Arthur Schopenhauer (Danzig, 1788 - Frankfurt, 1861) ha quedado como el filósofo pesimista, el pensador que entendió la vida humana como un agotador vaivén entre el dolor y el aburrimiento. Su rotundo pensamiento, expuesto en magnífico estilo literario, fue revolucionario al desvelar (en la época de mayor éxito de Hegel y del idealismo) que ni la razón universal ni un Dios bondadoso gobiernan el mundo, y que la sinrazón, lo inconsciente, lo caótico e indeterminado imperan en un universo que poco tiene de cosmos ordenado y mucho más de pandemónium. Aseguraba que habitamos en un «valle de lágrimas» o en una «colonia penitenciaria», y que algo tan singularmente humano como el disfrute de la belleza artística y la música, junto con la solidaridad o compasión de cada uno de nosotros hacia los demás seres vivos, constituye la única vía que puede conducirnos a un mundo, si no mejor, cuando menos más llevadero y soportable. Schopenhauer partió de Platón, Kant y los textos clásicos de la India para elaborar una filosofía de acusado carácter y personalidad. Sus ideas e intuiciones han ejercido una honda influencia en pensadores y escritores tan diversos como Nietzsche, Kafka, Thomas Mann y Borges.
Estudio introductorio de Luis Fernando Moreno Claros (1961), doctor en Filosofía por la Universidad de Salamanca, divulgador cultural y crítico literario. Es también traductor de Goethe y Nietzsche. Ha escrito numerosos artículos sobre literatura y filosofía, así como los libros Heidegger, el filósofo del ser y Schopenhauer, vida del filósofo pesimista.
El nombre de Arthur Schopenhauer (1788-1861) se asocia a una visión pesimista de la existencia. Su rotundo pensamiento, expuesto en buen estilo literario, fue revolucionario al desvelar que ni la razón universal ni un Dios bondadoso gobiernan el mundo, y que la sinrazón, lo inconsciente, lo caótico e indeterminado imperan en un universo que poco tiene de cosmos ordenado y mucho más de pandemónium. Aseguraba que habitamos en un «valle de lágrimas» o en una «colonia penitenciaria», y que sólo algo tan singularmente humano como el disfrute de la belleza artística y la música, junto con la solidaridad de cada uno de nosotros hacia los demás seres vivos, constituyen las únicas vías que pueden conducirnos a un mundo, si no mejor, cuando menos, más llevadero y soportable. Las obras de Schopenhauer fueron apreciadas por literatos y artistas tan señeros como Kafka, Thomas Mann, Tolstói o Wagner.
"Il mondo come volontà e rappresentazione resta ancora oggi la testimonianza appassionante e illuminante di una crisi intellettuale e morale che è ben lontana dall'essere risolta; e chi lo legge con occhio storico può ben riconoscervi uno dei documenti essenziali per comprendere l'origine e il significato di talune idee che sono ancora operanti nella filosofia contemporanea, pronte, comunque, a riemergere ogni volta che la storia sembra deludere o sconfiggere". (Dall'Introduzione di Cesare Vasoli)