Los protagonistas de la Biblia son héroes como tú. Adán, Eva, Caín, Abel, Noé, Abraham, Sara, Jacob, Moisés, Sansón, Rut, Salomón, David, Judit, Ester, Jonás, y muchos más, protagonizan una historia inmensa y maravillosa, llena de peligros y aventuras, de guerras y amistad, de ambiciones y de amor? No son dioses ni semidioses, como en la mitología clásica, sino hombres y mujeres como nosotros, héroes y heroínas como tú, con sus virtudes y sus defectos, sus problemas y sus ilusiones, sus amigos, sus familiares, sus circunstancias? Vamos a conocerlos y a descubrir los valores que encierran sus vidas.
Søren Kierkegaard fue, sin duda, una de esas impertinencias con las que de cuando en cuando nos abofetea la historia para que no nos durmamos en los laureles, para que no nos dejemos arrastrar por la corriente, para que no olvidemos que todo orden establecido se encuentra bajo sospecha en el momento mismo en que queda establecido. Aunque la lucha que llevó a cabo el pensador danés tuvo un campo de batalla bien definido y unos enemigos concretos, a pesar de que sus controversias se lidiaron en zonas de la filosofía y de la teología prácticamente inhóspitas para el lector del siglo xxi, su mensaje, su obra y su vida son tan necesarios para nosotros como la ventilación para una casa que ha permanecido mucho tiempo cerrada.
Kierkegaard es el «filósofo impertinente», porque nadie permanece indiferente tras haber leído sus obras. Algo ocurre, intelectual y existencialmente, cuando uno se topa con él, de alguna manera se nos queda clavado un aguijón en la carne con el que hemos de vivir mientras sigamos pensando. El pensador actual que no haya pasado por Kierkegaard, que no se haya sometido a una cura kierkegaardiana, carece de ese plus intelectual que el «filósofo impertinente» llamaba seriedad.
Los filósofos meten las narices en los asuntos más variopintos, son como sabuesos en busca de su presa: el conocimiento, sea este ético, político, metafísico, estético... Y no sólo meten las narices, sino que tocan las narices de sus conciudadanos, porque su labor es cuestionar lo establecido, poner patas arriba lo que damos por seguro y por sabido... Este libro toma como punto de partida las inquietas narices de los filósofos para proponernos un paseo por la historia del pensamiento a través de la vida y obra de cincuenta sabios imprescindibles, cuya aportación filosófica ha cambiado nuestra visión del mundo. De Tales de Mileto a Gianni Vattimo, pasando por Sócrates, Platón, Aristóteles, Santo Tomás, Descartes, Erasmo, Maquiavelo, Kant, Hegel, Kierkegaard, Marx, Heidegger, Ortiga y Gasset, Unamuno, Wittgenstein, Popper... y así hasta cincuenta pensadores esenciales, de los que Carlos Goñi desgrana sus grandes aportaciones filosóficas y al final de cada capítulo nos regala algunas anécdotas especialmente significativas y recomendaciones de lecturas para indagar más a fondo en sus vida y en su obra.