El ser humano es libre, a pesar de las posibles circunstancias adversas, y tiene el derecho y el deber de ejercitar esa libertad en un mundo sutilmente tiranizante. La autora nos ofrece un canto a la esperanza.
Presentación de mons. Antonio Cañizares Llovera.
Bajo la gruesa capa de ceniza de nuestro cato­licismo hay todavía un rescoldo vivo, unas brasas que hay que avivar, recuperando y agra­deciendo el sentido de nuestra unción bautismal.
Preguntémonos de qué manera podemos re­novar e intensificar nuestra presencia en el mundo y nuestra misión evangelizadora porque, aunque por la edad disminuyan las tareas, el encargo de Jesús (cf. Mt 28,19) permanece siempre, impul­sándonos a vivir de manera estimulante esta eta­pa que la sociedad contemporánea llama tercera y cuarta edad. Podemos ser personas mayores, pero no viejos de corazón. Hemos de admirar y agradecer a tantas perso­nas anónimas que, en la sencillez de su entorno, en el silencio y en el anonimato, continúan es­tando a pie de obra, cuidando al enfermo, atendiendo al necesitado, acompañando al abandona­do, acercándose al excluido.
Jubilados o no pero, hasta el último día, llama­dos a vivir en la perspectiva de quienes quieren entender el mundo y la historia desde Jesús Siervo.
Joan Piris Frígola (Cullera, Valencia, 1939) es Li­cenciado en Pedagogía (Roma 1967) y en Filosofía y Letras (Valencia 1971), y Diplomado en Catequéti­ca (Roma 1968). Además de algunos artículos sobre pastoral familiar y pastoral urbana, ha publicado: Ca­sarse en la fe de Jesús. Encuentros de preparación al matrimonio (Valencia 1983); Para que tengan vida. Sugerencias de vida cristiana y propuestas pastorales (Valencia 1996); Abrir Horizontes. Un modo ilusio­nante de entender la vida (Madrid 2018).
José es el padre que falta en la actualidad. Él mismo acogió, protegió y alimentó al mismo Dios y a su madre, María.
El pasaje de la hemorroísa pasa muchas veces desapercibido en nuestras lecturas bíblicas. Hasta ahora no se había interpretado como un sendero de profunda sanación, tanto física como espiritual. Es lo que ofrece el autor en este espléndido libro.
Contrariamente a la idea de que la «inferioridad» de la mujer fue instaurada por el judaísmo y el cristianismo, algunas mujeres han desempeñado un papel fundamental desde los tiempos de la Iglesia primitiva. De hecho, si la Iglesia ha sido capaz de sobrevivir a la decadencia escolástica de la Edad Media y a los errores tanto del Renacimiento como de la Reforma ha sido principalmente por mérito de dichas mujeres. Se puede observar entre ellas un vínculo de continuidad siempre creciente y que atraviesa diferentes épocas: desde Hadewijch de Amberes hasta Edith Stein, pasando por Teresa de Ávila, Teresa del Niño Jesús e Isabel de la Trinidad. Cinco místicas, cinco personalidades excepcionales, que impulsan un renacimiento interior necesario para la Iglesia tanto en el pasado como hoy.
La obra, publicada originalmente en francés en 1989, puede ser considerada como el último volumen de una trilogía sobre la femineidad escrita por Bouyer, con un primer volumen de carácter teológico y antropológico, Le Trône de la Sagesse. Essai sur la signification du culte marial (1957), y un segundo de perspectiva eclesiológica, Mystère e ministère de la femme (1976). A través de su carácter testimonial, este libro muestra cómo lo ya anteriormente expuesto en ellos acerca de la vocación de la mujer y su misión en el mundo se ha cumplido y realizado, por la acción del Espíritu, en algunas mujeres que se han convertido en icono y modelo de vida cristiana.
¿Cómo educar el cuerpo, incluyendo los deseos y afectos? ¿Tiene el cuerpo (y tienen los afectos) un lenguaje, y es posible enseñarlo y aprenderlo? ¿Qué puede significar una “educación del cuerpo”? ¿No es el cuerpo algo natural, que nos es dado, que marcha por sí solo? La educación, ¿no se refiere propiamente solo a la mente o, acaso, al espíritu? A partir del legado de san Juan Pablo II, este libro busca dar respuesta a estos interrogantes, claves para una pedagogía que no quiera limitarse a “amueblar la cabeza” de los alumnos, sino que busque una integración del mundo afectivo. “Prometer: se debe, pero ¿se puede?”. En la segunda parte de este libro, se plantea el gran tema de la promesa en el mundo de la educación. ¿Es la promesa un concepto pretérito? ¿No deberíamos decir: “Sí, prometer era algo hermoso, que en un tiempo se hacía, pero que hoy ya, en nuestra sociedad posmoderna, no es sensato ni posible”? ¿Cómo enfocar una pedagogía que enseñe a dar la palabra? De nuevo, estos interrogantes constituyen el punto de partida para una reflexión sobre el hecho educativo, su problemática actual y las vías que se nos ofrecen para renovar la esperanza de tantos padres y maestros.
Presentación de Antonio Mª Rouco Varela.
Prólogo de Kiko Arguello.
En estas notas biográficas vais a ver a una mujer excepcional, importantísima para la Iglesia, enamorada de Cristo, de la Escritura y de la Eucaristía. Tenía una clara conciencia de que la misión que Dios le había dado era apoyarme, defenderme y corregirme, por el bien del Camino Neocatecumenal.
Doy gracias a Dios por Carmen que me ha dicho siempre la verdad, constantemente. Era una mujer profunda, auténtica y libre en su relación con todos. Era muy inteligente. Amaba a Cristo y a la Iglesia y al Papa, por encima de todo.
Creemos que Carmen está con el Señor, está ya en la fiesta. Estas notas biográficas no solo son para los hermanos del Camino, sino para toda la Iglesia, para dar a conocer a una mujer extraordinaria, que ha vivido la fe en grado heroico. ¡Carmen Hernández! (Kiko Argüello).
Aquilino Cayuela (Totana, Murcia, 1967), casado, padre de cuatro hijos. Familia en Misión en Berlín, Alemania, desde 2012. Miembro del Equipo Responsable de Profesores y Doctores Itinerantes del Camino Neocatecumental. Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación y Licenciado en Teología, es Catedrático de Filosofía Moral y Política y Prefecto académico del Studium Philo sophicum-Theologicum del Seminario Diocesano Redemptoris Mater de Berlín, así como profesor invitado en el Insti tuto CEU de Humanidades Ángel Ayala, de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, en Madrid (España). También imparte cursos de Teología Moral en centros universitarios de Israel y Dinamarca. Es autor y coordinador de distintas obras de pensamiento entre las que destacan: Vulnerable: To Be Between Life and Death (2016), El curso de la historia (2012); ¿Providencia o Destino? (2010); Path-Ética (2007); Argumentos Bioéticos (2006); Vulnerables. Pensar la fragilidad humana (2005). Como escritor ha ganado el Premio de Narrativa Ciudad de Valencia «Blasco Ibáñez» (2008) por su novela El hombre de Arena.
Cinco vía crucis para rezar en silencio. ¿Por qué cinco? ¿Por qué en silencio? Cinco, o cincuenta, o quinientos. Y es que siempre podemos acompañar de modo nuevo a Jesús cuando camina hacia el Calvario. Y en silencio, porque así se nos facilita sintonizar con el Corazón de Quien revela un Amor particular en cada estación. La práctica del Vía Crucis, de antigua raigambre cristiana, encontrará en estas páginas luces y fuegos que iluminen y enciendan la vía dolorosa de un Dios que muere por salvarnos.
Los salmos son las palabras que Dios introduce en la boca del hombre para enseñarle a hablar con Él, como hace un padre con su hijo. En las iglesias de Siria, al libro de los Salmos le llaman el corazón de Dios. Nuestros hermanos mayores, los judíos, y los primeros cristianos aprendieron a rezar con estas oraciones inspiradas por Dios, que el mismo Jesús empleó para orar. Estos poemas reviven las promesas salvadoras de Dios realizadas en la historia del pueblo elegido y, al mismo tiempo, apuntan hacia el Mesías que las cumplirá definitivamente. Todo el Antiguo Testamento anticipa y prepara los misterios de la Nueva Alianza realizada por Jesucristo, pero los salmos aluden de una manera continua, aunque variable, a la persona del Salvador. En este libro se comentan con detalle veintiún salmos, para ayudar a los lectores a encontrar en esas oraciones el eco de la vida y las enseñanzas de Jesucristo, de modo que las palabras de esos poemas les sirvan para escuchar a Dios y para comunicarse con Él.