Esta obra, que apareció por primera vez en la colección BAC Normal en 1987, cuando su autor era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, aborda con palabra franca y vigorosa los temas más candentes de la vida eclesial.
En la primera parte se reflexiona sobre la imagen de la Iglesia que emergió en el Concilio Vaticano II, poniendo de relieve la íntima vinculación que debe existir entre singularidad y universalidad, entre pluralidad y unidad. El ecumenismo es el contenido de la segunda parte. El diálogo interconfesional se presenta como un largo camino hacia la unidad en la caridad, un camino que debe recorrerse confiados en el Espíritu, empeñados, unos y otros, en la búsqueda apasionada de la verdad y sin ceder a la tentación de un fácil concordismo. A las relaciones entre la Iglesia y la política dedica el autor la última y más extensa parte de la obra.
Sin duda, estos tres campos de pensamiento reflejan bien la visión de la Iglesia, hacia dentro y hacia fuera, de quien ahora es el sucesor de Pedro con el nombre de Benedicto XVI.
Dar razón de la propia esperanza es tarea y gozo permanente de los cristianos. Especialmente en un contexto cultural en el que muchas de sus tendencias dominantes miran con indiferencia o con distancia el hecho de la fe. Esta situación provoca en numerosas ocasiones cierto complejo de inferioridad intelectual entre los creyentes. Por ello es tan importante y urgente redescubrir la dignidad de creer. Más que sentirse amenazada, es la fe la que lanza su provocación y su alternativa a lo cul-tural e ideológicamente correcto. Y ello lo ha de hacer como defensa de la dignidad de cada ser humano y de la credibilidad de Dios. Esta actitud se ha convertido para la Iglesia en España en el tema de nuestro tiempo.
Eloy Bueno de la Fuente (Zamora), sacerdote diocesano de Burgos, es decano y catedrático en la Facultad de Teología del Norte de España (sede de Burgos), donde enseña Cristología y Teoría del Conocimiento. Entre sus publicaciones cabe citar: 10 palabras claves en cristología (2000); España entre cristianismo y paganismo (reimp. 2003) y Eclesiología (2ª ed., 2004).
Compendio de lo que el cristianismo enseña acerca de la pervivencia del alma después de la muerte, el sentido de las oraciones por los difuntos o la retribución final.
Introducción del Card. Ratzinger. Comentarios de C. Sorgi, S. Maggiolini, C. Pozo, Ch. Schönborn, W. Kasper. Prólogo de Mons. T. Bertone.
Se ofrece en este libro unos documentos de la Congregación para la Doctrina de la Fe y de la Comisión Teológica Internacional, que constituyen un compendio de lo que el cristianismo enseña acerca de: la resurrección de todo hombre, la pervivencia del alma después de la muerte, la parusía de Cristo glorioso, el sentido de las oraciones por los difuntos, la retribución final. También se trata de la incompatibilidad del cristianismo con las teorías reencarnacionistas.
En este libro, Savonarola aporta una percepción de su tiempo poco común: el Renacimiento italiano como epítome de corrupción y decadencia. Corrupción, en primer lugar, de la Iglesia y el Papado, pero también de los príncipes, de los pueblos, de las artes y de la cultura. La simplicidad de la vida cristiana propone una reforma basada en la simplicidad interior frente la duplicidad, la tibieza, la hipocresía, la soberbia intelectual, y simplicidad exterior frente al lujo, al amaneramiento, la sofisticación y la ostentación. Al fin y al cabo, Dios y las Escrituras, y no los clásicos y héroes del paganismo, son el modelo de simplicidad pura que los elegidos deben tener siempre ante la vista. Diatriba, pues, contra el Renacimiento y su promiscua efervescencia literaria, filosófica, artística, un mundo irreconciliable con un cristianismo comprometido que Savonarola, desde su nostalgia teocrática, desea ver presente en todos los aspectos de la vida humana.
Ser cristiano y pertenecer a la Iglesia no es algo evidente y natural. Muchos hombres y mujeres tratan de llevar una vida digna sin una fe religiosa. Sin embargo, a pesar de esto existen personas que se plantean el problema de la posibilidad de una existencia religiosa y de la necesidad de formar parte de una Iglesia.
En los dos ensayos que contiene el presente libro, dos reconocidos teólogos afrontan esta problemática. Respondiendo al interrogante: «¿Por qué soy todavía cristiano?», Hans Urs von Balthasar expone las motivaciones más profundas del fenómeno cristiano; Joseph Ratzinger, por su parte, reflexionando sobre el tema: «¿Por qué permanezco en la Iglesia?», examina las razones objetivas y subjetivas y analiza críticamente los desarrollos eclesiales contemporáneos. La diferente sensibilidad con que los autores abordan y desarrollan este asunto refleja la gran variedad de perspectivas teológicas que existen.
ENGLISH
"Why Am I Still a Christian? Why Do I Remain in the Church?"
Balthasar presents the deepest motivations behind Christianity. Ratzinger, reflecting on "Why Do I Remain in the Church?", reviews several reasons, both objective and subjective, offering a judgment of recent developments in the Church.
Cosas de curas” significa a veces algo reservado a una clase especial de personas y, en cualquier caso, algo que está fuera de las posibilidades de la gente normal. Otras veces es una expresión ofensiva: “Cosas de curas” quiere decir cosas de subdesarrollados, o bien algo complicado, abstruso... Pero siempre se trata de algo que no pertenece a la esfera de los intereses de las personas comunes.
Más grave aún es cuando esta expresión se aplica al mensaje de Jesús. Para muchos el evangelio es “Cosas de curas”, algo reservado a los especialistas, que no merece la pena conocer.
También bastantes creyentes consideran que muchas partes del evangelio están dirigidas a categorías particulares de personas y que lo poco que queda y les afecta contiene sólo fórmulas que creer y preceptos que observar.
Pero la “Buena Noticia” es para todos.
Todo el evangelio es para todos.
El mensaje de amor incondicional por parte de Dios se dirige a todos los hombres. No es una propuesta para los curas, sino también para los laicos; lo mismo para los santos que para los pecadores, igual para los justos que para los inmorales y los despreciados. Nadie está excluido de la invitación a la plenitud de vida que hace Jesús
Nuestro número ha salido en la ruleta". Esta provocadora frase de J. Monod constituye el tema de la extendida ideología que considera el origen del mundo como fruto del azar, y la vida del hombre como perturbadora del equilibrio cósmico.
El Cardenal Ratzinger no deja escapar la oportunidad: ¡la belleza, la armonía, la libertad, frutos del azar! Cuanto más racional y convincente es la doctrina cristiana: Dios ha creado el cosmos ha creado el hombre y le ha confiado el mundo para que lo conserve y lo cuide. Con su pecado el hombre ha llevado el cosmos al desorden y se trata ahora de restablecer el equilibrio inicial para que en el mundo brille la gloria del Dios y del hombre.
El autor con su estilo diáfano y penetrante aporta elementos de claridad a uno de los debates más vivos de la cultura contemporánea.
INDICE
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Dios Creador.- La diferencia entre forma y fondo en el relato de la Creación. La unidad de la Biblia como criterio de interpretación. El criterio cristológico.
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Significado de los relatos bíblicos de la Creación.- La racionali-dad de la creencia en la creación. Significado permanente de los elementos simbólicos del texto.
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La Creación del hombre.- El hombre formado de la tierra. Imagen de Dios. Creación y evolución.
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Pecado y Salvación.- Sobre el tema del pecado. Limitaciones y libertad del hombre. El pecado original. La respuesta del Nuevo Testamento.
Seguramente K. Rahner y H. V. Balthasar son los dos teólogos más renombrados del postconcilio. Pero el método teológico es muy diferente en ellos. En el caso de Rahner, se trata de un teólogo que se preocupa ante todo de conectar con la sensibilidad del hombre moderno y con su apertura trascendental del ser. En el caso de Von Balthasar, la teología es, ante todo, contemplación de la belleza de Dios, partiendo de la Escrutura y de los Padres. Su teología es contemplación y estética. Estudiar a estos teólogos es entrar a fondo en los núcleos fundamentales de la fe cristiana. Sayés no se limita a dialogar con ellos, sino a exponer su propio punto de vista. Se trata por tanto de una confrontación constructiva que permite al lector penetrar en la esencia del cristianismo.
La teología fundamental ha conocido en los últimos años tal desarrollo que necesita ella misma una introducción. Termina de este modo aquella condición de ancilla que parecía tener respecto a la teología dogmática, para figurar con pleno derecho en la ciencia teológica como una disciplina con su propio método e identidad. Esta Introducción subraya la importancia de la inteligencia de la fe para el vivir del creyente y la imposibilidad de dejar para más tarde lo que urge realizar.
Tras haber expuesto el Concilio Vaticano I la doctrina del primado y la infalibilidad del papa, en el Concilio Vaticano II tuvo lugar una más profunda reflexión sobre la función episcopal en la Iglesia y sobre las relaciones entre los obispos y el papa. El núcleo de la constitución sobre la Iglesia que se aprobó en aquella ocasión, respondía precisamente a esta cuestión. Aunque escritos con anterioridad, estos estudios de dos grandes teólogos, Karl Rahner y Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, marcaron un cambio de rumbo importante. Sus respuestas coinciden sustancialmente con las del concilio. Episcopado y primado ofrece interesantes materiales para una teología de la relación entre estas dos funciones. En el primer capítulo, Karl Rahner arroja luz sobre la cuestión de la esencia de la Iglesia vista desde la relación entre Iglesia universal e Iglesia local. En el segundo capítulo, Ratzinger, amplía y completa esta visión tratando de entender la relación viva entre primado y episcopado, no partiendo del sacramento, sino de la palabra; y demuestra que la «sucesión apostólica» es, por su esencia, la presencia viva de la palabra en forma de testimonio. En el tercer capítulo, Karl Rahner aborda la problemática de la relación entre el obispo singular y el colegio apostólico
Karol Wojtyla (Juan Pablo II) desarrolla una peculiar visión del hombre, esperanzadora y moderna, fruto de sus experiencias, estudios y reflexiones.
Comprende numerosos escritos, inéditos hasta ahora en castellano, que van desde el año 1957 hasta 1969. En la primera parte, ´Introducción a la ética´, el autor expone su opinión sobre los principales temas que afectan al hombre, como el amor, la felicidad o la justicia. La segunda parte, ´Ensayos de ética personalista´, es una selección de escritos publicados en revistas especializadas. En estos textos, Karol Wojtyla ofrece una significativa aportación para la fundación de una ética de tipo personalista y presenta al público español la escuela ética de Lublin. ´Mi visión del hombre´ comprende un valioso conjunto de reflexiones sobre temas éticos que, hasta el momento, no estaba al alcance de los lectores en lengua española.
La Trilogía inédita de escritos de Karol Wojtyla comprende: ´Mi visión del hombre´ (escritos de ética), ´El hombre y su destino´ (escritos de antropología) y ´El don del amor´ (escritos sobre la familia).
La cristología en clave de seguimiento es la originalidad y novedad de este libro. Está pensada como una primera parte centrada en la persona de Jesús el Mesías en cuanto iniciador del seguimiento. Habrá una segunda parte centrada en el estilo de vida de los seguidores partiendo del Nuevo Testamento y teniendo en cuenta la eclesiología narrativa.
Fernández, Bonifacio
Misionero Claretiano, nacido en Remolina (León) en 1943. Doctor en Teología, es especialista en cristología. Director del Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid (ITVR). Ha enseñado también en diversos centros en Europa, Asia y América. Miembro del consejo de redacción de Vida Religiosa. Constantemente preocupado por iluminar en lo posible el misterio del Verbo encarnado, su doctrina es profunda y rigurosa. La seriedad y el rigor de sus estudios no le lleva a desentenderse de la vida real, interès que se manifiesta en una acción concreta en el apostolado matrimonial.