Enciclopedia, manual, ensayo… Cualquiera de estos tres géneros se integran adecuadamente en esta amplia reflexión sobre la Iglesia. Partiendo del acontecimiento existencial y teológico que ha significado el concilio Vaticano II (1962-1965), y más en concreto su constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen gentium, se proponen como fundamentos eclesiológicos las categorías de comunión y sacramentalidad. No en vano, esta última permite abordar la complejidad de la Iglesia recuperando de manera positiva la categoría de institución, es decir, entendiéndola como aquel ámbito comunitario-sacramental donde se profesa, celebra y testimonia la fe cristiana. La obra se estructura sincrónicamente. La amplia introducción general revisa las grandes cuestiones que han marcado la comprensión de la Iglesia a lo largo de su historia. En segundo lugar se ofrece una fundamentación de la Iglesia basada en su radicación en Cristo, los nombres que la definen y el principio hermenéutico de la sacramentalidad. Por último, tres grandes temas se suceden y complementan: la Iglesia como filiación y fraternidad en Cristo; la Iglesia como comunidad; la Iglesia como sociedad. Se concluye la obra con varios apéndices, entre los que destaca una guía de lectura de la Lumen gentium.
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"Ecclesiology. The Sacramentality of the Christian Community"
This book is a mixture of encyclopaedia, essay, and handbook which offers a thorough reflection on the Church. The notions of communion and sacramentality are proposed as the foundations of the Church.
En sus catequesis semanales desde el 15 de marzo de 2006 al 14 de febrero de 2007, el papa Benedicto XVI evocó las figuras de los doce apóstoles y de los primeros discípulos de Cristo, los santos y apóstoles Pablo, Esteban, Timoteo y Tito, Bernabé, Silas y Apolo, los esposos Priscila y Áquila, y las mujeres al servicio del Evangelio. Con el estilo sintético y asequible que le caracteriza, Benedicto XVI, a quien ya algunos llaman en Roma “el papa de las homilías”, presenta el cristianismo como un “estar con Jesús”, y por tanto la necesidad de conectar con aquellos a los que el mismo Dios encarnado eligió para que fueran “expertos en Jesús” y transmitieran el Evangelio. La tradición nos une –en la Iglesia y gracias a la sucesión apostólica– con esos primeros cristianos y cristianas a los que los apóstoles supieron transmitir una fuerza que transformó sus vidas y el mundo en que vivían. Tras la reflexión inicial sobre los apóstoles y la tradición, Benedicto XVI hace un ágil retrato de cada uno de ellos, con episodios de particular belleza, como el de la confirmación del primado de Pedro tras la resurrección. Termina evocando con familiaridad personajes de la primitiva cristiandad. Como es el caso de los apóstoles, aquéllos dan pie al autor para sacar punta ascética a las virtudes en que fueron ejemplares.
La transmisión de la fe se ha convertido en el centro de las ocupaciones y de las preocupaciones de nuestras iglesias occidentales. Bajo esa expresión se condensa lo mejor y lo peor de la actual sensibilidad eclesial y pastoral: de lo peor, porque en muchas ocasiones se vive con agobio, tristeza o impotencia; de lo mejor, porque es el aliento de los proyectos evangelizadores más creativos e ilusionantes.
La transmisión de la fe es más que ocupación o preocupación de las comunidades eclesiales. Hace falta una reflexión serena y de largo alcance para saber exactametne de qué se habla cuando se coloca la transmisión de la fe como eje de la agenda eclesial y pastoral: reflejar la originalidad de la fe como gozo del evangelio.
La cuestión de la iglesia doméstica plantea la mayoría de los interrogantes relativos a la vida de los primeros cristianos. Si las primeras comunidades cristianas se reunieron en las casas durante más de dos siglos, las mujeres debieron tener en ellas un papel relevante. El propósito de este libro es precisamente averiguar cuál fue el lugar de las mujeres en aquellas comunidades, constituyendo el primer estudio completo de sus funciones en la Iglesia primitiva.
Una mirada dinámica a las mujeres en el contexto de las antiguas familias pone de relieve la importancia de la percepción social que se tiene de ellas. Esto necesariamente influye en la configuración de la vida pública y privada de las primeras cristianas.
Las autoras de esta investigación abordan aspectos de la existencia diaria de las mujeres, incluyendo la vida de esposas, viudas, madres con niños y esclavas. Contemplan a las mujeres como patronas, líderes de las familias y maestras. De este modo emergen temas claves como la hospitalidad, el liderazgo, las prácticas en torno a la mesa y la extensión de la segregación femenina.
La presente obra pretende ofrecer una visión sistemática de la eclesiología, católica, conjugando la perspectiva fundamental y la dogmática en su armonía y coherencia recíprocas. Procura situar la reflexión sobre los diversos temas en el contexto de la problemática contemporánea para identificar la postura común de la teología actual a la luz de la revelación, de la tradición y del magisterio. Esta opinión común incluye con nitidez las dimensiones bíblica, ecuménica, misionera y pastoral. La perspectiva de la eclesiología de comunión permite recoger e iluminar la experiencia vivida de la Iglesia, reconocer el protagonismo y la identidad de cada bautizado, valorar de modo equilibrado las diversas realizaciones de la Iglesia. De este modo entronca con las aspiraciones y necesidades de la actual conciencia y sensibilidad eclesial, para descubrir el gozo de la pertenencia a la Iglesia. Desde diversas perspectivas se confiesa la Iglesia una, santa, católica y apostólica, que recibe su identidad y su misión del ministerio del Dios Trinidad que se revela como salvador de un modo privilegiado en la Iglesia.
Juan Pablo II dejó escrito en la C.A. Novo Millenio ineunte: "Después de concluir el Jubileo siento más que nunca el deber de indicar el Concilio Vaticano II como la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza"
Benedicto XVI, día tras día, está haciendo emerger con fuerza las claves de esa misión cristiana en el mundo: Dios, que es Amor, la Creación como misterio de Amor, el Amor Misericordioso del padre que nos da a su Hijo, que vive, muere y resucita por nosotros; la donación del Espíritu Santo, Jesús mismo presente en su Palabra y en la Eucaristía; Jesús Amigo, que nos envía-y nos acompaña- para mostrar a los hombres su Amor y hacer humana la vida en la Tierra...
Detrás de cada una de esas y de otras claves de la vida de la Iglesia podríamos, en efecto, poner el nombre de una Constitución o un Decreto o una Declaración del Concilio Vaticano II. Por eso -escribe el autor de este libro- , al aceptar dictar en Buenos Aires un Curso de Teología, decidí echar mano, entre mis escritos y papeles, de aquellos que me ayudarán a transmitir mejor la riqueza eclesiológica que nos han legado el gran Concilio del siglo XX.
La ocasión para esta publicación es el 40 aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II. Se reúnen aquí textos de trece autores que reflexionan desde el mensaje conciliar sobre la vocación y misión de los fieles laicos. A los laicos les corresponde "contribuir a la santificación del mundo desde dentro" ( Lumen Gentium, n. 31), es decir, desde su inserción nativa en la dinámica del mundo.
El libro consta de tres partes. La primera presenta la figura del laico en el marco eclesiológico del Concilio Vaticano II. La segunda parte gira en torno a los trabajos del Sínodo de Obispos sobre "la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo" (1987). La tercera parte expone elementos fundamentales de la existencia cristiana en el mundo, desde la experiencia y mensaje de San Josemaría Escrivá, de tanta significación sobre nuestro tema.
Los autores son: Jutta Burggraf (Universidad de Navarra); Arturo Cattaneo (Instituto de Derecho Canónico San Pío X. Venecia); Leo Elders (Instituut voor Wijsbegeerte en Theologie Rolduc. Holanda); Mary Ann Glendon (Universidad de Harvard, y Presidente de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales); José Luis Gutiérrez-Martín (Universidad de Navarra); Julián Herranz (Presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos y de la Comisión Disciplinaria de la Curia Romana); José Luis Illanes (Universidad de Navarra); Raúl Lanzetti (†) (Universidad de Navarra, y Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Roma); Lucas F. Mateo Seco (Universidad de Navarra); Fernando Ocáriz (Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Roma); Ramiro Pellitero (Universidad de Navarra); Pedro Rodríguez (Universidad de Navarra), y José Ramón Villar (Universidad de Navarra).
La presente obra del joven Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, exhaustivo tratado de eclesiología, se abre con un importante estudio sobre su historia, donde se establecen, los fundamentos de la pertenencia a la iglesia y se bosqueja la doctrina del primado. En la sección destinada a estudiar la Iglesia y sus oficios, se empieza viéndola en sus orígenes, remontándose para ello a la institución divina y examinándola luego a la luz de la teología paulina, como signo y misterio de fe. Se estudia más a fondo el problema de la pertenencia a la Iglesia, tomando como base los documentos del Magisterio, hasta llegar al concilio Vaticano II con su valiosa aportación a este respecto. Bajo nueva luz, Ratzinger, ahonda en los conceptos de primado y episcopado, y hace hincapié en la doctrina conciliar sobre la colegialidad de los obispos e implicaciones de esta doctrina. El destacado teólogo, entonces catedrático de Dogmática en la universidad de Ratisbona, establece las bases de una verdadera reforma en la Iglesia, comenzando por aquello que es esencial a toda auténtica reforma: la renovación interna del reformador, en este caso de cualquier cristiano. En suma, el libro aborda, con plena responsabilidad cristiana, las doctrinas que más impacto han causado sobre la estructura de la Iglesia y sus más urgentes adaptaciones.