En un tiempo en el que proliferan los libros contrarios al fenómeno religioso, en los que se esgrime la ciencia como prueba más fehaciente de la no existencia de Dios, una de las luminarias científicas más grandes del planeta, el genetista Francis S. Collins, líder durante más de una década del Proyecto Genoma Humano, se descuelga con un argumento precisamente contrario: el tránsito del ateísmo a la fe, guiado de la mano de la razón y el progreso científico. Collins reconcilia lo que para muchos son dos polos completamente opuestos: la rigurosidad de la ciencia con la creencia en un Dios trascendente o la fe como elección enteramente racional con principios complementarios a los de la ciencia. El científico estadounidense reivindica la coexistencia dentro de una misma persona de las dos perspectivas, la científica y la espiritual, cada una con su propio lenguaje y su propio dominio de exploración, y ambas fuente de profundas revelaciones. Para llegar a ese punto de armonía a priori imposible, Collins analiza en este texto revelador algunas de las principales argumentos que se han planteado en contra de la existencia de Dios y teorías más o menos polémicas como las del creacionismo, el diseño inteligente o la evolución darwinista, a la luz de los saltos revolucionarios que se han producido en el campo de la ciencia en los últimos años, ya sea en lo referente al origen del universo o de la vida en la Tierra, o de los misterios que encierran la molécula del ADN y la codificación del genoma humano, campo en el que él es una autoridad mundial. Su conclusión es lo que él llama BioLogos, una teoría que integra armónicamente ciencia y fe, en la que se acepta plenamente el proceso de la evolución y la selección natural, pero también la unicidad del ser humano.
El 18 de noviembre de 2015 se cumplieron los cincuenta años de la aprobación en la misma fecha de 1965 de la constitución sobre la divina revelación Dei Verbum, del II Concilio del Vaticano. Con motivo de tan importante efeméride, la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe decidió llevar adelante no tanto un comentario, en el sentido estricto del vocablo, como volver sobre las cuestiones afrontadas por la Constitución hace medio siglo y, teniendo en cuenta el curso seguido por las ciencias bíblicas en estas décadas y el conjunto de documentos emanados del magisterio pontificio y de algunos de los órganos que auxilian al magisterio como la Pontificia Comisión Bíblica y la Comisión Teológica Internacional, afrontar de nuevo una lectura concorde con las enseñanzas de la Constitución y que tenga en cuenta las aportaciones de las ciencias bíblicas.
La Teología fundamental aquí propuesta se comprende como la disciplina que quiere fundar los principios del conocimiento teológico y, a su vez, justificar la credibilidad de la revelación cristiana para poder «dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza» (1 Pe 3,15). De hecho, a los cincuenta años de la conclusión del Concilio Vaticano II se puede constatar la necesidad renovada de un talante teológico-fundamental para la teología y para la vida eclesial, particularmente en una Iglesia que, para responder al momento en que vivimos, el papa Francisco la ha urgido a que se sitúe «en salida » y que procure «desarrollar un nuevo discurso de la credibilidad, una original apologética que ayude a crear disposiciones para que el Evangelio sea escuchado por todos» (Evangelii gaudium, 132). Por esto, la palabra final de esta Teología fundamental apunta a la vía del testimonio como paradigma de la credibilidad de la Iglesia y aun de toda la revelación y de su centro y plenitud que es Jesucristo: «el testigo fiel» (Ap 1,5). De ahí que de forma relevante «la credibilidad de la Iglesia pase a través del camino del amor misericordioso y compasivo» (Misericordiae vultus, 10).
Salvador Pié-Ninot (Barcelona, 1941), presbítero, estudió teología en Barcelona y Roma y es catedrático emérito de la Facultad de Teología de Cataluña en Barcelona y de la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma. Fue presidente de los Servicios Religiosos de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 y ha sido experto en los Sínodos sobre la Palabra de Dios y la nueva Evangelización, así como en los Jubileos del Segundo Milenio y de la Misericordia. Actualmente es presidente de la Fundación Diocesana Blanquerna de la Universitat Ramon Llull y párroco de la Basílica de Santa María del Mar de Barcelona. Entre los numerosos libros que ha publicado destacan: Diccionario de Teología fundamental (32010); Dei Verbum religiose audiens (1999); La Teología fundamental (72009); Eclesiología (32015).
Nueva edición de esta obra fundamental de Henri de Lubac, con un nuevo prólogo de Valentí Puig: «El lector de El drama del humanismo ateo regresa una y otra vez a una de las verdades cristalinas del prólogo: `No es verdad que el hombre, aunque parezca decirlo algunas veces, no puede organizar la tierra sin Dios. Lo cierto es que, sin Dios no puede, en fin de cuentas, más que organizarla contra el hombre`. Vivimos un tiempo en el que hay que tener muy en cuenta, con Claudel, que la verdad no tiene nada que ver con el número de personas a las que persuade. Un cristianismo de choque --dice Lubac-- no puede ser un cristianismo de fuerza».
Con un estilo penetrante y lúcido, Henri de Lubac traza en este libro la semblanza espiritual de tres filosofías, centradas en tres hombres decisivos para la cultura moderna: Comte, Feuerbach y Nietzsche. Las doctrinas de estos tres pensadores inspiran tres filosofías de la existencia social, política e individual, que hoy ejercen una influencia considerable sobre la vida misma. Humanismo positivista, humanismo marxista y humanismo nietzscheano son, más que un ateísmo propiamente dicho, un antiteísmo, y más concretamente, un anticristianismo, por la negación que hay en su base. Por opuestos que sean entre sí, sus mutuas implicaciones, ocultas o manifiestas, son muy grandes y tienen un fundamento común, consistente en la negación de Dios, coincidiendo también en su objetivo principal de aniquilamiento de la persona humana.
A los nombres de Comte, Feuerbach y Nietzsche se añade, en el estudio de Henri de Lubac, el nombre de Dostoievski, con su imponente testimonio a favor de la fe. Dostoievski no es más que un novelista. No ofrece en modo alguno un sistema. No aporta ninguna solución a los tremendos problemas que plantea a nuestro siglo la organización de la vida social. Pero de sus obras, de la magia incomparable de su literatura, se desprende con hiriente claridad esta verdad: que si el hombre puede organizar la tierra sin Dios, sin Él no puede organizarla más que contra el hombre; que el humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano. ¿No es la historia contemporánea la confirmación trágica de esta intuición?
El relativismo difuso urge hoy una fundamentación de la revelación cristiana atenta a la cultura sincrética dominante, en diálogo con la racionalidad y las capacidades del lenguaje para formular con éxito la ratio interna o lógica de la fe. Tal es el cometido de la Teología fundamental: una fundamentación del cristianismo que, sin incidir en la apologética de controversia, afronte con rigor la apología o justificación del cristianismo como religión revelada. En esta empresa, la fe, virtud teologal divinamente infundida, obra de la gracia acogida en libertad por el creyente, desarrolla su propia lógica como respuesta a la revelación de Dios, estando atenta a los datos fundacionales del cristianismo y al desarrollo del dogma cristiano.
Adolfo González Montes, durante años catedrático de Teología fundamental en la Universidad Pontificia de Salamanca, es obispo de Almería, reconocido ecumenista y obispo delegado de la Conferencia Episcopal Española en la Comisión de Episcopados de la Unión Europea. Es autor, entre otras obras, de Reforma luterana y tradición católica, Enchiridion oecumnenicum, Fundamentación del cristianismo, Teología política contemporánea e Imagen de Iglesia
Esta iniciación acerca al lector -en un lenguaje asequible- al origen, el objeto y el método de la Teología Fundamental, una disciplina que se ocupa de "los fundamentos" de toda labor teológica: la Revelación de Dios al hombre y su transmisión en la Iglesia. Nace esta disciplina de una actitud espontánea en todo creyente: la de la fe que busca entender.
Cierra el libro un extenso capítulo sobre el diálogo ecuménico.
Jutta Burggraf es doctora en Teología por la Universidad de Navarra, y doctora en Psicopedagogía por la Universidad de Colonia. En la actualidad es profesora de Teología Dogmática en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra.
El presente libro es una propuesta para caminar “hasta el misterio del umbral”, como las mujeres en el primer día de Pascua. En efecto, éste es el objetivo de la teología fundamental: mostrar cómo el cristianismo es digno de fe y significativo para los hombres de hoy, y así psibilitar que, tal como las mujeres y los discípulos a partir de aquel primer domingo, los cristianos puedan ser testigos del Viviente (Lc 24, 5.23; Ap 1,18) capaces de “dar razón de la esperanza” (1 Pe 3,15), del Dios revelado en Jesucristo y presente por su Espíritu en la Iglesia.
Salvador Pié-Ninot, sacerdote de Barcelona (Cataluña/España), ordenado en 1964; doctor en teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma en 1971; profesor ordinario de Teología Fundamental y Eclesiología Sistemática en la Facultad de Teología de Cataluña (Barcelona), y desde 1992 docente de la Universidad Gregoriana. Ha publicado, La Palabra de Dios en los libros sapienciales (1971); La Revelación (1980); Donar raó de l’esperança. Esbós de teologia fonamental (1983); La Teología Fundamental (62006); La sinodalitat eclesial (1993); Introducción a la Eclesiología (52004); Diccionario de Eclesiología (con C.O’Donnell, 2001); Creer en la Iglesia (2002); Introducció a la Lumen Gentium (2003); Eclesiología (2006). Ha sido presidente de los servicios religiosos de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992; miembro de la Pontificia Comisión teológico-histórica del Gran Jubileo del 2000, y actualmente es presidente de la Fundación Blanquerna de la Universitat Ramon Llull de Barcelona.
La Teología Fundamental trata de responder de manera científica a la invitación que el Apóstol dirige a los cristianos a que estén siempre dispuestos a “dar razón de la esperanza”. Partiendo de la fe en la revelación de Dios en Cristo, analiza la naturaleza de la misma revelación y del acto de fe, así como su modo de situarse en relación con la razón y la existencia humanas.
Se articula en dos partes. La primera se presenta como una teología de la revelación y de la fe, a la cual se une un examen de la teología de las religiones. La segunda, contiene un amplio estudio de la credibilidad de la revelación en sus diversos aspectos y relaciones, tanto teológicos como antropológicos. Este estudio culmina en una desarrollada exposición de los signos primordiales de la revelación que son Cristo y la Iglesia.
El conocimiento de las cuestiones abordadas proporciona una información y reflexión sobre las cuestiones fundamentales en las que se apoya la fe cristiana, así como la capacidad para establecer un verdadero diálogo de la fe, tanto con la razón y la cultura, como con los hombres religiosos en general.
El misterio de la fe cristiana, trascendente y razonable, descrito con claridad y altura teológica fruto de una larga experiencia docente. La Revelación es Palabra de Dios, que no solo comunica un contenido de verdades, sino que incide profundamente en la historia, haciendo que esta sea historia de la salvación. Es Palabra de Dios que no solo habla de la vida eterna, sino que lada: es palabra de salvación. Toda esta historia, toda esta verdad, toda esta salvación tiene en Jesucristo, Palabra eterna de Dios encarnada, su plenitud. Para acoger la Revelación es necesario el don sobrenatural de la fe, pero la razón alcanza a mostrar su credibilidad; más aún, el estudio serio de las fuentes muestra que lo más razonable es creer. Afirmaba Juan Pablo II que Dios "revela su misterio de amor, y mientras llena de luz la mente del que lo recibe, lo deslumbra hasta el punto de hacer parcial y necesariamente incompleta su comprensión". De ahí surge la necesidad del estudio y de la profundización. En este manual, ese estudio se divide en dos partes. La primera, Dogmática fundamental, trata de la revelación histórica de Dios, de su transmisión en la Iglesia y por la Iglesia, y de la fe teologal. La segunda, Fundamentos de Apologética, analiza la estructura fundamental de la credibilidad de la Palabra de Dios y los elementos principales que la manifiestan. El texto se dirige principalmente a profesores y estudiantes de Teología, pero será útil también a todos aquellos que deseen profundizar en los fundamentos de la fe cristiana y, así, estar mejor capacitados para dar razón de su esperanza, también ante los desafíos de la actual dictadura del relativismo denunciada por Benedicto XVI. FERNANDO OCÁRIZ es Profesor Ordinario de Teología Fundamental y Dogmática y Vice Gran Canciller de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, Académico de la Pontificia Academia Teológica y Consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Ha dedicado especial atención a la antropología cristiana, a las cuestiones cristológicas y a su incidencia en la espiritualidad. Es autor de numerosas publicaciones, entre las que se pueden mencionar Hijos de Dios en Cristo, Pamplona 1972; Amor a Dios, amor a los hombres, 4ª ed., Madrid 1980;Voltaire: Tratado sobre la tolerancia, Madrid 1979; El marxismo, 5ª ed.,Madrid 1980; El Opus Dei en la Iglesia,5ª ed., Madrid 2001; El misterio de Jesucristo, 3ª ed. Pamplona 2004;Naturaleza, gracia y gloria, 2ª ed.,Pamplona 2001. ARTURO BLANCO es Profesor Extraordinario de Teología Fundamental en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma). La presente obra recoge su experiencia docente e investigadora sobre los temas relacionados con la fe y la credibilidad. También ha dedicado especial atención a la Historia de la Teología. Ha publicado en Ed. Palabra ¿Qué es la teología?(1990); y en Apollinare Studi(Roma) Teologia Fondamentale(1997),también en colaboración con F. Ocáriz.
La teología fundamental ha conocido en los últimos años tal desarrollo que necesita ella misma una introducción. Termina de este modo aquella condición de ancilla que parecía tener respecto a la teología dogmática, para figurar con pleno derecho en la ciencia teológica como una disciplina con su propio método e identidad. Esta Introducción subraya la importancia de la inteligencia de la fe para el vivir del creyente y la imposibilidad de dejar para más tarde lo que urge realizar.