“Oliver Twist” es una novela que capta desde el primer momento la atención del lector y la mantiene hasta su última página. Una trama excelentemente urdida, personajes inolvidables, buenos y malvados, drama, tensión, amenazas y peligros, aventuras y peripecias, y un final inesperado y feliz son los ingredientes que hacen de ella una obra sin edad, objeto de numerosas adaptaciones en cine y televisión.
Las penurias y adversidades que azotan a la pequeña huérfana Nell Trent y a su bondadoso pero débil abuelo en su vagabundeo por Inglaterra bajo la persecución del usurero Daniel Quilp, uno de los villanos más acabados y odiosos de toda la obra del autor, son el hilo conductor de "La tienda de antigüedades". Charles Dickens consiguió alumbrar en estas páginas algunos de sus más inolvidables personajes a la vez que desarrollar una novela que, publicada por entregas, causó furor en su época.
Tal vez porque esté inspirada en no poca medida en experiencias propias, David Copperfield era, como confesó el propio Charles Dickens, su novela favorita de entre todas las que había escrito. Sin embargo, desde entonces millones de lectores entusiastas en todas las lenguas así lo han refrendado. Y es que en esta afortunada novela Dickens consiguió como en pocas mezclar las dosis justas de melodrama y de comicidad, de crueldad y de ternura, a través de una amplia e inolvidable galería de personajes entre los que destacan, aparte del propio David, su bondadosa y vehemente tía Betsey Trotwood, el amable señor Micawber, siempre sin blanca, y el pérfido y disimulador Uriah Heep.
Pocas veces como en “Grandes esperanzas” se presenta con más plenitud la oportunidad de poder entregarse al placer de leer por leer. En efecto, las venturas y desventuras que desde su infancia y en las primeras líneas empieza a contarnos el huérfano Pip nos arrastran con la fuerza de un río hasta un final feliz –concesión a las convenciones de la época–, aunque teñido de normalidad y melancolía. Entre tanto, y mientras transcurre a lo largo de los años el relato que de su vida nos hace el protagonista, Charles Dickens despliega ante nosotros una galería inolvidable de personajes –la brutal hermana de Pip y su marido, el sencillo Joe Gargery; la dulce Biddy, la extravagante señorita. Havisham, la desdeñosa y cruel Estella...– sometidos a las innumerables contingencias de la vida y de la naturaleza humana: temores, culpas, amores contrariados, accidentes, golpes de fortuna, ilusiones y frustraciones, descubrimientos imprevistos y pequeñas aventuras que dibujan una de las novelas más redondas del escritor inglés. Traducción de Miguel Ángel Pérez Pérez
La huella autobiográfica que Charles Dickens (1812-1870) dejó en David Copperfield, una de sus obras más importantes, convirtió este libro en el más cercano a su corazón. David, como Dickens, vivió una infancia feliz leyendo y asistiendo a la escuela hasta que su suerte cambió. La transmutación íntima de ambos, protagonista y autor, fue compleja y sutil. Aunque ficción y realidad no siempre coinciden, las desdichas de la niñez, el trabajo en la abogacía, la condición de escritor y varios de los personajes responden a la experiencia personal de su autor. Narrada desde la distancia del adulto, la vida de David Copperfield encierra sátira y humor irónico, luto y angustia, pero también mucha alegría y ruido de personas.
Charles Dickens (Portsmuth, 1812 – Gadshill, 1870) ha llegado hasta nosotros como el autor más importante e influyente de la literatura victoriana. Sus obras y su peripecia personal, íntimamente relacionadas, plasmaron no sólo el pulso social de su época, también el terrible estado moral de una sociedad atrapada en la desigualdad y las convenciones. Dickens experimentó la miseria, el éxito popular, la cárcel, el hambre... sólo logró cumplir con el más íntimo de sus anhelos, la libertad, entregándose a la literatura. Aunque muchas de sus obras gozaron de un extraordinario favor popular, baste decir que muchas de ellas fueron publicadas por entregas, en formato folletín; serían las críticas entusiastas de George Gissing y G. K. Chesterton las que encumbrarían a Dickens como el autor más importante de la literatura inglesa del siglo XIX.
El título Historia de dos ciudades hace referencia a París y Londres en los años sacudidos por la Revolución Francesa. Tales son los escenarios de esta novela llena de acción y aventuras que salta de una orilla a otra del canal de la Mancha y que ofrece un vivo retrato del ambiente y los acontecimientos del París revolucionario dominado por la sombra de la guillotina. Entre los muchos y pintorescos personajes que discurren por sus páginas, sobresalen los de Charles Darnay y Sidney Carton, quienes, marcados por muy distintos orígenes y peripecias vitales, acaban fundiendo sus existencias como dos caras de una misma moneda.
Nuestro común amigo es la última novela publicada por Charles Dickens (1812-2012), donde desarrolla su trama más original y alguno de los personajes más sublimes y también alguno de los más miserables de su obra: desde la modista de muñecas a lady Tippins; desde el juntacadáveres del Támesis a Míster Podsnap, Dickens, infatigable, sube y baja en la escala social repitiendo en la ficción el viaje que hizo en su propia vida. El escritor nunca ha parecido tan seguro de si mismo, tan dueño de sus recursos y maestro en su arte.
Nuestro común amigo nos descubre al Dickens más lúcido y duro con su tiempo y su país, pero también al más amable y agudo: “Dios salve a la reina, pero confunda su política”.
Charles Dickens (Portsmuth, 1812 – Gadshill, 1870) ha llegado hasta nosotros como el autor más importante e influyente de la literatura victoriana. Sus obras y su peripecia personal, íntimamente relacionadas, plasmaron no sólo el pulso social de su época, también el terrible estado moral de una sociedad atrapada en la desigualdad y las convenciones. Dickens experimentó la miseria, el éxito popular, la cárcel, el hambre... sólo logró cumplir con el más íntimo de sus anhelos, la libertad, entregándose a la literatura. Aunque muchas de sus obras gozaron de un extraordinario favor popular, baste decir que muchas de ellas fueron publicadas por entregas, en formato folletín; serían las críticas entusiastas de George Gissing y G. K. Chesterton las que encumbrarían a Dickens como el autor más importante de la literatura inglesa del siglo XIX.
El título "Historia de dos ciudades" hace referencia a París y Londres en los años sacudidos por los muchos y dramáticos acontecimientos que suscitó la Revolución Francesa. Tales son los polos de esta novela llena de acción y aventuras que salta de una orilla a otra del canal de la Mancha y que ofrece un vivo retrato del ambiente y los acontecimientos del París revolucionario dominado por la sombra de la guillotina. Entre los muchos y pintorescos personajes con que Charles Dickens (1812-1870) puebla sus páginas, sobresalen los de Charles Darnay y Sidney Carton, quienes, marcados por muy distintos orígenes y peripecias vitales, acaban fundiendo sus existencias como dos caras de una misma moneda.
Traducción de Salustiano Masó
Calle sin salida es un fascinante relato de intriga y el mejor fruto de la colaboración de dos maestros de la literatura victoriana: Dickens y Wilkie Collins.
En el Londres de mediados del siglo XIX, la vida cotidiana de un joven hombre de negocios se complica de forma repentina. Una difícil promesa hecha a un amigo, la traición de alguien en quien confía y el deseo de ser digno de su amada van a dar un giro a su existencia. El amor, la crítica social, el humor, la aventura y el drama se funden en esta tensa trama que culmina en un inesperado desenlace.
Charles Dickens, nació en Portsmouth en 1812. Siendo un adolescente, se sintió atraído por el periodismo, al que se dedicó desde los veinte años. De carácter inquieto e infatigable, fue viajero, conferenciante, editor y productor teatral. Apoyó también numerosas obras benéficas y reformas sociales. Murió en 1870. Su extensa obra literaria abarca casi todos los género; destacamos su producción narrativa: Oliver Twist, Los papeles del club Picwick, Canción de Navidad, Historia de dos ciudades y David Copperfield.
William Wilkie Collins, nació en Londres en 1824, y fue el segundo hijo de un afamado paisajista. En 1846 comenzó sus estudios de Leyes, y en 1851, siendo ya abogado, conoció a Dickens. Wilkie Collins escribió sus mejores obras a partir 1860, guiado por su amigo y maestro. Pero, tras la muerte de Dickens, Collins se dedicó a editar sus obras por entregas. Falleció en 1880. Sus novelas más notables son: La dama de blanco, La piedra lunar y La ley y la dama.