Podría pensarse que ya se ha escrito bastante sobre la historia del cristianismo naciente. Sin embargo, cuando se relatan de nuevo las vicisitudes de figuras como Pablo, Santiago el hermano de Señor, Felipe, Pedro, el grupo de los helenistas o las primeras comunidades que vivieron en las grandes ciudades de Antioquía, Roma, Éfeso o Filipos, es preciso repensar no pocas de las seguridades que se habían alcanzado.
Al mismo tiempo, la revisión de las creencias, prácticas y vivencias de los primeros seguidores de Jesús condiciona necesariamente la imagen que se tiene de la propia fe cristiana.
Le corresponde a cada generación reconstruir y narrar los hechos que tejen los inicios del movimiento de Jesús. Esta tarea permite superar la tentación de convertir al cristianismo en otra «religión del libro» o en mera ideología de la Antigüedad, olvidando que se trata de una religión «histórica», es decir, una religión nacida en un tiempo, en unos lugares y en unas circunstancias concretos.
Alexander J. M. Wedderburn ha dedicado su vida a la enseñanza del Nuevo Testamento en prestigiosas universidades del Reino Unido y de Alemania. Pertenece a la Iglesia Reformada.