Este libro no es una biografía de María. Pero el autor está tan prendado de la Virgen de Nazaret y admira tanto los valores de su personalidad humana y creyente, que la presenta con satisfacción a todos los que quieren vivir el Evangelio o profundizar su fe.
Preocupa al autor que algunos la hayan proclama-do “patrona de la involución y del inmovilismo”, cuan-do en realidad es la madre de un “revolucionario” y una mujer liberadora. Por eso no se entiende que se haya producido en torno a su persona una piedad empalagosa e interesada, recurriendo a María desde la emoción o en los apuros.
Para A. Alaiz, María es la que evidencia el Evan-gelio: una mujer fuerte, fiel, comunitaria, madre y seguidora del Crucificado, que apuesta por el Reino de Dios y por la Causa de su Hijo. También es la ma-dre de los cristianos, regalo de Jesús, toda ternura y discreción. Si para su propio Hijo es una mujer gran-de y admirable, no lo es tanto por haberle gestado y amamantado maternalmente, sino “porque escuchó la Palabra de Dios y la puso en práctica”.
¿Es creyente quien esconde su fe o se aver-güenza de ella como si fuera una debilidad que hay que ocultar? Llevamos tiempo constatando que falta evangelización en las comunidades cris-tianas y, consecuentemente, faltan evangeliza-dores.
La fe es un don y una riqueza extraordinaria que embellece y potencia la vida. Por esta razón se ha de proponer como un valor y se ha de anunciar el Evangelio con urgencia. Esta es una preocupación que se reitera en la pastoral de la Iglesia exhortando a recuperar el impulso apos-tólico de los orígenes.
El autor hace hincapié en la necesidad de des-pertar la conciencia misionera en todos los miembros del pueblo de Dios, porque se observa que en muchos cristianos practicantes no es una evidencia visible. Con tal intención ofrece este libro queriendo ser eco del pensamiento y de la espiritualidad de Jesús, y actuando de altavoz de los documentos eclesiales contemporáneos.
Se deduce, por lógica, que los destinatarios del libro son todos los cristianos. El contenido es muy útil para la formación personal y en grupo, favorece la reflexión sobre la vocación cristiana fundamental y facilita la revisión del testimonio y de la acción misionera.
La dimensión comunitaria ha sido la más resaltada por el Concilio en la renovación de la vida religiosa. Los redactores del "Perfectae Caritatis" han prestado un inapreciable servicio al poner el acento en la cualidad mistérica del mismo ser de la comunidad. Los religiosos hemos de revisar despiadadamente nuestras aptitudes y hábitos comunitarios o anticomunitarios. Hemos de ir apasionadamente a los esencial de nuestra vocación.
Atilano Alaiz
Sacerdote Claretiano, (Villavente de la Sobarriba, 1932). Graduado en la Universidad de Salamanca. Ha ejercido su ministerio sacerdotal y docente dentro y fuera de España. Durante más de cuarenta años ha vivido entregado al ministerio parroquial, veinte como párroco. Ha fundado y animado numerosas comunidades cristianas y ha creado varias bibliotecas parroquiales. Es un conocido experto en el tema de las sectas. Conferenciante y, sobre todo, escritor muy fecundo: una cuarentena de títulos sobre temas humanos y divinos; algunos de gran difusión y traducidos a lenguas extranjeras. Ejerce diversos ministerios y servicios parroquiales, y sigue escribiendo, dando conferencias y orientando a numerosas personas, grupos y comunidades.