Pastor de almas y profundamente inmerso en los acontecimientos políticos y sociales de su tiempo, san Julián está considerado el obispo más importante de toda la Hispania Visigoda y una de las figuras más complejas del siglo VII.
De Eugenio, obispo de Toledo, recibe indirectamente el influjo del gran Isidoro. Su obra es menos voluminosa y enciclopédica que la de éste, pero probablemente lo supera en profundidad teológica.
Escribió un total de 17 obras, de las que nos han llegado sólo las siguientes:
Prognosticon futuri saeculi;
Historia Wambae regis;
Apologeticum de tribus capitulis;
De sextae aetatis comprobatione;
De contrariis (Antikeimenon).
El Prognosticon es el fruto de una conversación con Idalio, obispo de Barcelona, centrada en el estado de las almas de los difuntos antes de la resurrección final de sus cuerpos.
El método consiste en recordar el mayor número posible de preguntas sobre el tema en cuestión, organizarlas y luego responderlas con la doctrina maiorum (doctrina de los mayores).
Este escrito es la primera presentación sintética y monográfica de la escatología cristiana.
La mayor parte de su contenido no es original de Julián. El número de autores y obras citados le otorga un valor particular, pues recoge los elementos más significativos de una buena parte de la reflexión escatológica de los primeros siete siglos.
Además, Julián no es un simple repetidor, pues muchas veces completa, combina o reelabora el pensamiento de los autores citados.
El Prognosticon tuvo una excelente acogida y una amplia difusión en la Edad Media, en parte porque era la única obra en su especie, por su brevedad y el interés de los medievales por los novísimos.
Pese a ser la obra más conocida de Julián, esta es la primera traducción castellana íntegra del Prognosticon futuri saeculi.