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De la ingente producción de Aristóteles son numerosas las obras conservadas, pero también son muchas las que se han perdido y de las que sólo conocemos citas y menciones indirectas. Si las obras conservadas son los tratados filosóficos y científicos ordenados y editados por Andrónico de Rodas en el siglo I a.C., los escritos perdidos se corresponden, por lo general, con las obras dirigidas al gran público («obras de divulgación», diríamos hoy) y, en su mayor parte, estaban redactados en forma de diálogo. Entre estas obras se encontraban, por citar algunos ejemplos, Sobre la filosofía, Sobre las Ideas, Sobre el Bien o el Protréptico. Los diálogos de Aristóteles, literariamente bien cuidados, formalmente bien construidos, le dieron en la Antigüedad fama de escritor elegante. Ya desde el siglo XIX, ha sido considerable el interés y el esfuerzo de los filólogos por recopilar y ordenar los fragmentos del Estagirita, así como por dilucidar hasta qué punto las obras perdidas mostraban a un Aristóteles distinto del que conocemos por los tratados conservados, más cercano a las teorías platónicas o si, por el contrario, reflejan ya un distanciamiento claro de las tesis de su maestro.
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Acerca del alma se enmarca en el grupo de obras aristotélicas dedicadas a la naturaleza orgánica y a los seres vivos, es decir a la biología (junto con Investigación sobre los animales, Partes de los animales, Reproducción de los animales, Acerca de la generación y la corrupción y Tratados breves de historia natural, todas ellas también en Biblioteca Clásica Gredos). Aristóteles entiende el alma como principio de vida, lo cual explica que este estudio combine cuestiones de psicología y de fisiología: percepción, memoria, sueños y vigilia, respiración, movimiento. Se trata, sin duda, de una concepción naturalista muy distinta de las espiritualistas propias del platonismo y el cristianismo, sin connotaciones religiosas y apegada a las ciencias particulares. Define el alma como esencia, forma específica y entidad del viviente; esto es, como principio vital o animador, que subyace a todas las funciones manifiestas, desde la reproducción hasta la actividad intelectual. Por eso, aunque este tratado no instituye un dualismo ni separa el alma del cuerpo, tampoco desustantiviza el alma, que se mantiene irreductible tanto como potencia o posibilidad de vida como acto vital efectivo.
La riqueza de Acerca del alma ha motivado su estudio y discusión permanente a lo largo de la Antigüedad tardía, la Edad Media y el Renacimiento, y ha alimentado multitud de corrientes vitalistas hasta nuestros días. Ha ejercido una gran influencia tanto en psicología (por su teoría de las facultades) como en teoría del conocimiento (por su concepción del conocimiento como asimilación o captación intencional de las formas de las realidades conocidas).
Introducción, traducción y notas de T. Calvo Martínez. Revisada por A. Bernabé Pajares.
Esta obra proporciona las claves de lectura para una correcta interpretación de la Metafísica de Aristóteles, planteando los problemas que ha de resolver todo lector antes de abordar el tema.
El catedrático de Historia de la Filosofía Antigua Giovanni Reale realiza un análisis del significado del término que constituye el título y ofrece un estudio exhaustivo y profundo de la génesis y estructuración de la obra misma.
Desde el punto de vista literario, la Metafísica no es una obra unitaria, sino un conjunto de libros y, más precisamente, de apuntes y materiales de diversa índole relacionados con las lecciones impartidas por Aristóteles sobre una determinada problemática que él designaba con varios nombres y, en particular, con la expresión técnica de "filosofía primera". Si la unidad literaria de la Metafísica queda ya definitivamente excluida, punto sobre el cual los estudios modernos y contemporáneos no dejan lugar a dudas, no puede decirse lo mismo de la unidad de contenido de la colección que constituyen los catorce libros, que además pueden y deben leerse en el orden en que nos han sido transmitados.
Sólo con plena conciencia de tales problemas se puede sacar provecho de la lectura del complejo y abundante material presentado en los libros que componen la obra. El autor describe la estructura de la Metafísica mediante un análisis sistemático de cada libro, recorriendo por orden sus capítulos, y pone de relieve e interpreta la armazón teórica del pensamiento metafísico de Aristótelesmostrando sus fundamentos, conceptos clave y trabazones internas. Tras examinar las semejanzas y diferencias estructurales entre el pensamiento metafísico de y el de Platón, la obra concluye con una historia de la fortuna de la Metafísica a través de las diversas interpretaciones de las que ha sido objeto a lo largo de los siglos, desde la Antigüedad, La Edad Media, el Renacimiento y la "segunda Escolástica" hasta la Edad Moderna y el siglo XX.
La primera de las libertades reivindicadas en la época moderna fue la libertad religiosa, que dentro de la dialéctica del pensamiento liberal puede considerarse no sólo como la primera en el tiempo, sino también como la raíz del desarrollo de las demás libertades. A su vez, en el seno de la idea de la libertad religiosa, la "Carta sobre la tolerancia" de J. Locke, publicada por primera vez en 1689 y 1690, marca un hito en el devenir cultural de la humanidad. Se trata de uno de esos libros breves que, al igual que "El Príncipe" de Maquiavelo o el "Manifiesto Comunista" de Marx y Engels, están destinados a ejercer una decisiva influencia histórica. Aparte de su significación universal, la "Carta" es altamente representativa del pensamiento político inglés en una de las etapas más interesantes de la historia.
Todos nos decimos tolerantes pero ¿lo somos? Muchos no toleramos a los racistas, los nazis, los fundamentalistas, etcétera. ¿Deberíamos hacerlo? ¿Qué es en realidad la tolerancia y cuáles deberían ser sus límites?
Este libro explora la respuesta de los Forjadores de la tolerancia de los siglos XVII y XVIII: Milton, Thomasius, Spinoza, Locke, Leibniz, Bayle, Montesquieu, Hume, Voltaire, Rousseau, Kant, Mirabeau, Paine, Stuart Mill. Algunos lucharon por ampliar sus límites y forjar un mundo más libre. Otros desplazaron el foco del simple soportar al reconocimiento y respeto del otro. Pero la mayoría tenía “cegueras”, incoherencias y vetas de intransigencia. Por ejemplo, Locke, el “padre de la tolerancia”, no toleraba a los católicos ni a los ateos y, sin embargo, influenciados por él, los ingleses autorizaron en la India la práctica del sati (la inmolación de las viudas en las piras funerarias de sus maridos), en nombre de la tolerancia.
A la vez que desvelan las contradicciones de los Forjadores de la tolerancia y rompen clichés, estas páginas nos animan a preguntarnos cuáles son nuestros propios “ángulos muertos”.
En esta obra, el interés y ejercicio de la Neuroética –partiendo de la Neurociencia– se advierte como la oportunidad que se abre para iniciar un diálogo interdisciplinar profundo. En la Neuroética se ven claramente los límites conceptuales (aunque no los técnicos) de la Neurociencia, y al mismo tiempo se plantean desde esta ciencia biológica las cuestiones más profundas sobre el ser y obrar humanos, que llevan también a replantearse el sentido de la ciencia experimental nacida de la modernidad. La Neuroética ofrece, en definitiva, una excelente coyuntura para que científicos y filósofos dialoguen, y constituye a la vez una exigente llamada a la responsabilidad –dirigida especialmente a la comunidad académico-científica– a la vista de las repercusiones crecientes que la ciencia experimental (y en particular la Neurociencia) está teniendo en los individuos y en la sociedad entera, atomizando y disgregando nuestro saber y nuestro actuar.