Primera traducción al español de uno de los textos fundamentales del pensador que, más que ningún otro en nuestro tiempo, ha captado la importancia crucial de la belleza como vía de recuperación de la verdad y el bien, y fue referente teológico esencial del concilio Vaticano II. El todo en el fragmento sitúa en una perspectiva cristocéntrica todos los elementos de la vida de la Iglesia y de la historia.
Con la denominación de monástica, religiosa o consagrada, liminal o profética, miles de personas sienten la fascinación de esa forma de vivir, que admite muchas variantes y que, anterior al cristianismo, existe desde la antigüedad. El fenómeno -cuando acontece en nuestro tiempo- resulta llamativo, y desconcierta. Aquí se ofrece una reflexión sobre él y una visión teológica en camino para tiempos de cambios profundos, en el contexto de nuestra época, definida como posmoderna, neoliberal, planetaria y global. Son destinatarios de esta obra quienes se interesan por una eclesiología existencial abierta a todas las formas de vida cristiana; quienes desean descubrir una importante dimensión utópica, carismática y creativa de la existencia cristiana; quienes se inician en esta forma de vida y buscan respuestas adecuadas para nuestro tiempo; quienes desean repensarla y refundarla desde nuevos presupuestos; y también, quienes, interesados por la ecología humana de la Iglesia, desean descubrir una de sus zonas más misteriosas.
Ante el deterioro de nuestro planeta son muchas las voces que se alzan pidiendo un gesto de responsabilidad. Estas páginas recorren, a grandes zancadas, la historia cristiana, entreviendo entre sus pliegues los signos de un respeto a la creación que viene exigido por la misma fe cristiana. Esos signos son innumerables y tan sólo unos pocos han podido ser recogidos aquí. Nuestra reflexión, explícitamente creyente, es una invitación a colaborar en la tarea de conservar para el futuro el mundo creado que nos ha sido concedido como hogar. También, estas páginas quieren tender un puente, sencillo y «ecológico» entre la contemplación y la acción. El mundo creado es para los cristianos un libro en el que nos habla Dios, pero es también un interlocutor que nos dirige algunas urgentes demandas éticas.