El sacrificio está en el origen de la cultura humana. El griego queda a oscuras, los vedas se acercan a su desvelamiento, pero sólo el cristianismo lo pone en evidencia y lo desamortiza. Y, con esta acción desmitificadora, deja también en evidencia la hipocresía de todas las nuevas formas míticas de encubrimiento de las violencias humanas, que justifican crímenes sacrificiales interminables en aras de la paz o de objetivos supuestamente humanistas.
Un libro breve, pero definitivo como piedra angular del edificio girardiano, pues el sacrificio no es un tema cualquiera de la antropología o de la teología: es el tema humano por excelencia.
El libro aborda el papel de la religión en el mundo globalizado y multicultural; su relación con la moral, el complejo y delicado enfrentamiento entre verdad y libertad y entre relativismo y fe; el peligro y las tensiones de un mundo donde se reproducen nuevas formas de violencia de matriz religiosa. Estos temas decisivos están siendo discutidos, desde hace algunos años, por dos de los más grandes pensadores vivientes: el antropólogo francés René Girard y el filósofo italiano Gianni Vattimo; un diálogo que contribuye a una nueva visión de estos problemas. Partiendo de dos supuestos distintos: la antropología cristiana de Girard, y la filosofía heideggeriana de Vattimo, la respuesta de ambos pensadores no es antagónica, sino que coinciden en que es necesario compartir algunos valores y en que es preciso seguir avanzando en el diálogo. Una meditación profunda y compartida sobre cuestiones que se encuentran en el centro de nuestra historia.
“Se dice que mezclo la religión con la ciencia. No es cierto. […] Creo que nos encaminamos hacia un futuro en el que […] viviremos en un mundo que será y parecerá tanto cristiano como científico. Creo que nos encontramos en la víspera de una revolución en nuestra cultura que supera cualquier expectativa, e que el mundo se aproxima a un cambio ante el cual el Renacimiento nos parecerá poca cosa.” R. Girard
“No estoy convencido de que el relativismo sea una teoría errónea, porque no es una teoría. Como mucho es una doctrina de la sociedad, pero esta sociedad debe admitir, por razones de caridad, múltiples puntos de vista, y en general estoy convencido de que no decimos que estamos de acuerdo cuando hemos encontrado la verdad, sino que decimos que hemos encontrado la verdad cuando nos hemos puesto de acuerdo.”
René Girard, affermando che la Croce segna la «fine del sacro», e che è «la religione umana nel suo insieme che i Vangeli distruggono e le culture che ne derivano», si pone sulla linea di altri autori che individuano un rapporto di netta antitesi tra fede cristiana e religione: da Barth e Bonhoeffer ai teologi della “morte di Dio”, da R. G. Collingwood a D. de Rougemont.
Ma l’originalità di Girard sta anche in questa affermazione: «La morte di Dio è un fenomeno cristiano. L’ateismo nel suo significato moderno è un’invenzione cristiana.» Un’ottica, questa, che non può che scompaginare le attuali diatribe tra le ragioni della laicità e quelle della fede: perché la laicità si profila come un valore cristiano essenziale, sino al punto che l’ultimo Girard di Portando Clausewitz all’estremo (Adelphi) può affermare paradossalmente che «il cristianesimo è l’incredulità».
Gli interventi raccolti in questo volume intendono focalizzare ed attualizzare questa dimensione del pensiero girardiano.
Contributi di Pierpaolo Antonello, Maria Stella Barberi, Alberto Beretta Anguissola, Paolo Diego Bubbio, Federica Casini, Giuseppe Fornari, Massimo Gentile, Alice Gonzi, Lidia Maggi, Andrea Messeri, Silvio Morigi, Marco Ravera, Stefano Semplici, Pierangelo Sequeri, Claudio Tarditi, Adriana Zarri.
La obra de René Girard podría resumirse en «una sola larga argumentación» presidida por dos ideas iluminadoras: el chivo expiatorio y el deseo mimético. A la reconstrucción de ese hilo conductor contribuyen ahora estas conversaciones en las que Girard, siguiendo las etapas de su vida y su obra, profundiza en el pensamiento clave de que la imitación lleva al conflicto pero actúa, al mismo tiempo, como fundamento de toda transmisión cultural. La teoría mimética prueba su fecundidad antropológica y epistemológica en calidad de reflexión sobre el origen de la cultura, el mecanismo del deseo y la violencia y la trascendencia del cristianismo, entendido éste como «toma de conciencia cultural y moral de la naturaleza sacrificial de nuestra sociedad».