de sugerir planteamientos de valor permanente y de plena modernidad, al hilo de cuestiones que enriquecieron el debate intelectual y doctrinal de su época.
La Carta al Duque de Norfolk, escrita para rebatir las críticas ofensivas del político Gladstone a los católicos, está considerada hoy como uno de los textos más luminosos de la literatura cristiana acerca de la conciencia moral.
Los escritos de Newman tienen un notable sentido práctico, y manifiestan el empeño pastoral de su autor. Gracias a su capacidad para anticiparse a cuestiones teológicas hoy de plena actualidad, Newman goza de una notable influencia en la Iglesia católica, también como precursor del Concilio Vaticano II.
John Henry Newman es el más conocido de los conversos al catolicismo en la Inglaterra victoriana. Nació en Londres en 1801. En Oxford llegó a ser preceptor del Oriel College y rector de Santa María, la capilla universitaria. Fue uno de los líderes del llamado Movimiento de Oxford, formado por profesores y clérigos que combatían la influencia laicista en el anglicanismo. Se adhirió a la Iglesia católica en 1845, fue ordenado sacerdote y en 1879 León XIII le hizo cardenal.
¿Es razonable vivir moralmente? ¿De dónde proviene la experiencia del deber? ¿La moral es universal? ¿Hay que seguir siempre la propia naturaleza? ¿Qué significa perfeccionarse como persona? ¿Qué añade la fe a la moral? ¿Hay una moral de la sociedad? ¿Tiene algo que decir la fe en el ámbito público? ¿La fe y la razón se oponen o se ayudan?
El s. XVII ha tenido mala prensa: se lo ha llegado a llamar “siglo maldito”. Sin embargo, sin el s. XVII no existiría “modernidad” ni “ilustración”. Es el siglo del Barroco. Para España, es el Siglo de Oro de las letras. Dos orientaciones condicionan el pensamiento moral del s. XVII lacrisis de la razón (Descartes y Spinoza) y lavictoria del rigorismo.
El volumen se organiza en cuatro momentos y en nueve secciones:
El paradigma de la moral casuista:significado del s. XVII (sección 1.ª) y el paradigma casuístico (sección 2.ª).
Lectura ética del siglo XVII: variación en la ética filosófica (sección 3.ª); la moral vinculada a las expresiones de la cultura barroca (sección 4.ª); en especial a las manifestaciones literarias del Siglo de Oro español (sección 5.ª).
El discurso teológico-moral entre el laxismo y el rigorismo: la crisis de los sistemas morales (sección 6.ª); impronta jansenista en la gran confrontación con el jesuitismo (sección 7.ª); la producción teológico-moral que se da al margen de las grandes confrontaciones (sección 8.ª).
La estrecha relación entre espiritualidad y moral, sobre todo en las grandes personalidades del Grand Siècle francés (sección 9.ª).
M.Vidal demuestra que sí y lo hace con un detallado repaso al trabajo de teólogos, escritores, artistas y autores europeos. Un movimiento que influyó notablemente en la moral católica de esos años y detallado en los posteriores.
Presupuestos antropológicos fundamentales sobre los que se asienta la estructura de la sexualidad humana y la comunicación entre varón y mujer; están en la base de la ética sexual de inspiración cristiana.
«La responsabilidad frente a la vida empieza allí donde surge la vida humana, en la intimidad de la unión corporal entre el hombre y la mujer. Cuando el amor corporal -la sexualidad- se convierte estructuralmente en un acontecer en el que la dimensión de la responsabilidad frente a la procreación de nueva vida ya no desempeña un papel constitutivo, porque el propio comportamiento sexual ha sido privado voluntaria y conscientemente de esa dimensión mediante una medida anticonceptiva, tiene que quedar modificada necesariamente también la actitud hacia la vida y su surgimiento.
Es verdad que en cierto sentido la suerte ya está echada. Nuestras sociedades desarrolladas son, ya desde hace largo tiempo, sociedades en las que la anticoncepción, la medicina reproductiva y el aborto, y pronto quizá también la clonación terapéutica y la investigación consumidora de embriones, son realidades que gozan de reconocimiento en mayor o menor medida. Pero esto no es razón alguna para dejar de estudiar su problemática ética. Al contrario. La patología de una sociedad en la que estos modos de comportamiento son realidades reconocidas quizá no se entienda correctamente hasta que se proporcionen desde el punto de vista ético los correspondientes criterios de enjuiciamiento.»
Martin Rhonheimer, autor de numerosos libros y artículos sobre su especialidad, es profesor de Ética y Filosofía política en la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, en Roma. Ha estudiado Historia, Filosofía, Ciencias Políticas y Teología en Zürich y Roma. Es Doctor en Filosofía. Fue ordenado sacerdote en 1983. Antes desarrolló actividades de investigación en las universidades de Zürich y Friburgo (Suiza).
–Estudio del s. XV:
En la primera sección se recogen aportaciones del nominalismo teológico (Juan Gersón, etc.), del Quattrocento italiano (Antonino de Florencia, etc.), de la prerrenacentista universidad de Salamanca (Tostado, etc.) y de la recién fundada universidad de Lovaina.
En la segunda sección se subrayan las sensibilidades morales provenientes del humanismo italiano y castellano: la ética escrita “para” y “por” las mujeres, los “espejos morales de príncipes” y el êthos vinculado a la literatura del amor, de la muerte y de libros de caballería.
–Análisis de la amplia producción teológico-moral del s. XVI:
En dos secciones se presentan los autores, las obras y temática moral del Renacimiento tomista, de la Escuela de Salamanca y, en general, de la segunda Escolástica.
Las tres siguientes secciones analizan sin prisa la vertiente moral de tres grandes movimientos del espíritu: el humanismo europeo, la reforma y laespiritualidad. A los Padres impulsores de lareforma protestante se les dedica una sección específica. La última sección se fija en algunos factores negativos de esos “tiempos recios”: laInquisición, el Índice, la expulsión de judíos y moriscos, la limpieza de sangre, la caza de brujas