
¿Cómo se ha forjado este carácter tan sencillo, amable y, al mismo tiempo, tan fuerte y decidido, que le capacitó para cumplir la difícil misión que le tocó desarrollar? En estas páginas, llenas de vida y amenidad, el lector encontrará la explicación.
Don Álvaro del Portillo (1914-1994) es una personalidad notable en la vida de la Iglesia por dos motivos principales: por haber sido el primer sucesor del Fundador del Opus Dei, san Josemaría Escrivá de Balaguer, y por su larga y prestigiosa labor jurídica y teológica en varios e importantes dominios: en el Concilio Vaticano II, como Secretario de la Comisión que llevó a cabo el Decreto sobre el ministerio y la vida de los presbíteros; y en la Santa Sede, como Consultor de diversas Congregaciones y particularmente como miembro de la Comisión para la reforma del Código de Derecho Canónico. Presidente General del Opus Dei y Prelado (desde 1983) durante más de 18 años y Obispo ordenado por Juan Pablo II, recorrió el mundo llevando a cabo una intensa labor pastoral.
Lo que llama particularmente la atención del autor respecto de don Álvaro es la armonía de dos facetas supuestamente antagónicas; una inmensa y afabilísima bondad y una indómita energía. Quien trató alguna vez con don Álvaro recordará siempre su semblante sonriente y bondadoso, la serenidad y la amabilidad en persona. Su mirada límpida, azul transparente, profunda, inteligente, atenta... Una mirada que nos hacía sentir muy cerca de Dios pero, al mismo tiempo, una mirada firme, de caminante seguro de sus pasos, junto al cual hemos de aprestar los nuestros para poder acompañarle.
Hugo de Azevedo nació en Santo Tirso, Portugal (16-01-1932), inició sus estudios jurídicos en Coimbra y Lisboa, y a partir de 1952 en Roma donde se doctoró en Derecho Canónico y Derecho Civil Comparado por la Pontificia Universidad Lateranense ("A Transcrição do Matrimónio Canónico no Registo do Estado Civil", 1956), y donde convivió con el Fundador del Opus Dei, san Josemaría Escrivá, y con don Álvaro del Portillo, su inmediato sucesor.
Fue ordenado sacerdote el 7 de agosto de 1955 y reside en Lisboa. Además de sus actividades pastorales, ha publicado obras de distinto carácter -teológico, espiritual, jurídico, periodístico, historiográfico, literario- entre las cuales una biografía de san Josemaría (San Josemaria Escrivá, Alêtheia, Lisboa 2011, 2ª. ed.) y la presente, de don Álvaro del Portillo ("Missão Cumprida", Diel, Lisboa 2008), ya traducida al italiano ("Missione Compiuta", Ares, Milán 2010).
En 1992 fue nombrado Monseñor por la Santa Sede.
Una cálida estampa de la figura afable y recia de Mons. Alvaro del Portillo. El autor, que pasó muchos años con él, ofrece recuerdo vivo de su personalidad, de su fiel apoyo a Josemaría Escrivá y su intenso servicio a la Iglesia.
Dora del Hoyo nació en un pueblo de Castilla y León, en 1914. Tras efectuar los estudios elementales, muy joven comenzó a trabajar como empleada doméstica. En 1939 se trasladó a Madrid, donde alcanzó un merecido prestigio en su ámbito profesional. En 1946, pidió la admisión en el Opus Dei: fue la primera numeraria auxiliar en la Obra. Ese mismo año, se trasladó a Roma. Con su trabajo escondido y su recia abnegación, fue una ayuda inestimable para san Josemaría Escrivá de Balaguer y para la expansión del Opus Dei por el mundo.
San Josemaría valoró siempre mucho el trabajo de sus hijas numerarias y numerarias auxiliares, que se dedican profesionalmente a las tareas del hogar en los centros del Opus Dei. Explicaba que esas tareas constituyen como la "espina dorsal" sobre la que se apoya toda la labor apostólica. Y afirmaba: "¡Es una cosa de primera importancia el trabajo en el hogar! Por lo demás, todos los trabajos pueden tener la misma calidad sobrenatural: no hay tareas grandes o pequeñas; todas son grandes, si se hacen por amor" (Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer, n. 109).
Dora falleció el día anterior a cumplir los 90 años. Murió feliz y "joven", porque era una mujer enamorada: enamorada de Cristo, del Opus Dei, de su trabajo. Por eso, fue "una luz encendida" para las personas que la trataron en vida, y seguirá siéndolo para quienes la conozcan a través de sus recuerdos.
Con fecha de 11 de octubre de 2011 el Obispo Prelado del Opus Dei ha invitado a los fieles de la Prelatura a aportar datos con vistas a la introducción de su Causa de Canonización.
Para ser feliz hace falta tomarse en serio la grandeza de la vida, en este caso, tomarse en serio la grandeza de la vida matrimonial.
El mundo ha cambiado tanto en tan poco tiempo, que la vida feliz de un matrimonio normal se ha convertido en noticia extraordinaria, cuyos detalles suscitan particular interés. Si bien se mira, lo que ha cambiado es la rareza del hecho -mucho mayor ahora-, pero no su misterio profundo. Antes, como ahora, el matrimonio era un cambio de felicidad solo para los que sabían comprender y ejercitar -cada día y en cada detalle- toda la riqueza de su significado real. No es nada fácil ser normal y ser feliz: hace falta tomarse en serio la grandeza de la vida, en este caso, tomarse en serio la grandeza de la vida matrimonial. Tomás Alvira y Paquita Domínguez contaron, para llevar a cabo esa maravilla de la vida diaria, con una gran base de partida: sus cualidades personales y su formación cristiana. Pero a ellos se añadió el toque providencial: su temprano encuentro con san Josemaría Escrivá. La vida de Paquita y Tomás se convierte, a partir de ese momento, en un esfuerzo continuado por vivir la riqueza de la doctrina sobre el matrimonio del fundador del Opus Dei, de tal manera que el éxito de su unión matrimonial -una aventura apasionante, sumamente normal y feliz- constituye una prueba fehaciente de la verdad de esa doctrina.
Antonio Vázquez, colaborador habitual de Mundo Cristiano y Hacer Familia, es bien conocido para nuestros lectores por el libro Matrimonio para un Tiempo Nuevo, una reflexión optimista sobre la vida conyugal, cuya 15ª edición acaba de aparecer. Presidente de Fomento de Centro de Enseñanza, trabajó al lado de Tomás Alvira a lo largo de veinte años, en una tarea apta, como pocas, para tomar el pulso a las personas. Allí se fraguó una gran amistad con toda la familia que le ha permitido calar con profundidad en la personalidad del protagonista de esta semblanza biográfica. Antonio Vázquez, capitán de Caballería hasta 1964, desempeñó más tarde la gerencia del periódico "Madrid", hasta su desaparición. Después de un Programa de Alta Dirección en el IESE (Instituto de Estudios Superiores de la Empresa), dedicó toda su actividad profesional a la labor educativa. En los veinte años que asumió la Dirección General de Fomento prestó también atención a las actividades de Orientación Familiar, con publicaciones y conferencias en distintos países de Europa y América. Está casado y es padre de cinco hijos.
"La risa de Cicely era fuerte, como ella, rica en matices como su vida, franca como su actitud frente al enfermo y contagiosa como fue su convencimiento absoluto de que no podemos seguir abandonando a quien sufre cuando la vida se le escapa de las manos"
La biografía de Cicely Saunders es una historia apasionante; es la historia de un compromiso, personal y profesional, para asumir el reto de no abandonar al enfermo al que la medicina ya no puede -porque no sabe- curar. La generosa determinación de esta inglesa del siglo XX ha sentado las bases de una revolución pacífica que ha cambiado el rostro de la muerte para miles de personas, gracias al nacimiento de los cuidados paliativos modernos y a un concepto novedoso de centro asistencial, conocido en todo el mundo como Movimiento Hospice.
Cicely Saunders, Dama del Imperio Británico, falleció en 2005 y su funeral, celebrado en la Abadía de Westminster, congregó a más de 1.800 personas; un testimonio elocuente del trabajo de toda una vida, que ha transformado el tratamiento del dolor y la asistencia a los enfermos que se encuentran en la fase final de su enfermedad a quienes les dice mirándoles a los ojos: "Tú importas por ser tú".
No es este un libro escrito para profesionales ni para expertos; es un libro para todos aquellos que sentimos miedo a morir con dolor y sin que nos entiendan o respeten, para todos los que hemos sido testigos de la muerte anunciada de un ser querido o para quienes tenemos que acompañar a quien está a punto de emprender su último viaje.
"La risa de Cicely era fuerte, como ella, rica en matices como su vida, franca como su actitud frente al enfermo y contagiosa como fue su convencimiento absoluto de que no podemos seguir abandonando a quien sufre cuando la vida se le escapa de las manos". Del prólogo de Mª Teresa García-Baquero.
¿Cómo conseguir ver a Josemaría Escrivá con los ojos de Dios, y a la vez, gozar también nosotros de la bondad y de la grandeza de Dios, que gozó él en el vivir de cada día?
Josemaría Escrivá ha sido un hombre que ha deseado, que ha buscado, y a quien se le ha concedido, donado, caminar con Cristo por los caminos de la
tierra, todos los días de su vida. De “contemplativo itinerante”, de santo de lo “cotidiano”, le calificó Juan Pablo II el día en que lo beatificó.
Yauyos y Huarochirí son dos provincias del Departamento de Lima que en 1957 la Santa Sede erigió en Prelatura Nullius. Era un extenso territorio, en plena cordillera de los Andes, que precisaba una labor directa, eficaz y entregada. El Papa encomendó esta tarea al Opus Dei. Un puñado de sacerdotes, capitaneados por su obispo, desarrolló su labor pastoral al servicio de gentes muy pobres y bondadosas, de honda religiosidad, pero postergadas por la ignorancia y el aislamiento.
Esta obra narra sucesos y circunstancias que acompañaron la labor de atención espiritual y promoción social, en años de difícil andadura por pueblos y caseríos, viajando por la fría cordillera, entre asombros y peligros. Samuel Valero vio y vivió lo que relata con vibración y maestría. El lector se sentirá transportado a un mundo apasionante, e impulsado a proseguir hasta agotar la última página.
Samuel Valero nació en Teruel en 1928. Terminada la Guerra Civil, ingresó en el Seminario. Cursó Filosofía y Teología en el Seminario de Barcelona, y se ordenó sacerdote en 1951. Después de varios años atendiendo parroquias de su diócesis, se trasladó a la Prelatura Nullius de Yauyos (Perú). Allí permaneció durante diez años, la mayoría de ellos como Canciller de la Prelatura y profesor de Lengua Castellana. A su regreso, trabajó con estudiantes en el Colegio Guadalaviar y en el de El Vedat de Valencia. Como autor, cultiva sobre todo la narración corta y el cuento.
« En este momento, Moro es a los ojos de los hombres lo que fue en sus días a los ojos de sus contemporáneos: un excelso humanista, un juez recto y prestigioso (...), Canciller eximio de Inglaterra; el mejor de los amigos y modelo de padre y esposo. Y es también, ante nosotros, lo que predicó la posteridad: un mártir, y lo que barruntaron quienes le conocían: un santo ».
La vida y la obra de Tomás Moro suscitan un creciente interés. Su gran personalidad y claridad de ideas son tan evidentes como su importancia histórica y literaria. Andrés Vázquez de Prada, profundo conocedor de la figura de Moro, es el autor de esta atractiva y completa biografía: "una semblanza fresca y de nuevo cuño" de un hombre cuya vida tiene un alto valor ético y espiritual aún en nuestros días.
El interés de Andrés Vázquez de Prada en algunas figuras de la historia de Inglaterra se expresa en libros como El sueño de un anciano, sobre el cardenal Newman, y la biografía de Sir Tomás Moro.
Reflejo de su inclinación humanística son, entre otros, el Estudio sobre la amistad y El sentido del humor, así como la versión castellana, con introducción y notas de la Utopía de Tomás Moro.
Desde el observatorio de su experiencia y de sus numerosos encargos diplomáticos, el autor contempla la evolución y repercusión del Concilio Vaticano II, gestado y realizado para el bien de la Iglesia y del mundo. Así lo han reafirmado Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Se trata de un libro cálido y cercano, que analiza la hermandad ecuménica entre los cristianos y su luminosa amistad con los judíos, y explica cómo la Iglesia, en la actualidad, no necesita más concilios ni contrarreformas, sino aplicar el Vaticano II a la vida de los cristianos en este tiempo de esperanza.
Justo Mullor fue ordenado obispo en 1979 por Juan Pablo II. Trabajó en la Secretaría de Estado vaticana durante los años del Concilio; fue nuncio apostólico en numerosos países, y Observador Permanente en el Consejo de Europa y Naciones Unidas; Presidente de la Escuela Diplomática de la Santa Sede y miembro de la Congregación de los Santos. Con Rialp ha publicado Dios cree en el hombre.
El debate teológico y ecuménico surgido con ocasión de la erección de los Ordinariatos personales para los grupos de anglicanos que desean la plena incorporación a la Iglesia Católica, ha impulsado al autor a indagar de nuevo y exponer de manera unitaria la realidad eclesiológica de la Prelatura personal del Opus Dei.
El libro que el lector tiene entre las manos es fruto de veinte años de estudio riguroso. El autor, partiendo de investigaciones suyas anteriores sobre la realidad eclesiológica del Opus Dei, vuelve a abordar el tema con un nuevo enfoque, mayor conocimiento teológico y el desarrollo de veinte años más de vida de una realidad apostólica que tiene su sitio auténtico en el Derecho Canónico y que se diferencia de otras realidades nuevas que van surgiendo gracias a la vida de la Iglesia.
Desde el año 1928 en que naciera la Obra, se ha trabajado mucho para ajustar su carisma fundacional a la vida y organización peculiar de la Iglesia. En ese tiempo también otras realidades eclesiológicas han ido surgiendo y evolucionando dando lugar a la Iglesia del siglo XXI. En ella el Opus Dei tiene un sitio propio que es el de estar “en medio del mundo”. Entender en toda su originalidad y profundidad lo que parece a primera vista tan sencillo es parte del objetivo de este libro, además, como siempre, de mostrar toda la riqueza de la Iglesia que no cesa de ser impulsada por el soplo del Espíritu.
El libro quiere ser una contribución al esfuerzo de teólogos y canonistas por presentar, en contexto ecuménico, la estructura fundamental de la Iglesia.