Estas reflexiones giran en torno a la misión sacerdotal y analizan algunas de las sentencias evangélicas sobre la llamada y el seguimiento de Jesús. Pero se dirigen no sólo a sacerdotes y religiosos, sino a todos cuantos desean configurar activamente su vida como cristianos. Así, el encuentro con Jesucristo es el centro y núcleo de estas páginas. El seguimiento significa dar el primer paso que será recompensado con “el ciento por uno”. A este riesgo quieren proporcionar impulso y orientación las reflexiones del entonces cardenal Joseph Ratzinger, hoy papa Benedicto XVI.
Nueva edición. La vida de la Iglesia siempre ha sido rica en personas cuyo amor por Cristo definía la totalidad de su existencia. Es también el caso de Joseph Ratzinger, protagonista de excepción del cambio de milenio, quien pone de manifiesto en esta autobiografía, plena de sentido del humor, inteligencia y pasión, que toda su vida ha estado y está marcada por le lema que escogió para su escudo episcopal: «Cooperatores veritatis». Como no podía ser de otro modo, al hilo de su historia personal, el autor repasa los grandes problemas de la Iglesia en este siglo, dando una visión plena de lucidez e inteligencia. Más allá de otros libros también de corte biográfico ya publicados, generalmente en forma de entrevistas, Su Santidad Benedicto XVI abre su corazón de par en par en esta obra al lector
Los cinco capítulos de este libro están centrados en el mismo tema: la cuestión de la fe y el futuro. Si este problema aparece hoy por todas partes, se debe tanto al hecho de que la crisis contemporánea ha provocado una sacudida en la fe, como a la fascinación que nos produce el futuro en un momento en que vemos cómo la historia se mueve más que nunca y cómo crecen las posibilidades del ser humano, positiva y negativamente, de modo imprevisible. Por eso las reflexiones aquí expuestas no pretenden concluir o “cerrar” algo, sino que más bien tratan de “abrir cauces” y mostrar que la fe tiene algo que aportar a este futuro si permanece fiel a sí misma.
«La Santísima Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre. En este admirable Sacramento se manifiesta el amor “más grande”; aquel que impulsa a “dar la vida por los propios amigos”: En efecto, Jesús “los amó hasta el extremo”: Con esta expresión, el evangelista presenta el gesto de infinita humildad de Jesús: antes de morir por nosotros en la cruz, ciñéndose una toalla, lava los pies a sus discípulos. Del mismo modo, en el Sacramento eucarístico Jesús sigue amándonos “hasta el extremo”: hasta el don de su cuerpo y de su sangre» (Benedicto XVI, Sacramentum caritatis, 1).
En un mundo cada vez más globalizado, es prioritario el encuentro entre culturas, y al diálogo interreligioso le corresponde un papel de primera importancia en ese proceso.
Este pequeño volumen reúne cuatro escritos del cardenal Joseph Ratzinger dedicados al diálogo judío-cristiano con el espíritu de la declaración conciliar Nostra aetate, que supuso un punto de inflexión en la actitud de la Iglesia hacia el pueblo judío. El hoy papa Benedicto XVI se esfuerza por sacar a la luz los profundos vínculos que unen a la Iglesia con Israel, en una tendencia que ha cobrado fuerza a raíz del Vaticano II.
El autor dedica además páginas esclarecedoras al diálogo con las grandes religiones de Oriente, cuya experiencia de fe fundamental es de naturaleza mística. Ratzinger está convencido de que el contacto con estas tradiciones religiosas puede ayudar al cristianismo a reavivar y profundizar su propia dimensión mística y apofática
"Fuimos salvados en esperanza" (Rom 8,24). A partir de esta idea paulina, S.S. Benedicto XVI ahonda, explica y anima a la esperanza cristiana, afrontando el momento presente y escudriñando el horizonte futuro, que trasciende los límites de este mundo. Fe, esperanza y redención son conceptos y realidades que se entrelazan en el desarrollo de la encíclica ofreciendo ricos e interesantes puntos de reflexión.
«He intentado presentar al Jesús de los Evangelios como el Jesús real, como el “Jesús histórico” en sentido propio y verdadero. Estoy convencido, y confío en que el lector también pueda verlo, de que esta figura resulta más lógica y, desde el punto de vista histórico, también más comprensible que las reconstrucciones que hemos conocido en las últimas décadas. Pienso que precisamente este Jesús —el de los Evangelios— es una figura históricamente sensata y convincente.
Sólo si ocurrió algo realmente extraordinario, si la figura y las palabras de Jesús superaban radicalmente todas las esperanzas y expectativas de la época, se explica su crucifixión y su eficacia. Apenas veinte años después de la muerte de Jesús, encontramos en el gran himno a Cristo de la Carta a los Filipenses (cf. 2,6-11) una cristología de Jesús totalmente desarrollada, en la que se dice que Jesús era igual a Dios, pero que se despojó de su rango, se hizo hombre, se humilló hasta la muerte en la cruz, y que a Él corresponde ser honrado por el cosmos, la adoración que Dios había anunciado en el profeta Isaías (cf. 45,23) y que sólo Él merece.
La investigación crítica se plantea con razón la pregunta: ¿Qué ha ocurrido en esos veinte años desde la crucifixión de Jesús? ¿Cómo se llegó a esta cristología? En realidad, el hecho de que se formaran comunidades anónimas, cuyos representantes se intenta descubrir, no explica nada. ¿Cómo colectividades desconocidas pudieron ser tan creativas, convincentes y, así, imponerse? ¿No es más lógico, también desde el punto de vista histórico, pensar que su grandeza resida en su origen, y que la figura de Jesús haya hecho saltar en la práctica todas las categorías disponibles y sólo se la haya podido entender a partir del misterio de Dios?»
Benedicto XV
L'esortazione apostolica postsinodale di Benedetto XVI sull'Eucaristia, in spagnolo.
La seconda Enciclica di Benedetto XVI sul tema della speranza cristiana, in spagnolo.
«Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vi-da. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orienta-ción decisiva [...] La fe cristiana, poniendo el amor en el centro, ha asumido lo que era el núcleo de la fe de Israel, dándole al mismo tiempo una nueva profundidad y amplitud. En efecto, el israelita creyente reza cada día con las palabras del Libro del Deuteronomio que, como bien sabe, compen-dian el núcleo de su existencia: «Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es solamente uno. Amarás al Señor con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas» (6,4-5). Jesús, haciendo de ambos un único precepto, ha unido este mandamiento del amor a Dios con el del amor al prójimo [...] Y, puesto que es Dios quien nos ha amado primero (cf. 1 Jn 4,10), ahora el amor ya no es sólo un «mandamiento», sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a nuestro encuentro» (Deus caritas est, 1).
Segunda edición revisada.