La relación de la iglesia con el mundo juvenil es una constante en la reflexión pastoral de las últimas décadas. Esta obra ofrece un marco que facilita el replanteamiento de esta relación por parte de las diversas comunidades cristianas.
Una praxis cristiana con jóvenes, que quiera mantenerse a la altura de los tiempos que corren, ha de colocarse sobre los carriles de la búsqueda de sentido a fin de presentar una identidad humana y cristiana que sepa vivir y proponer la fe sin tener que renunciar al estado de conciencia de la mujer y del hombre contemporáneos.