Este libro es el cumplimiento de una doble deuda. En primer lugar, hacia algunas personas que me han pedido que escriba sobre María; pero también y sobre todo hacia ella, cuya intervención he sentido varias veces de modo decisivo en mi vida.
María no es un sueño ni una creación vaporosa de nuestros deseos y nostalgias, sino una mujer concreta, sencilla y normal en la singularidad de su vocación. Dentro de esta normalidad, vive sin embargo en intensa comunión espiritual con su Hijo. En este sentido, el ser y la vocación de María están determinados por su divina maternidad. Ella es como es y hace lo que hace porque es la madre de Jesús, el Verbo de Dios.
María, por otra parte, representa de una maneramisteriosa la «microhistoria» de la salvación. Su belleza infinita ha hecho que muchos hombres y mujeres hayan descubierto la bondad de Dios y comprendido mejor la obra de la redención.
Con humildad y alegría entrego estas páginas a quienes quieran leerlas. Son testimonio de mi agradecimiento y de mi devoción personal a Santa María, madre de Dios y madre nuestra.