Junto con su amigo Gregorio de Nacianzo y a su hermano Gregorio de Nisa, Basilio de Cesarea forma el grupo de los denominados «Padres capadocios», que desempeñó un papel decisivo en la vida y la doctrina cristianas del s. IV.
Y quizá el «Magno» –como se lo apodó ya en la Antigüedad– sea el más polifacético de los tres: creyente, pastor, teólogo, defensor de la misión eclesial frente al poder político, asceta y organizador de la vida monástica, predicador, maestro espiritual, escritor…
Las llamadas Reglas Morales, con sus «Prólogos», destacan en su extensa obra literaria.
Todas ellas están originariamente dirigidas a los mismos destinatarios, los creyentes de a pie; todas orientadas al mismo fin: tener «plena certeza de cuáles son las obligaciones» esenciales de un cristiano que quiera vivir el Evangelio con coherencia; todas marcadas por un estilo peculiar respecto al resto de la producción basiliana.
Según J. Quasten, «constituye la pieza más antigua y más importante del corpus asceticum».
Precisamente en esta obra se revela Basilio del modo más auténtico y da lo mejor de sí mismo: aquí emplea todos los recursos de su espíritu, comunica su sentir más profundo, abre su corazón con toda franqueza, sin preocuparse de mediar culturalmente y sin artificio literario alguno, de modo que este es el primer libro que debe leer quien quiera conocer de verdad a Basilio: no hay más que escucharlo, ante todo cuando habla a sus hermanos en la Iglesia, que comparten con él –con el mismo empuje y seriedad– «el objetivo de complacer a Dios».
Las introducciones, comentarios y notas ayudan a profundizar en distintos aspectos de la obra de este gran Padre de la Iglesia.
La presente traducción es la primera edición íntegra de esta obra que se publica en castellano.
En la primera de las obras traducidas, A los jóvenes: cómo sacar provecho de la literatura griega, el lector encontrará, en palabras de Leonardo Bruni (s. XV), «un libro en sí pequeño» (brevis), pero «de mucho peso» (tantum ponderis) por el nombre y la autoridad (nomen, auctoritas) de quien lo escribió: san Basilio el Grande. El caso de este tratado basiliano, escrito en un elegante griego, es peculiar: supone el encuentro definitivo entre la cultura clásica y la cristiana, bases de nuestra cultura europea. Con intención fundamentalmente pedagógica, el autor exhorta a aprovechar debidamente la literatura griega en todo lo que nos conduzca a la virtud. Se trata de coger la rosa sin espinas, ser Odiseo sin dejarse seducir por las Sirenas. Constituye una propedéutica, un ejercicio preparatorio para acceder a las Sagradas Escrituras con garantías de absoluta comprensión y disfrute. Asimismo, también fueron verdaderos ejemplos de conducta ciertas figuras de la Antigüedad, como Pericles, Euclides o, especialmente, Sócrates. Basilio el Grande sigue a Orígenes en un principio básico: la coherencia en el comportamiento, la adecuación de las palabras y la forma de vida, la firmeza en las convicciones. Por su parte, la Exhortación a un hijo espiritual (traducida al español por primera vez) fue atribuida al mismo Basilio a lo largo de los siglos en diversos períodos. Actualmente prevalece la opinión contraria a su autenticidad. En cualquier caso, se trata de un precioso manual de edificación espiritual escrito originalmente en latín hacia el año 500. Su destacada significación es evidente en escritores de época merovingia, en los siglos VII y VIII.
Sinopsis: Basilio de Cesarea (330-379), uno de los grandes Padres de la Iglesia Oriental, destacó entre otras razones por sus brillantes dotes de orador. Nos ha legado una interesante producción homilética difícil de abarcar, tanto por su diversidad temática como por su extensión. Las homilías que se presentan en este volumen, muchas de ellas en primera traducción al castellano, reflejan mejor que otros discursos el aspecto pastoral de su actividad. Tienen en general una intención moral y contienen numerosas citas de la Sagrada Escritura. Los Panegíricos a los mártires son el testimonio y la memoria de aquellos que, con el sacrificio de su vida, sellan su adhesión inquebrantable a Cristo. Mediante una acertada argumentación, Basilio logra su propósito final: despertar la devoción de sus oyentes y exhortar a la imitación; sin dejar de lado, en alguno de los panegíricos, su postura ante las herejías en auge. El segundo conjunto de discursos, las Homilías contra las pasiones, nos transmite imágenes de la vida cotidiana en Capadocia durante la época imperial y es una fuente de información de gran valor para la historia de la moral y las costumbres de la época. Basilio, observador minucioso, logra vívidas descripciones que le proporcionan argumentos contra aquellos que obran en oposición al ideal evangélico. El encuentro, siempre nuevo, con los Padres de la Iglesia nos brinda la oportunidad de revalorar temas y soluciones que siguen siendo actuales.