Esta es una de las obras fundamentales del gran paleontólogo recientemente fallecido y uno de los alegatos científicos más devastadores de las teorías racistas. En sus páginas, Gould estudia los diversos intentos realizados a lo largo del tiempo para medir la inteligencia humana: primero a través de los cráneos y del tamaño del cerebro, más tarde por medio de los tests para averiguar el «coeficiente intelectual» y, finalmente, recurriendo a análisis sociológicos como los de La curva de Bell, siempre con la intención de afirmar la naturaleza hereditaria de la capacidad intelectual y, por lo tanto, la inutilidad de cualquier esfuerzo cultural y educativo. Gould denuncia con sagacidad la falsedad científica de estos planteamientos que condujeron en el siglo XX a la matanza de millones de seres humanos y que pretenden hoy perpetuar la pobreza y las injusticias sociales explicándolas como una consecuencia inevitable de la inferioridad innata de determinados seres humanos.
Aun antes de aparecer, este libro ha venido precedido, en todos los medios de comunicación, de una extraordinaria polémica sobre sus conclusiones: que tanto nuestro universo como los otros muchos universos posibles surgieron de la nada, porque su creación no requiere de la intervención de ningún Dios o ser sobrenatural, sino que todos los universos proceden naturalmente de las leyes físicas.
En efecto, este libro de Stephen Hawking y Leonard Mlodinow sobre los descubrimientos y los progresos técnicos más recientes nos presenta una nueva imagen del universo, y de nuestro lugar en él, muy distinta de la tradicional e, incluso, de la imagen que el propio Hawking nos había proporcionado, hace ya más de veinte años, en su gran libro Historia del tiempo. En él el gran físico nos explicaba de dónde procedía el universo y hacia dónde se encaminaba, pero aún no podía dar respuesta a importantes preguntas: ¿por qué existe el universo?, ¿por qué hay algo en lugar de nada?, ¿por qué existimos nosotros?, ¿necesita el universo un creador? En los últimos años, el desarrollo de la teoría “M” (en realidad toda una familia de teorías enlazadas sobre física cuántica) y las recientes observaciones realizadas por los satélites de la NASA, nos permiten ya enfrentarnos a la pregunta fundamental: la Cuestión Última de la Vida, el Universo y el Todo. Si esta teoría última es verifi cada por la observación científi ca, habremos culminado una búsqueda que se remonta a hace más de tres mil años: habremos hallado el Gran Diseño.
El universo siempre ha sido objeto de fascinación y estudio por parte del hombre, desde épocas remotas. Pero la revolución experimentada por la física en el siglo XX y los grandes avances científicos de las últimas décadas abren nuevas perspectivas y nuevas preguntas, desde la búsqueda de evidencias sobre el bosón de Higgs a la investigación de planetas extrasolares o la posibilidad, que cada vez aparece con más fuerza, de hallar vida en otros planetas.
Ian Stewart, uno de los matemáticos más populares del mundo, vuelve a intrigarnos y a divertirnos con este libro maravilloso que nos descubre un paisaje matemático que nunca habríamos imaginado. A lo largo de veinte capítulos, que pueden leerse independientemente, el profesor Stewart nos reta a resolver puzles y acertijos curiosísimos, algunos con importantes aplicaciones prácticas, otros que han sido hasta hace cuatro días la pesadilla de los matemáticos más dotados, y todos ellos tan fascinantes como deliciosamente estrafalarios.
«Había una vez un clérigo en la Inglaterra rural que solía animar sus sermones con apartes teatrales, precedidos por la siguiente llamada al Todopoderoso: Y si, oh Señor, esta lección no está clara, permite que tu siervo la ilustre con una anécdota...». Así comienza el profesor Walter Gratzer la Introducción a este libro suyo, un fascinante y aleccionador conjunto de anécdotas referentes al plural universo de la ciencia. En realidad, más que anécdotas lo que este libro ofrece es una colección de historias, que cubren prácticamente todos los recovecos y especialidades del mundo científico en las que lo divertido y sorprendente se combina con todo aquello que hace que la ciencia constituya la creación humana más segura y fiable.
Los lectores de esta obra tienen ante sí una rara, única, oportunidad: aprender algo más de ciencia al mismo tiempo que se familiarizan con aspectos poco frecuentados de la personalidad de gigantes de la ciencia como pueden ser Newton, Rutherford, Galvani, Einstein, Fleming, Buffon, Feynman o Pasteur, junto a muchos otros no tan conocidos por el público pero que también tienen reservado un lugar en ese grandioso panteón que es la historia de la ciencia. Si la ciencia es siempre entretenida, aunque muchos lo ignoren o crean lo contrario, más, mucho más, lo es de la mano de este libro de Walter Gratzer. De hecho, los científicos aparecen en todas sus posibles facetas: obsesivos y diletantes, geniales, envidiosos, naturalmente brillantes, amplios de miras e intolerantes, solitarios y arribistas.
De Arquímedes a Hawking trata de las leyes que explican los fenómenos de la naturaleza y que representan la máxima expresión de la ciencia, su objetivo último. Clifford Pikover, uno de los más distinguidos divulgadores científicos de la actualidad, nos invita aquí a un recorrido de más de 23 siglos por las 40 leyes “mayores” y 47 “menores” de la ciencia, desde Arquímedes y su célebre ley-principio hasta las leyes sobre los agujeros negros propuestas por Stephen Hawking.
Y no son sólo las leyes científicas, esas “vigas” sobre las que se asienta la naturaleza, las que reciben la atención del autor, sino que, tras ellas, nos descubre a los hombres y mujeres que las formularon: Newton, Faraday, Ohm, Curie, Plank..., pensadores brillantes que con sus aportaciones cambiaron nuestra visión del universo y mejoraron nuestras vidas.
Basada en estudios de cientos de laboratorios de todo el mundo, ha surgido una revolución científica y médica. No se trata solo de un cambio teórico: cada uno de nosotros se verá afectado por ella y muchos de nosotros lo ha sido ya. El significado de la enfermedad, nuestra comprensión del cuerpo humano y las decisiones cruciales sobre lo que todos necesitamos saber y qué decisiones tomamos cuando nuestra salud está en juego. Bienvenido al nuevo mundo de la medicina personalizada. Tan solo en Estados Unidos veintiún millones de personas padecen una de las llamadas enfermedades raras, de las que hay detectadas más de seis mil, y muchas de las cuales son principalmente atribuibles a genes mal codificados. Además, prácticamente todas ellas tienen un componente hereditario importante. Todos hemos leído historias en los medios de comunicación acerca de mujeres que se están haciendo pruebas para ver si tienen una mutación que derivará en un cáncer de mama, o miembros de una familiar que corren grandes riesgos de enfermedad cardíaca o de la enfermedad de Huntington. Sin embargo, la revolución es mucho más fundamental que esto: la diabetes, enfermedades del corazón, los cánceres comunes, enfermedades mentales, el asma, la artritis, el Alzheimer, y muchas más, todas estas enfermedades tienen ahora sus secretos al descubierto. Ahora, con una simple prueba, estamos en condiciones de conocer los secretos de nuestro propio ADN.
Fruto del esfuerzo de un equipo de especialistas que trabaja en primera línea de la investigación del cerebro, este libro bellamente ilustrado nos propone un fascinante viaje a través de la mente humana para mostrarnos cómo funciona, tanto mecánica como emocionalmente, y qué podemos esperar de ella. El poder del cerebro nos muestra cómo identifica nuestra mente quienes somos, qué hacemos y cómo sentimos, y estudia el desarrollo del cerebro a través de los estadios de la vida humana: durante la concepción y la infancia, cuando se desarrolla el lenguaje y el cerebro interacciona con los sentidos; durante la adolescencia, el tiempo del crecimiento emocional e individual; durante la madurez, cuando nos puede acechar el estrés y la depresión, o durante la vejez, con sus amenazas y oportunidades. Pero este libro singular no se limita a explorar el desarrollo del cerebro, sino que responde ampliamente a las preguntas de tipo práctico que más nos intrigan: ¿dónde reside la conciencia?, ¿qué papel juegan nuestras emociones?, ¿por qué sólo estamos usando un veinte por ciento de nuestra capacidad cerebral? ¿cómo se puede mejorar la memoria?, ¿por qué la depresión llega a afectar a nuestro estado de salud general?, ¿qué se puede hacer para impedir o retrasar el Alzheimer?, ¿se puede manipular el cerebro para acabar con las enfermedades mentales?
En el centenario de su nacimiento, Jean-Paul Sartre (1905-1980) nos interpela como uno de los pensadores más relevantes del siglo XX. Temprano aún para tener que interpretarle según las pautas aplicables a los que denominamos “clásicos”, Mercè Rius se permite acceder a su obra directamente, libre de intermediarios, llevando a cabo su personal lectura desde una concepción de la escritura que pone los recursos literarios al servicio de la idea. De vuelta a Sartre no significa que debamos actualizarlo. Un pensador del siglo XX sigue siendo actualidad. En este aspecto, si ciertos tópicos sobre su obra ya han hecho fortuna, no han alcanzado aún el grado de sedimentación que los convertiría en históricamente imprescindibles. De ahí que la profesora Rius nos proponga la revisión y consiguiente abandono de algunos de ellos, empezando por la errónea extrapolación de una lectura política a El ser y la nada. El existencialismo sartreano nos brinda una filosofía de la conciencia que, aun sin prescindir en absoluto de sus condicionantes psicológicos y biológicos, defiende la libertad del individuo por encima de todo. Una época que se enfrenta a los conflictos morales derivados del uso de la biotecnologías en la manipulación de los cuerpos tiene, pues, mucho que aprender en Sartre. Pero no basta con desempolvar la fórmula de su presunto humanismo. Uno de los objetivos de este libro reside precisamente en medir su alcance, ahondando en la paradoja abierta entre el título de uno de los textos sartreanos más difundidos, El existencialismo es un humanismo, y el corolario de su obra capital: “El hombre es una pasión inútil”. Consustancialmente inútil, como el deseo y el arte.