La salvación no está referida simplemente al más allá, sino que se traduce en el más acá de la historia. Genera un proyecto de vida con sentido. El autor busca mostrarlo a partir de Jesús. Se parte de su vocación; de la evolución y aprendizaje que hace en la vida; de su progresiva humanización, que es la otra cara de su filiación divina; de su crecimiento en santidad y en conocimiento.
La cristología es la referencia antropológica por antonomasia para los cristianos. Jesús no fue un superhombre, sino que asumió plenamente la constitución humana, con todo lo que lleva de no saber, de opciones y decisiones inseguras, de fe en Dios en medio de las pruebas. Desde ahí, se muestran los valores humanos por los que vivió, luchó y murió, así como la respuesta homicida de la sociedad y de la religión, representadas por sus líderes que, al final, arrastraron al pueblo. La cruz es la última expresión de la impotencia humana, de la lucha por otra religión y sociedad posibles y de la presencia de Dios en su vida y muerte. Su filiación divina se comunica plenamente desde la cruz y se confirma con la resurrección.
La instauración del Reino de Dios culmina así la resurrección, que implica un corte y un cambio de época para Israel y en la historia de las religiones. La vida de Jesús es la clave de sentido para la resurrección. Desde ahí es posible una cristología que sea un proyecto de vida para el hombre de hoy.
La vida religiosa está enfrentada a una profunda crisis que no es coyuntural sino estructural; su modelo actual se ha quedado obsoleto y resulta inviable. La presente obra aboga por un cambio de modelo de la vida religiosa, para responder a los nuevos retos que se plantean en sociedades de cristiandad que han dejado de serlo.
Se parte de una revisión de la base exegética, histórica y espiritual sobre la que se ha asentado el modelo teológico tradicional de los religiosos. A la luz de la evolución teológica hay que cuestionar algunos de los tópicos fundamentales sobre los que se ha construido teológica e históricamente el monacato, en un primer momento, y los modelos posteriores medievales, de la Contrarreforma, modernos y contemporáneos.
En este marco hay que referirse también a la complementariedad de la vida contemplativa y activa, así como al papel de los institutos seculares y las asociaciones laicales que se diferencian de los religiosos desde un proyecto evangélico radical.
Pero este estudio va más allá y, centrándose en la situación actual, quiere ayudar a la renovación de los religiosos desde la perspectiva de los laicos. La teología actual de laicado puede ofrecer muchas contribuciones para una redefinición de la vida religiosa y sus tareas. Si en el pasado se dio una monaquización del laicado, hoy es este último el que puede aportar nuevos horizontes a los religiosos. Se busca así desarrollar una eclesiología de comunión y una nueva misión cristiana en el contexto de la globalización, la secularización y la postmodernidad.
El animal humano es un ser carencial e indeterminado, lo cual le obliga a plantearse un proyecto para dar un sentido a su existencia. El problema del sentido de la vida está vinculado a la pregunta kantiana «¿qué es el hombre?» y ha sido objeto constante de la reflexión desde la filosofía de la historia, la ética, la antropología y la filosofía de la religión.
El presente estudio analiza las diversas dimensiones de esa pregunta y las distintas respuestas que se le han dado en las corrientes filosóficas y en las teologías de las religiones, centrándose en la problemática de la cultura occidental. El significado del hombre en el universo es un tema central para científicos y filósofos, a pesar de la crisis actual de la metafísica, y choca con postulados teológicos clásicos como la creación de la nada, objeto hoy de una amplia discusión. También cobra relevancia en la situación actual el problema de la finitud y contingencia del hombre, con diversos intentos de interpretación del nacimiento y la muerte (Heidegger, Ricoeur), así como diversas propuestas de definición de la identidad humana, desde el trasfondo del nihilismo (con especial incidencia de Nietzsche, Adorno y Habermas).
Éste es también el marco para abordar la cuestión del sufrimiento y el mal, tanto el generado por la acción humana como el que tiene causas naturales, que lleva a las filosofías del absurdo y se constituye en la roca fuerte del ateísmo. El autor aborda este amplio conjunto de problemas, planteando interrogantes y críticas a las respuestas filosóficas y teológicas. Muestra así la persistente actualidad de la pregunta por el sentido y la limitación y fragmentariedad de los distintos proyectos.