Este libro es una fascinante defensa en pro de una búsqueda y experiencia de Dios que transcurran en la realidad humana y en la propia vida. Como mejor pueden hacerse ambas cosas es aceptándonos a nosotros mismos tal como realmente somos.
Tanto tú como yo hablamos a personas que están buscando. Les ayudamos a entender esos breves decenios de vida que viven en esta mota de polvo, que llamamos Tierra, en una esquina del Universo.
El padre Anselm Grün y el maestro zen Willigis Jäger son dos de los autores espirituales más leídos en lengua alemana. Pero todavía hay más cosas que les unen: sus años de convivencia, la huella impresa en ellos por su comunidad monástica benedictina y, sobre todo, la búsqueda, que comparten, de lo sagrado en el hombre.
Ambos han acabado por convertirse, cada uno a su manera y siguiendo su propio camino, en consejeros y maestros espirituales de muchas personas. ¿En qué lugar se hallan hoy? ¿Qué es lo que les une? ¿Qué es lo que les separa? ¿Adónde les ha conducido la búsqueda espiritual de toda una vida? ¿A una experiencia suprapersonal de Dios o a la postrera absorción en un Tú?
Este intercambio de opiniones, llevado a cabo desde el respeto y la admiración mutua, impulsará a muchas personas a dialogar sobre sus opciones espirituales. En un diálogo honesto y respetuoso, ambos autores dan respuesta a preguntas que hoy son importantes para muchas personas. Los caminos seguidos por cada uno de ellos en su fe pueden ayudar a otros a dar sus propios pasos. Sus profesiones de fe son un legado que apunta hacia el futuro.
Llamada de Dios. Vocación. ¿Eso qué es? ¿Existe realmente o es un modo de decir? ¿Por qué se habla de escuchar la llamada, de ver la vocación? ¿Es cierto que se escucha o se ve algo? ¿Cómo llama Dios? ¿Obliga? ¿Y por qué entregar todo? ¿No hay vocación sin libertad?, ¿o no hay libertad sin vocación? ¿Qué hace falta: luz para ver, o fuerza para querer?
Aquí tienes Doce ideas sueltas y nueve vocaciones contadas por sus protagonistas, una ayuda para hablar con Jesús sobre la llamada.
Cosas de curas” significa a veces algo reservado a una clase especial de personas y, en cualquier caso, algo que está fuera de las posibilidades de la gente normal. Otras veces es una expresión ofensiva: “Cosas de curas” quiere decir cosas de subdesarrollados, o bien algo complicado, abstruso... Pero siempre se trata de algo que no pertenece a la esfera de los intereses de las personas comunes.
Más grave aún es cuando esta expresión se aplica al mensaje de Jesús. Para muchos el evangelio es “Cosas de curas”, algo reservado a los especialistas, que no merece la pena conocer.
También bastantes creyentes consideran que muchas partes del evangelio están dirigidas a categorías particulares de personas y que lo poco que queda y les afecta contiene sólo fórmulas que creer y preceptos que observar.
Pero la “Buena Noticia” es para todos.
Todo el evangelio es para todos.
El mensaje de amor incondicional por parte de Dios se dirige a todos los hombres. No es una propuesta para los curas, sino también para los laicos; lo mismo para los santos que para los pecadores, igual para los justos que para los inmorales y los despreciados. Nadie está excluido de la invitación a la plenitud de vida que hace Jesús