La teología bíblica del Antiguo Testamento vivió en el siglo XX su época dorada gracias a la aplicación del método histórico crítico. Este tipo de estudios produjo síntesis admirables como la de Gerhard von Rad, que ha marcado un antes y un después en la comprensión global del mensaje veterotestamentario.
En los últimos años, sin embargo, la entrada en escena de nuevos métodos ha evidenciado la necesidad de complementar dicho acercamiento diacrónico con una lectura sincrónica donde se tenga en cuenta el texto completo de la Biblia que las iglesias cristianas reconocen como Escritura. Una expresión especialmente significativa de esta nueva orientación es la llamada «lectura canónica», que tiene como marco de referencia el conjunto de todos los libros inspirados.
La Teología bíblica del Antiguo y del Nuevo Testamento constituye la obra más representativa de este acercamiento canónico. Desde su aparición en 1992, se ha convertido en modelo indiscutible de esta lectura unitaria del texto revelado, hasta el punto de hacer posible una nueva síntesis. Además, permite descubrir esquemas generales que ayudan a entender los sentidos básicos de la Escritura, proponiendo un mensaje que resulta cercano y relevante para nuestros días.
La intención de este comentario es claramente teológica. Su interés radica en comprender el Éxodo como un escrito de la Iglesia. La exégesis se presenta como una disciplina teológica dentro del contexto del canon y se dirige a la comunidad de fe que vive en consonancia con su confesión de Jesucristo. A partir del estudio riguroso de los problemas inherentes a la Biblia, el autor ofrece una comprensión del papel de la interpretación bíblica distinta de la que sostienen la mayoría de los especialistas en el tema.