La teología del matrimonio se sitúa en una encrucijada de caminos: lo carnal y lo espiritual, el varón y la mujer, el amor humano y el divino, lo privado y lo público, la tradición y el futuro, la naturaleza y la gracia... ¿Cómo integrar tantos aspectos? Jesús mismo lo indicó: "lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre" (Mt 19, 6). Dios es la fuente del amor, que ha unido a varón y mujer y les asocia en un camino de comunión siempre más honda. Por otro lado, "lo que Dios ha unido" se revela en modo insuperable con la venida de Jesús al mundo que, en su entrega de amor por la Iglesia, es esa misma unión. Estas dos uniones (hombre y mujer, Jesús y su Iglesia) ofrecen la clave para la estructura de este manual. Desde la revelación de la plenitud del amor en Jesús, la Primera Parte arroja una mirada sobre los orígenes del hombre: ¿Cuál era el designio de Dios sobre el amor humano? ¿En qué modo lo ha descrito la tradición bíblica y patrística? ¿Cómo mostrar, a partir de la experiencia humana, la verdad del matrimonio exclusivo, fiel, abierto a la transmisión de la vida? Descubriremos aquí, en este amor de hombre y mujer, un sacramento originario, una primera apertura de la carne a Dios, en que se prepara la revelación plena de Jesús, objeto de la Segunda Parte del manual. Cristo en su vida, muerte y resurrección, inaugura un nuevo lenguaje del cuerpo e instituye el sacramento del matrimonio: ¿De qué es signo este amor esponsal? ¿Qué gracia comunica? ¿Cuál es su puesto dentro de la sociedad y de la Iglesia? El enfoque adoptado, que parte de la resurrección de Cristo para descifrar el lenguaje de la carne, desde sus orígenes a su consumación, permite revelar el papel estratégico del matrimonio dentro de la entera economía sacramental. José Granados es Vicepresidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia (Roma); desde 2010 enseña también como profesor invitado en la Pontificia Universidad Gregoriana. Es doctor en teología por la Pontificia Universidad Gregoriana (Premio Bellarmino) y licenciado en Ingeniería industrial por la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Entre sus publicaciones: Teología del tiempo. Ensayo sobre la memoria, la promesa y la fecundidad (2012); Signos en la carne: El matrimonio y los otros sacramentos, (2011); Teología de la carne (2011); Teología de los misterios de la vida de Jesús: ensayo de una cristología soteriológica (2009).
Este séptimo volumen comprende tres tratados: Tratado sobre la fe; Tratado sobre la esperanza; Tratado sobre la caridad.
Texto latino de la edición crítica leonina, traducción y anotaciones por una comisión de PP. Dominicos presidida por Francisco Barbado Viejo. Volumen sexto texto bilingüe (de los dieciséis de que consta) de la nueva edición en la serie BAC Thesaurus de la Suma teológica de santo Tomás de Aquino. Reimpresión de la primera edición de 1959.
Obra cumbre de su doctrina teológica, santo Tomás la redactó a lo largo de su intensa vida docente (1266-1273), y que no pudo concluir por alcanzarle la muerte a la temprana edad de cuarenta y nueve años.
«Cada vez son menos los católicos que saben por qué la Iglesia obliga a cada uno de sus miembros a asistir los domingos a misa y a recibir el sacramento de la penitencia por lo menos una vez al año. ¿Quién sabe todavía que lo que está en juego en todo ello es la sacramentalidad de la Iglesia, y que sacramentalidad es, más o menos, lo contrario de sacra» mentalismo? ¿Qué católico puede responder a la pregunta acerca de la diferencia entre la comunión sacramental con Cristo y la comunión no sacramental? El sacramentalismo es, en todas sus manifestaciones y formas, la identificación de la Iglesia visible con la invisible, de la infalibilidad del papa con la infalibilidad de Cristo, del actuar de Cristo con el actuar de los sacerdotes. Por cl contrario, la sacramentalidad se funda en la distinción entre un plano significante y otro significado, entre la Iglesia invisible y la visible, entre la autoridad de Cristo y la del ministerio apostólico, entre la verdad en sí y el dogma que la significa. Pero donde se da un sacramento, el plano significante es inseparable del significado. Y la Iglesia católica no comprende como sacramento solamente los siete sacramentos, sino que se comprende también ella misma así, es decir, que ella misma es inseparable del cuerpo místico de Cristo».
Invitación a la lectura y edición española de Gabriel Richi Alberti.
Se ha hablado mucho de la vida y de la moral cristianas insistiendo en el aspecto de la pura obligación, con el efecto de haber suscitado en la conciencia moderna un terrible resentimiento. La originalidad del cristianismo depende, sin embargo, de la vida que deriva del misterio de Dios y que penetra en cada uno de nosotros para poner en cuestión toda nuestra existencia. Esta obra ofrece pistas dadas para la reflexión a laicos que quieren vivir de acuerdo con su fe; plantea la cuestión de la moral cristiana y se pregunta sobre la posibilidad del compromiso cristiano en el mundo de hoy.
Marie-Joseph Le Guillou (1920-1990), dominico, doctor en teología, miembro del centro Istina y de la Comisión Teológica Internacional, fue profesor del Instituto Católico de París, donde fundó el Instituto Superior de Estudios Ecuménicos.
En torno a la Cuaresma, el cardenal Bergoglio -hoy Francisco- solía hablar a sus diocesanos de la misericordia, de ese amor de Dios que es más grande que nuestro pecado; de lo importante que es saberse amados infinita e incondicionalmente por Dios y de la alegría que nace del encuentro con Jesús. Palabras profundas y a la vez sencillas, tan amables y cercanas como comprometedoras.
El presente libro recoge las propuetas que durante varios años ofreció el papa Francisco a su Arquidiócesis en este senido. Hemos querido ofrecer esta selección útil de sus palabras. Son palabras al más puro estilo Francisco que invitan y mueven al creyente a superar toda indferencia. La lectura de estas páginas ayuará a vivir una Cuaresma con recogmiento, profundidad y sentido; aunque, igualmente, éste puede ser un libro que acompañe momentos importantes de retiro espiritual en cualquier época del año.
La «credibilidad» de la fe es objeto de la reflexión teológica, por cuanto afecta directamente a una vida cristiana que aspira a fundar sus pretensiones de modo razonable. Para el autor el cristianismo es una propuesta con sentido, digna de crédito también en una época de posmodernidad y de «nuevos ateísmos». Paradójicamente, un pensador lejano en el tiempo como santo Tomás de Aquino es capaz de introducirse en el diálogo con las corrientes del pensamiento actual. Sorprende que un teólogo sumergido en la meditación de la Biblia merezca hoy una atención particular en el paisaje contemporáneo para presentar la fe de manera atractiva e inspiradora. En este libro se dan cita una fructífera sensibilidad hacia la Tradición y una actitud de apertura crítica a la modernidad.
Este libro se centra en los retos planteados a los derechos humanos cuando estos se ven confrontados con los movimientos que reivindican la presencia de la religión en la esfera pública. Estos movimientos, crecientemente globalizados, y las teologías políticas que los sustentan, constituyen una gramática de defensa de la dignidad humana que rivaliza con la que subyace a los derechos humanos y muchas veces la contradice. Las concepciones y prácticas convencionales o hegemónicas de los derechos humanos no son capaces de enfrentarse a esos retos y ni siquiera imaginan que sea necesario hacerlo. Como procuran demostrar estas páginas, solo una concepción contrahegemónica de los derechos humanos puede estar a la altura de dichos desafíos.
Fabrice Hadjadj nació en Nanterre en 1971 de padres de ascendencia judía e ideología maoísta. Vivió su infancia entre Túnez y Francia. Convertido al catolicismo en 1998, ha ejercido como profesor de filosofía y literatura en Toulon. Es ensayista y dramaturgo, está casado con la actriz de teatro Siffreine Michel, de la que espera su sexto hijo y, en la actualidad, es director del Instituto Europeo de Estudios Antropológicos Philanthropos de Friburgo.
¿Puede ser Dios un tema de conversación? ¿Se le puede mencionar entre los resultados de la Champions y la predicción meteorológica? ¿No sería mucho mejor disertar sabiamente sobre él, colocándolo entre las antinomias de Kant y las genealogías de Nietzsche? ¿La misma boca que acaba de decir “¡Pásame la sal!”, o “Eres muy guapa, Mónica, ¿puedo subir a tomarme una copa contigo?”, podría decir algo acerca de la divinidad? Además, ¿la palabra “Dios” no es quizás una más entre otras dentro de nuestras frases, aunque lleve inicial mayúscula? ¿Acaso el Infinito se sostiene sobre cuatro letras corrientes (como el hombre finito en cinco)? ¿No lo rebajamos hablando de él cuando pretendemos exaltarlo? ¿No lo honramos hablando de él cuando queremos liberarnos para siempre de su presencia?
Hay al menos dos clases de personas que no se asustan ante estas dificultades: el fundamentalista y el ateo. Ambos hablan de Dios a diestro y siniestro. Eso hace que otros dos tipos se rebelen contra tanta arrogancia: el agnóstico y el criptocristiano. Ambos deciden no hablar de Dios para nada. Y luego están aquellos que no se encuentran en ninguna de estas cuatro facciones. Aquellos que creen que no pueden hablar de Dios, pero que menos aún pueden callar. Y ahí los tenemos tartamudeando, farfullando, balbuceando, como payasos que han de dar testimonio de algo que los supera… Son enviados como heraldos del “Reino”, y van a hacer la compra a los almacenes Leclerc. Son llamados “la luz del mundo”, y buscan a tientas el interruptor de su habitación. Finalmente, se saben hijos del Dios infinito y, no obstante, hijos de Lucette y de Ferdinand, finitos, extremadamente finitos…
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"Tantos hombres y mujeres, ancianos y chicos, tantos entre nostros, copartimos este camino con nuestros sufrimientos, nuestros abandonos, nuestros graves problemas.
Él nos precedió. Porque Él caminó por este camino de la Cruz, porque Él murió -y cada uno puede decir 'murió por mí'-, y porque resucitó y venicó a la muerte, por eso precisamente, tenemos Esperanza. Una Esperanza que nos impulsa a trabajar, a llevar el mundo adelante, a mirar a nuestro lado y a dar una mano a todos aquellos que hoy necesitan la ayuda para llevar la Cruz". (Jorge M. Bergoglio-Papa Francisco)
Creer en el amor. Posiblemente sea lo que todo hombre desea como luz para su vida. Por eso mismo, es un camino de conocimiento en el que se muestra el amado como aquel que nos promete una vida en plenitud. Esta realidad profundamente humana es la que Dios ha elegido para revelarnos su misterio, de forma que la fe cristiana tiene como objeto el Amor del Padre manifestado en Cristo. Este libro no quiere sino desvelar la riqueza humana y divina de esta dinámica amorosa, con un acento especial en su dimensión epistemológica que pide un estilo teo­lógico con unas características determi­nadas. De este modo, quiere ser una contribución al año de la fe y un des­arrollo de la enorme fecundidad de la doctrina de la Constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II. La compren­sión de la especificidad de la fe en el amor con su fundamento afectivo es un aspecto imprescindible para una teolo­gía adecuada a nuestro tiempo.
«Joseph Ratzinger ha señalado en el presente volumen de las Obras completas un camino para salir de la crisis en la que había caído el sacerdocio católico a causa de enfoques y explicaciones desde un punto de vista teológico y sociológico insuficientes, una crisis que había conducido a muchos sacerdotes que habían iniciado su camino con amor y celo a una inseguridad y desconcierto personales en cuanto a su papel en la Iglesia» († Gerhard Ludwig, obispo de Ratisbona).
Libertad en Ratzinger estudia las pautas con las que Joseph Ratzinger guía al que se aventura a atravesar la selva de la libertad. Sólo la alegre aceptación de lo que somos, nuestra verdad y nuestra libertad compartida, así como de la tarea con ello recibida, puede hacer de nuestra libertad un camino de plenitud y no de ahogamiento. El 2 de mayo de 2013, el Papa emérito Benedicto XVI ingresó al monasterio de clausura `Mater Ecclesiae` en el Vaticano, para continuar su vida en oración y silencio. El gesto de su renuncia realizada, como él mismo dijo, en plena libertad y por amor a Cristo y a su Iglesia, después de examinar su conciencia ante Dios y constatar su falta de fuerza física y espiritual, constituye un indesmentible testimonio de la plenitud que alcanza la vida cristiana conducida en la verdad y en la caridad. Este gesto da, por ello, un contenido vital al magisterio sobre la libertad que enseñó como teólogo y como pontífice, y que analiza brillantemente este magnífico trabajo de María Esther Gómez. ... El testimonio de Benedicto XVI hace completamente evidente que la libertad sólo se puede comprender desde su fundamento antropológico, es decir, como muy bien destaca la autora, no sólo desde la inteligencia de la razón y la rectitud de la voluntad, sino desde el deseo existencial más profundo del corazón
(Pedro Morandé)