¿Qué valor histórico poseen los Evangelios? ¿Tenía Jesús conciencia de ser el Hijo de Dios y el Mesías? ¿No será más bien una invención de la primitiva comunidad cristiana? ¿Hay alguna explicación para los milagros, la Resurrección o las profecías?
El autor da respuesta a muchas preguntas frecuentes, y muestra de un modo didáctico y atractivo los contenidos más esenciales de la fe cristiana: la Encarnación, el pecado, la salvación, el sentido de la pasión y muerte de Jesucristo, su resurrección y ascensión, la venida del Espíritu Santo…
Joseph Grifone, profesor de Matemáticas en la Universidad de Toulouse, ha publicado varios libros y artículos en revistas científicas de su especialidad. Desde su juventud se interesó por la exégesis bíblica, y ha impartido numerosos cursos y conferencias sobre esta materia. Es también autor de una introducción a la lectura de las cartas de San Pablo.
Es la obra más representativa del pensamiento de Richard Swinburne y un clásico en la filosofía contemporánea. Analiza con profundidad y rigor la probabilidad de la existencia de Dios.
Hablar de la Virgen María no es hacerlo de una devoción incontrolada. Si uno viene a este libro a buscar un discurso piadoso, no lo encontrará. San Bernardo decía que la Virgen María no necesita de nuestras exageraciones. Los creyentes necesitamos una imagen de María ajustada al significado de su persona. Esta obra expresa en un lenguaje poco convencional el sentido de la figura de la Virgen María en la tradición de la Iglesia.
Nuestra sociedad, que pregona el amor líquido, maleable, a gusto del sujeto y de la ocasión, no confia mucho en el matrimonio porque no cree que existan tejidos sólidos. Este libro defiende el arte del tapiz, como en el mito de Aracne, porque Dios y el hombre trabajan al unísono en el telar del cuerpo y el tiempo humanos, y el matrimonio es la matriz donde se borda la imagen de ese hombre llamado a la comunión, convirtiéndose así en atalaya para observar el resto de sacramentos.
La ética tiene muchos temas que abordar en la actualidad, pero si hay uno que genera posiciones muy radicalizadas, ése es el de la objeción de conciencia en el contexto de la sanidad. Generalmente, su análisis se realiza desde posturas que buscan más la defensa de una posición previamente asumida que profundizar en las razones y sinrazones de la misma. Es más fácil, sin duda, colocarse en las orillas del «a favor» o «en contra» que bucear en el océano de la búsqueda. Pisar sobre seguro puede ser una garantía para la supervivencia, pero también puede ser síntoma de un terrible miedo o una gran pérdida de nuevos y extraordinarios lugares que a simple vista no se atisban. Bucear en las profundidades, por su parte, tiene sus riesgos, pero permite abrir dimensiones ocultadas por la superficie. Lo que el lector tiene en sus manos es más un intento de bucear en la objeción de conciencia que situarse en tierra firme.
Lo hemos querido hacer atendiendo a diferentes perspectivas. La primera, amplia y como aproximación, la desarrollo yo mismo. Poner el texto en el contexto parece que es necesario. Lo realizo atendiendo a cuatro vectores: la maduración de la conciencia como un largo proceso de maduración, las figuras precedentes de la objeción que se han dado en la historia, el contexto actual y el ámbito de la éticas profesionales y de la sanitaria en particular. El profesor Diego Gracia desarrolla, en un segundo momento, la historia de la objeción de conciencia. El lector descubrirá en su reflexión histórica, jurídica y ética que la objeción de conciencia, tal y como la entendemos, es una figura bastante joven, fruto de las sociedades liberales. En un tercer momento, Francisco Oliva trata de responder a una pregunta fundamental: ¿es la objeción de conciencia un derecho constitucional? Para ello, recorre magistralmente la doctrina del Tribunal Constitucional, la jurisprudencia del Tribunal Supremo y las sentencias de los Tribunales Superiores de Justicia. Enrique Bravo trata de encontrar las sentencias concretas y presentar los casos, en el penúltimo capítulo, que sirvan de referencia para abordar problemas concretos. Finalmente, Eduardo López Azpitarte, uno de los teólogos moralistas de referencia en España y en el extranjero, reflexiona desde las creencias religiosas. En su texto, afirma: «Habría que dejar muy claro, por tanto, que lo que se permite o tolera en una legislación civil, como signo de respeto y tolerancia al pluralismo vigente, no tiene que ser defendido y aceptado por una conciencia que aspira a mayores exigencias. De ahí, que exista la posibilidad de que una ley concreta pueda chocar contra las exigencias éticas o religiosas de un ciudadano determinado. Se defiende a los que demandan su tolerancia para vivir de acuerdo con su propia ideología. Pero ha de respetar también el derecho que tienen los que no desean aceptarla por razones éticas o religiosas».
Mi más sincero agradecimiento a todos por sus aportaciones en la esperanza de que sirvan también al lector.
La ecología no trata únicamente de las cuestiones relacionadas con lo verde o las especies en extinción. La ecología supone un paradigma nuevo, es decir, una forma de organizar el conjunto de relaciones de los seres humanos entre sí, con la naturaleza y con su sentido en este universo. Ella inaugura una nueva alianza con la creación, alianza de veneración y de fraternidad. No hemos sido creados para situarnos por encima de la naturaleza como quien domina, sino para estar a su lado como quien convive como hermano y hermana. Descubrimos así nuestras raíces cósmicas y nuestra ciudadanía terrestre. Hoy no son sólo los pobres los que deben ser liberados de la cautividad de un modelo de desarrollo que les niega la dignidad, dilapida sus recursos y quiebra el equilibrio elaborado a lo largo de millones de años de trabajo cósmico. El clamor de los pobres se une así al grito de la Tierra. Y a partir de ahí se ensancha la teología de la liberación verdaderamente integral y universal, porque concierne a todos y al planeta entero. La experiencia ecológica permite una nueva recuperación de lo sagrado en la creación, una nueva imagen de Dios, una concepción más amplia y cósmica del misterio cristiano y una nueva espiritualidad.
La ciencia forma parte de nuestra compresión contemporánea del mundo y de nuestra esperanza en el futuro. Para algunos ha desplazado a la religión, y los creyentes deben afrontar los desafíos planteados por la ciencia. Sin embargo, pocos tienen un conocimiento científico directo, sino que la impresión que en general se tiene de la ciencia está más bien basada en el trabajo de los divulgadores, figuras públicas que crean la imagen de la ciencia que llega a la gente común. Además, las opiniones de estos intelectuales públicos sobre la relación entre ciencia y religión son a menudo controvertidas, personales, e incluso idiosincráticas. Sin embargo, son ampliamente conocidas y percibidas por muchos como conclusiones autorizadas derivadas de la ciencia. Oraculos de la Ciencia analiza los escritos populares de los seis científicos que más han influido en nuestra percepción de la ciencia. Los biólogos Stephen Jay Gould, Richard Dawkins, y Edward O. Wilson y los físicos Carl Sagan, Stephen Hawking y Steven Weinberg se han convertido en intelectuales públicos, que han articulado una visión mucho más amplia de la ciencia y del papel que debe jugar en la moderna visión del mundo, El prestigio científico y la elocuencia literaria de estos pensadores se combinan hasta transformarlos en lo que podemos llamar «oráculos de la ciencia». Curiosamente, los principales «oráculos de la ciencia» son predominantemente no creyentes, de manera que no reflejan la distribución de las creencias religiosas en la comunidad científica. Algunos de ellos son incluso hostiles a la religión, creando la falsa impresión de que la ciencia como un todo es incompatible con la religión. Karl Giberson y Mariano Artigas ofrecen una crítica informada de las visiones de estos seis científicos, distinguiendo cuidadosamente ciencia de religión en sus escritos. Este libro será bien recibido por aquellos que están preocupados por el tono del discurso público a propósito de la relación entre ciencia y religión y retará a otros a examinar de nuevo sus propias ideas preconcebidas sobre este tema tan crucial.
Está a la vista de todos la proliferación de libros, folletos y revistas que con gran elocuencia y extrema desenvoltura hablan de ángeles y demonios siempre y solamente en clave esotérica y consumista, en total oposición a la revelación cristiana. Así, a la discreción, cercana al silencio, de no pocos sectores de la teología y de la catequesis, se contrapone la locualidad intransigente y mistificadora de la literatura al servicio de lo oculto.
La preocupación por la unidad es algo esencial y necesario que pertenece al corazón mismo de la Iglesia. No es un capricho de unos teólogos modernos; no es un añadido. Ha existido desde siempre, aunque se ve hoy más claramente su urgencia y necesidad. Benedicto XVI afirma con firmeza: «El actual Sucesor [de Pedro] asume como compromiso prioritario trabajar con el máximo empeño en el restablecimiento de la unidad plena y visible de todos los discípulos de Cristo. Esta es su voluntad, y este es su apremiante deber». El libro es una profunda reflexión e invitación a esta importante labor dentro de la Iglesia, desde la clara conciencia de que lo que nos une es más grande que lo que nos divide.
Jutta Burggraf (1952-2010) fue doctora en Psicopedagogía por la Univ. de Colonia (1979) y en Teología por la de Navarra (1984). De su larga carrera académica, que inició en 1989 como profesora de Antropología en el Instituto Académico Internacional de Kerkrade (Países Bajos), destaca su cátedra de Teología Dogmática y Teología Ecuménica en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Entre sus publicaciones sobre ecumenismo sobresalen Conocerse y comprenderse (2003) y El ecumenismo: una tarea para todos (2004)