Con la desaparición de Hegel la filosofía entra en una larga crisis que no es comparable a nin-guna de las otras que había conocido en la historia. La Edad contemporánea está desarrollando un implacable proceso contra las pretensiones modernas de la racionalidad, sospechosas de haber adulterado los caminos del conocimiento y de haber obstaculizado el libre despliegue de las potencialidades de humanización. En este severo juicio la filosofía se ha fracturado en múltiples compartimentos que ordenamos con muchas dificultades y cuyas referencias básicas vamos identificando a una luz siempre cambiante; al mismo tiempo, se exploran con audacia zonas inéditas de la experiencia para enraizar en ellas una reflexión filosófica al abrigo de críticas cada vez más amplias. No se trata, en primer término, de resolver determinados problemas filosóficos; antes es preciso asegurar la existencia de la filosofía misma, siempre amenazada por fuerzas poderosas. En ello se juega el futuro de nuestra capacidad crítica, futuro que, a pesar de tantos esfuerzos y de una literatura tan copiosa, no es seguro que hayamos afianzado de manera definitiva.
Esta obra se abre con una introducción histórica, no heleno ni eurocéntrica, en la que se reinterpretan los sistemas éticos en la historia mundial, hasta situar la problemática en la Modernidad dentro del sistema-mundo como proceso de globalización que simultáneamente excluye a la mayoría de la humanidad.
En la primera parte se aborda una crítica a las morales formales (Kant, Rawls, Apel, Habermas) desde un principio material o de contenido con pretensión de universalidad; el deber de producir, reproducir y desarrollar la vida humana en comunidad. El principio de factibilidad ética, por su parte, permite que el cumplimiento del acto, institución o sistema de eticidad pueda tener la pretensión de bondad.
En la segunda parte, desde la imposibilidad de que dicho acto, institución o sistema de eticidad «buenos» pueda tener pretensión de perfección acabada, se descubren los que «sufren» en su corporalidad vulnerable la imposibilidad de vivir, el hecho de ser excluidos. Se trata de las víctimas, al decir de Marx, Horkheimer, Benjamin, Nietzsche, Freud o Lévinas. Desde las víctimas comienza propiamente el discurso de la Ética de la Liberación, en su nivel negativo material (deben poder vivir), en el principio discursivo crítico (deben poder participar en la argumentación), todo lo cual culmina en el principio crítico negativo de la factibilidad: el principio-liberación que inspira las transformaciones con pretensión de justicia.
En diálogo con lo más pertinente de la filosofía ética actual, esta Ética define muchos principios –no uno sólo como intentan las éticas hasta el presente– en un grado de complejidad en el que se tratan tanto las posiciones de sus oponentes como de sus defensores en cuanto necesarias pero no suficientes.
Gran obra de un maestro del siglo XX. Un análisis brillante del mundo moderno junto con la propuesta de cómo vivir el cristianismo hoy.
Jacques Maritain es una de las grandes personalidades intelectuales del siglo XX. Converso al catolicismo, tomista innovador, intelectual comprometido, gran escritor, amigo de artistas, políticos y Papas, escribió numerosos e importantes libros en materias como filosofía de la historia, estética, gnoseología, metafísica, antropología o filosofía política.
Humanismo integral es su obra maestra. En ella realiza un brillante y lúcido análisis de la evolución de la cultura Occidental desde la época medieval hasta el mundo moderno, con sus nuevas instituciones, cultura y modos de pensar. Y, a partir de este análisis, efectúa una propuesta ambiciosa y concreta de cómo vivir el cristianismo en nuestra época que pretende integrar los valores de la cristiandad medieval y de la modernidad.
Una obra imprescindible para quien esté interesado en las relaciones entre mundo, cultura y cristianismo.
En el centenario de su nacimiento, Jean-Paul Sartre (1905-1980) nos interpela como uno de los pensadores más relevantes del siglo XX. Temprano aún para tener que interpretarle según las pautas aplicables a los que denominamos “clásicos”, Mercè Rius se permite acceder a su obra directamente, libre de intermediarios, llevando a cabo su personal lectura desde una concepción de la escritura que pone los recursos literarios al servicio de la idea. De vuelta a Sartre no significa que debamos actualizarlo. Un pensador del siglo XX sigue siendo actualidad. En este aspecto, si ciertos tópicos sobre su obra ya han hecho fortuna, no han alcanzado aún el grado de sedimentación que los convertiría en históricamente imprescindibles. De ahí que la profesora Rius nos proponga la revisión y consiguiente abandono de algunos de ellos, empezando por la errónea extrapolación de una lectura política a El ser y la nada. El existencialismo sartreano nos brinda una filosofía de la conciencia que, aun sin prescindir en absoluto de sus condicionantes psicológicos y biológicos, defiende la libertad del individuo por encima de todo. Una época que se enfrenta a los conflictos morales derivados del uso de la biotecnologías en la manipulación de los cuerpos tiene, pues, mucho que aprender en Sartre. Pero no basta con desempolvar la fórmula de su presunto humanismo. Uno de los objetivos de este libro reside precisamente en medir su alcance, ahondando en la paradoja abierta entre el título de uno de los textos sartreanos más difundidos, El existencialismo es un humanismo, y el corolario de su obra capital: “El hombre es una pasión inútil”. Consustancialmente inútil, como el deseo y el arte.