"Jesús es la Palabra y el Hijo de Dios, mediador de la creación y de la comunicación de Dios; y por serlo, es clave de lectura de lo creado. Jesús es el Hijo encarnado, y por ello no se puede encontrar la divinidad si no es en forma humana, con lo que se conoce a Dios como Aquel que no es para-sí, sino que es Solidaridad; y al buscar lo cristiano no hay que buscar algo diverso del hombre, sino al hombre mismo como hombre-para (para Dios y para los hombres). Jesús es el Hijo Crucificado, y por eso rubrica a la vez la impiedad del mundo y la reconciliación de Dios; y así nos libera para vivir ante Dios en medio del mundo sin Dios. Jesús es, finalmente, el Resucitado; y por eso su señorío sobre la realidad es el señorío del Origen, de la Meta y de la Esencia de ésta. La cristonomía supera el dilema entre autonomía y heteronomía, expresando así la liberación de lo creado para que llegue a ser su propia verdad, fundada en Cristo".
Estas palabras, que figuran en la Conclusión de la presente obra, resumen (si así puede decirse, tratándose de una obra de estas dimensiones) la trayectoria seguida por el autor en su acercamiento sistemático a la revelación de Dios en Jesús el Cristo.
José Ignacio González Faus realiza aquí una auténtica reflexión teológica (y no sólo histórica y exegética) sobre Cristo, atendiendo de un modo especial a las preguntas que actualmente se plantean acerca de Jesús, la fundamental de las cuales se refiere a la significación del acontecimiento-Cristo para el hombre. Pregunta perenne, pero ahora intensamente reformulada, a la que el autor responde con el sugerente enfoque de Cristo como Humanidad Nueva, que es la humanidad de Cristo santificada por su unión con el Hijo y universalizada por la Resurrección.