La sociedad occidental del inicio del siglo XXI ha alcanzado un extraordinario avance tecnológico y un notable nivel de bienestar.Junto a este enriquecedor progreso la verdad sobre la sexualidad, el matrimonio y la familia está siendo contaminada por elementos extremadamente nocivos: erotismo, hipersexualidad, individualism o, relativismo, consumismo, sentimentalismo, etc.En las distintas páginas de este libro se aportarán una gran cantidad de datos que reflejan situaciones, muchas veces pasadas por alto o desconocidas, que se deberían tener en cuenta a la hora de dialogar sobre estos temas tan decisivos para la felicidad de la persona y de la entera sociedad.
«Reconocer la belleza y bondad del matrimonio significa ser cons­cientes de que solo un ámbito de fidelidad e indisolubilidad, así como de apertura al don divino de la vida, es el adecuado a la grandeza y dignidad del amor matrimo­nial» (Benedicto XVI, citado en La verdad del amor humano, 28).
En abril de 2012 la Conferencia Epis­copal Española publicó el documento La verdad del amor humano. Orienta­ciones sobre el amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar. Este libro se propone profundizar en los temas allí expuestos. Para ello se ha querido contar con un grupo de exper­tos en diferentes materias y acreditados por su recorrido intelectual y profesio­nal. De este modo se ofrece al lector una visión más cabal de esa «grandeza del amor» a la que se refería el papa Be­nedicto XVI en su momento y que el documento de la Conferencia Episcopal Española expone con tanta agudeza y profundidad.
Colaboradores: Justo Aznar Lucea, Benigno Blanco Rodríguez, Francisco José Contreras Peláez, Nieves González Rico, José Granados García, Luis Granados García, José Miguel Granados Temes, María Lacalle Noriega, Juan de Dios Larrú Ramos, Alfonso López Quintás, José Noriega Bastos, Eduardo Ortiz Llueca, Juan-José Pérez Soba, Aquilino Polaino-Lorente, Juan Antonio Reig Pla, Gabriel Richi Alberti, Ángel Rodríguez Luño, Begoña Ruiz Pereda, Ignacio Sánchez Cámara, Jesús Trillo-Figueroa y Martínez Conde.
El alma, la persona y el bien. Estudios ético-antropológicos desde la metafísica de Tomás deAquino recoge una serie de artículos sobre esas materias escritos por el profesor Stephen Brock1 en los últimos diez años.El hilo conductor que une y sirve de sustrato teórico a estos trabajos no hace más que poner de manifiesto otra de las áreas de la filosofía en la que el profesor Brock se mueve con la solvencia propia de un experto: la metafísica de santo Tomás. Además, Stephen Brock es un destacado representante de un tomismo que se caracteriza por estudiar a Tomás de Aquino desde Tomás mismo lo cual confiere a los análisis tomistas de Brock un tono refrescante, libre de ciertos esquemas y categorizaciones repetitivas los que, lejos de acercarnos el pensamiento de santo Tomás, amenazan con acentuar la brecha que intenta separarnos él. Nos honra y nos alegra profundamente poder presentar al público de habla hispana un trabajo de la valía filosófica de Estudios ético-antropológicos. Estamos convencidos de que esta recopilación de escritos del profesor Brock ciertamente está llamada a prestar un enorme servicio intelectual no sólo a los seguidores del Aquinate sino también a aquellas personas interesadas en poseer una versión más acabada y completa acerca de lo que significa ser un ser humano y de lo que es bueno para él.
La inteligencia hace del Homo sapiens un animal inverosímil, amasado de carne y espíritu, anclado en la familia, el trabajo, la amistad y el amor. El ser humano es también un animal ético y estético, político y económico, con una libertad que le permite ser contradictorio: ha inventado la música de cámara y la cámara de gas, al tiempo que ha entrado en ella con paso firme, musitando una oración. Con estos mimbres esenciales, José Ramón Ayllón ha tejido Antropología paso a paso, una sugerente introducción a la Filosofía.
Una atractiva y clara síntesis de la renovación de la antropología cristiana a lo largo del siglo XX, desde las aportaciones filosóficas de Kierkegaard, Newman, Buber, Marcel, Maritain, Scheler, Von Hildebrand, E. Stein, etc., hasta el Concilio Vaticano II.
El autor ofrece en este libro una atractiva y clara síntesis de lo más valioso de la antropología reciente (Kierkegard, Newman, Ebner, Lévines, Marcel, Husserl) para introducirnos en el riquísimo contenido antropológico del Concilio Vaticano II y del pensamiento de Karol Wojtila antes y después de ser elegido Papa. Monseñor Fernando Sebastián, Arzobispo de Pamplona, señala en el Prólogo que la antropología cristiana -la comprensión cristiana del hombre- ocupa un lugar central en el enfoque de la nueva evangelización. "Cristo... manifiesta el hombre al propio hombre; esta feliz expresión conciliar señala una de las claves de la evangelización del mundo moderno". La salvación de Cristo que la Iglesia ofrece, responde a las aspiraciones más hondas del corazón humano; proporciona una comprensión más profunda de su origen, de su destino y de su dignidad; y pone un sólido fundamento para los derechos humanos. Por eso, una buena exposición de las cuestiones antropológicas permite ofrecer de una manera comprensible y fecunda el mensaje cristiano y facilita su acogida.
¿Qué dice la ciencia y la filosofía acerca del origen de la vida humana? ¿Qué nos diferencia de los animales? ¿Qué papel juegan los sentimientos en el conocimiento? ¿Tiene alguna base objetiva la noción de persona? ¿Es la familia algo radicado en la naturaleza humana? ¿Están unidas naturaleza y ética?… Este trabajo aspira a responder estas cuestiones dando ideas que nos puedan ayudar a redescubrir en qué consiste la naturaleza humana y su dignidad. A lo largo de los siglos se han dado comportamientos tremendamente inhumanos que se han legalizado en algunas sociedades como algo permitido e incluso visto con buenos ojos: la esclavitud, las guerras de conquista, los sacrificios humanos, el exterminio de personas inocentes en campos de concentración… Cuando esto ocurre se hace necesaria una revisión de cuál es la idea de nosotros mismos y del legado que queremos dejarles a las generaciones futuras. La vida humana no es un bien protegido incondicionalmente en todas sus etapas, especialmente en sus momentos más dependientes. Aunque pueda parecer una cuestión tangencial esto es algo de gran importancia para entendernos a nosotros mismos y a nuestro futuro. La dignidad de la persona humana debe ser constantemente redescubierta para que no se vacíe parte de su contenido. En íntima relación con ella está la idea que tengamos de la familia y del amor humano.
Ni el hombre ni el mundo tienen en sí mismos la razón de ser de su existencia. La fe cristiana nos dice que todo cuanto existe ha sido creado por Dios y que Dios mismo lo sostiene en su ser. La creación de todo por Dios es una verdad que ya el Antiguo Testamento enseña con claridad; por ello, cuanto existe es inicialmente «bueno». Pero el Nuevo Testamento añade a esta fe un matiz decisivo: la creación ha tenido lugar por medio de Cristo y en Cristo tiene su última finalidad. La creación ha de ser contemplada en relación con el misterio del Hijo hecho hombre y de la salvación que nos trae con su muerte y resurrección. Esto vale especialmente para el hombre, ya que, según nos enseña el Concilio Vaticano II, «el misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado», y Cristo «manifiesta plena-mente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación» (GS 22). Los temas clásicos del tratado sobre la creación del mundo y del hombre se abordan desde esta perspectiva cristológica, insertos en el conjunto de las verdades de nuestra fe.
Luis F. Ladaria, sj, profesor emérito de Teología dogmática de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, ha sido miembro y secretario general de la Comisión Teológica Internacional y desde 2008 es secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Ha publicado en la BAC Teología del pecado original y de la gracia (1993, 2ª ed. 2001) y las ediciones bilingües de san Hilario de Poitiers: La Trinidad (1986) y Comentario al Evangelio de Mateo (2010).
El título Antropología diaria hace referencia al quehacer diario de cada uno manifestando sus convicciones acerca de la persona y del sentido de la vida. El autor enfoca con un lenguaje vivo los sucesos cotidianos ocurridos en España durante la primera década del dos mil, cuando empieza el nuevo milenio. Vemos desfilar noticias sobre la religión, el debate sobre la vida humana, sobre el matrimonio, las libertades cívicas o sucesos de la vida política. Todos queremos influir en la opinión pública y configurar un ambiente más humano. Sin embargo no siempre sabemos escribir una carta al periódico, expresar una opinión por teléfono, o participar en un coloquio en la universidad. Y esto también se puede aprender, practicar, pues la neutralidad no es posible.
Ante los resultados de las neurociencias, nos podemos preguntar cuáles son los valores y cuáles los límites del estudio sobre el funcionamiento del cerebro. ¿Los procesos electroquímicos que existen entre las neuronas pueden explicar la realidad constitutiva del “yo” personal, de la propia conciencia, de la creatividad intelectual y artística de los seres humanos? ¿Deberíamos llegar a la conclusión de que la persona humana es simplemente una máquina física? ¿El libre albedrío es una ilusión y la explicación neurocientífica exime de la responsabilidad de la culpa? ¿No tenemos la capacidad de decidir libremente sobre lo que es razonable o erróneo, sobre lo que es bueno o malo? Tras valorar los progresos de las últimas investigaciones, se deben precisar claramente los límites que se deducen de los resultados de las neurociencias y mostrar las dimensiones humanas que no tienen explicación física y, por tanto, quedan abiertas al “cosmos” espiritual
Una de las respuestas más originales que se han dado en los últimos tiempos a las grandes preguntas acerca de la existencia humana: la obra filosófica de Leonardo Polo. .
El sacrificio está en el origen de la cultura humana. El griego queda a oscuras, los vedas se acercan a su desvelamiento, pero sólo el cristianismo lo pone en evidencia y lo desamortiza. Y, con esta acción desmitificadora, deja también en evidencia la hipocresía de todas las nuevas formas míticas de encubrimiento de las violencias humanas, que justifican crímenes sacrificiales interminables en aras de la paz o de objetivos supuestamente humanistas.
Un libro breve, pero definitivo como piedra angular del edificio girardiano, pues el sacrificio no es un tema cualquiera de la antropología o de la teología: es el tema humano por excelencia.