Esta obra, que apareció por primera vez en la colección BAC Normal en 1987, cuando su autor era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, aborda con palabra franca y vigorosa los temas más candentes de la vida eclesial.
En la primera parte se reflexiona sobre la imagen de la Iglesia que emergió en el Concilio Vaticano II, poniendo de relieve la íntima vinculación que debe existir entre singularidad y universalidad, entre pluralidad y unidad. El ecumenismo es el contenido de la segunda parte. El diálogo interconfesional se presenta como un largo camino hacia la unidad en la caridad, un camino que debe recorrerse confiados en el Espíritu, empeñados, unos y otros, en la búsqueda apasionada de la verdad y sin ceder a la tentación de un fácil concordismo. A las relaciones entre la Iglesia y la política dedica el autor la última y más extensa parte de la obra.
Sin duda, estos tres campos de pensamiento reflejan bien la visión de la Iglesia, hacia dentro y hacia fuera, de quien ahora es el sucesor de Pedro con el nombre de Benedicto XVI.
Tras haber expuesto el Concilio Vaticano I la doctrina del primado y la infalibilidad del papa, en el Concilio Vaticano II tuvo lugar una más profunda reflexión sobre la función episcopal en la Iglesia y sobre las relaciones entre los obispos y el papa. El núcleo de la constitución sobre la Iglesia que se aprobó en aquella ocasión, respondía precisamente a esta cuestión. Aunque escritos con anterioridad, estos estudios de dos grandes teólogos, Karl Rahner y Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, marcaron un cambio de rumbo importante. Sus respuestas coinciden sustancialmente con las del concilio. Episcopado y primado ofrece interesantes materiales para una teología de la relación entre estas dos funciones. En el primer capítulo, Karl Rahner arroja luz sobre la cuestión de la esencia de la Iglesia vista desde la relación entre Iglesia universal e Iglesia local. En el segundo capítulo, Ratzinger, amplía y completa esta visión tratando de entender la relación viva entre primado y episcopado, no partiendo del sacramento, sino de la palabra; y demuestra que la «sucesión apostólica» es, por su esencia, la presencia viva de la palabra en forma de testimonio. En el tercer capítulo, Karl Rahner aborda la problemática de la relación entre el obispo singular y el colegio apostólico
La presente obra del joven Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, exhaustivo tratado de eclesiología, se abre con un importante estudio sobre su historia, donde se establecen, los fundamentos de la pertenencia a la iglesia y se bosqueja la doctrina del primado. En la sección destinada a estudiar la Iglesia y sus oficios, se empieza viéndola en sus orígenes, remontándose para ello a la institución divina y examinándola luego a la luz de la teología paulina, como signo y misterio de fe. Se estudia más a fondo el problema de la pertenencia a la Iglesia, tomando como base los documentos del Magisterio, hasta llegar al concilio Vaticano II con su valiosa aportación a este respecto. Bajo nueva luz, Ratzinger, ahonda en los conceptos de primado y episcopado, y hace hincapié en la doctrina conciliar sobre la colegialidad de los obispos e implicaciones de esta doctrina. El destacado teólogo, entonces catedrático de Dogmática en la universidad de Ratisbona, establece las bases de una verdadera reforma en la Iglesia, comenzando por aquello que es esencial a toda auténtica reforma: la renovación interna del reformador, en este caso de cualquier cristiano. En suma, el libro aborda, con plena responsabilidad cristiana, las doctrinas que más impacto han causado sobre la estructura de la Iglesia y sus más urgentes adaptaciones.
En este volumen, el eminente teólogo Joseph Ratzinger, hoy papa Benedicto XVI, recopila los trabajos elaborados en los últimos decenios, para configurar un todo que desarrolla sistemáticamente las preguntas de la estructura de lo cristiano. Con esta visión, se analizan en primer término las relaciones entre las estructuras, los contenidos y las actitudes, para tener bien presente el contexto de la doctrina de los principios. A continuación, se discuten los principios formales del catolicismo, primero en sí mismos, esto es, esencialmente la coordinación de escritura y tradición y las relaciones entre fe, historia y metafísica. Las segunda parte del libro sitúa estas reflexiones en el contexto ecuménico. Se profundiza aquí en el tema de la tradición, que se convierte en el problema básico de la controversia ecuménica, es decir, en el problema de la forma personal concreta de la tradición en el sacramento de la sucesión apostólica. De aquí se deriva la tarea de analizar en qué sentido la “catolicidad” constituye una estructura formal de lo cristiano. Una tercera parte orienta la totalidad a la problemática estructural de la teología y alcanza, al mismo tiempo, a través de su situación antropológica, la inflexión que inicia el retorno a los problemas objetivos que fueron el punto de partida en el planteamiento de la obra. Tras el considerable retroceso de las reflexiones sobre la auténtica teología fundamental en los últimos años, esta obra entabla un diálogo global entre las diferentes posiciones teológicas-católicas, protestantes y ortodoxas- y lleva el estudio de las cuestiones concretas hasta sus soportes básicos más profundos, para descubrir así, al mismo tiempo, caminos de auténtica unidad y comprensión. El conjunto de materiales reunidos aquí por Joseph Ratzinger estructura los cimientos sobre los que asentar un cuerpo de doctrina firme.
Se han recogido aquí las claves del pensamiento de Juan Pablo II, el papa más viajero de la historia, con la idea de proponer al lector que viaje también, pero hacia su interior, para que aprenda a amar a Dios y encuentre así la plenitud en su vida. Los textos reunidos se han dividido por temas de suma importancia en la vida de todo buen cristiano y nos ayudan a entender el pensamiento de este papa singular, pero sobre todo a tener fe en Cristo y en la Virgen María, a amar a los demás, a rezar de forma constante, a soportar el dolor, a tener caridad con los que sufren y a vivir en paz y armonía con nuestra familia y con los demás. Se pueden leer como un todo o de forma aislada porque cada capítulo, aunque breve, nos hace reflexionar en profundidad sobre el tema que trata.
Juan Pablo II ofrece estas enseñanzas para profundizar en nuestro diálogo constante con Dios, para que estemos más unidos a él, porque ése es el secreto de la felicidad. Debemos caminar al encuentro con Cristo porque Él es la solución a nuestros problemas.
Un clásico sobre el amor humano entendido como plenitud de las relaciones interpersonales del hombre y la mujer. Una edición definitiva traducida directamente del polaco.
Juan Pablo II fue un enamorado del amor humano. Amor y responsabilidad es el fruto de su reflexión a partir de su trato con los jóvenes "que me planteaban no tanto cuestiones sobre la existencia de Dios, como preguntas concretas sobre cómo vivir, sobre el modo de afrontar y resolver los problemas del amor y del matrimonio". Por eso, responde a cuestiones como: ¿Qué es el amor? ¿Qué relación hay entre afectividad y sexualidad? ¿La castidad es una virtud positiva o un comportamiento represivo? ¿Qué es el pudor? ¿Tienen sentido las relaciones sexuales antes del matrimonio?
Al mismo tiempo es un libro de gran originalidad y profundidad filosófica. Karol Wojtyla establece un nuevo paradigma para entender la sexualidad: integrarla en el marco de las relaciones interpersonales del hombre y de la mujer, regidas por la norma personalista, que establece que la única actitud adecuada ante la persona es el amor. La unión de un brillante planteamiento con una ejecución sólida ha convertido a esta obra en un clásico de la reflexión antropológica sobre el amor, imprescindible para quien desee entender los porqués de esa realidad tan exaltadora y existencial.
La edición definitiva en español traducida directamente del polaco.
Karol Wojtyla
es un importante filósofo personalista del siglo XX. Formado en el tomismo, tomó contacto con la fenomenología a través del estudio de Max Scheler. La intuición que guía toda su obra es que el pensamiento antropológico contemporáneo –y particularmente el cristiano- solo puede avanzar y superar los retos a los que se enfrenta a través de una síntesis entre tomismo y fenomenología estructurada en torno al concepto de persona. Su tarea filosófica ha consistido en poner las bases de esa síntesis desarrollando una ética y antropología personalista con muchos elementos originales: la norma personalista, la autoteleología, la libertad como síntesis de elección y autodeterminación.