El autor, experto en Moral y consultor de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la fe, reflexiona sobre cuestiones éticas de Internet.
En este texto, el autor -profesor de Teología Moral en Roma y consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe- hace reflexiones éticas sobre el uso de internet. Se incluye además el documento "Iglesia e Internet", del Consejo Pontificio de Comunicaciones Sociales.
Contra la ética de la verdad significa a favor de una ética de la duda. Más allá de las apariencias, la duda no es en absoluto contraria a la verdad, sino que, en cierto sentido, implica su afirmación. Contiene por tanto un elogio de la verdad, pero de una verdad que debe ser siempre re-examinada y re-descubierta. A lo que es contraria la ética de la duda es a la verdad dogmática, que es aquella que quiere fijar las cosas de una vez por todas e imposibilitar o descalificar la crucial pregunta: «¿será realmente verdad?».
Impedir la expresión de la duda es el acto más innatural, incluso aunque sea realizado en nombre de la «justicia natural» o de la «ley natural». La «naturaleza de las cosas», cuando es usada como arma contra la duda, se contradice a sí misma, dirigiéndose contra la «naturaleza del ser humano». La ética de la duda no significa en absoluto sustraerse a la llamada de lo verdadero, de lo justo, de lo bueno o de lo bello, sino justamente intentar responder a esta llamada en libertad y responsabilidad hacia uno mismo y hacia los demás.
Los textos aquí recogidos son el producto de la reelaboración de algunos breves ensayos, publicados principalmente en la prensa italiana, o preparados como intervenciones en congresos. El orden seguido en la recopilación no es cronológico sino lógico, y puede ser idealmente presentado del siguiente modo: desde la relación Estado-Iglesia, ciudadanos y creyentes, hasta la ética laica, a través de las virtudes y dificultades de la democracia.
El animal humano es un ser carencial e indeterminado, lo cual le obliga a plantearse un proyecto para dar un sentido a su existencia. El problema del sentido de la vida está vinculado a la pregunta kantiana «¿qué es el hombre?» y ha sido objeto constante de la reflexión desde la filosofía de la historia, la ética, la antropología y la filosofía de la religión.
El presente estudio analiza las diversas dimensiones de esa pregunta y las distintas respuestas que se le han dado en las corrientes filosóficas y en las teologías de las religiones, centrándose en la problemática de la cultura occidental. El significado del hombre en el universo es un tema central para científicos y filósofos, a pesar de la crisis actual de la metafísica, y choca con postulados teológicos clásicos como la creación de la nada, objeto hoy de una amplia discusión. También cobra relevancia en la situación actual el problema de la finitud y contingencia del hombre, con diversos intentos de interpretación del nacimiento y la muerte (Heidegger, Ricoeur), así como diversas propuestas de definición de la identidad humana, desde el trasfondo del nihilismo (con especial incidencia de Nietzsche, Adorno y Habermas).
Éste es también el marco para abordar la cuestión del sufrimiento y el mal, tanto el generado por la acción humana como el que tiene causas naturales, que lleva a las filosofías del absurdo y se constituye en la roca fuerte del ateísmo. El autor aborda este amplio conjunto de problemas, planteando interrogantes y críticas a las respuestas filosóficas y teológicas. Muestra así la persistente actualidad de la pregunta por el sentido y la limitación y fragmentariedad de los distintos proyectos.
«En este volumen se ofrecen tres escritos de Max Scheler, compuestos entre el año 1911 y 1917, titulados: La esencia de la filosofía y la condición moral del conocer filosófico, Fenomenología y teoría del conocimiento y La doctrina de los tres hechos. Estos trabajos constituyen las elaboraciones más tempranas, sistemáticas y directas acerca de la filosofía misma y de la teoría del conocimiento sostenida por Scheler. [...] Sólo en estos textos puede conocerse con precisión cómo Scheler concebía verdaderamente la filosofía en general y el modo fenomenológico de filosofar en particular ---modo, por cierto, no idéntico al concebido por Husserl---. [...] En una época como la actual, en la que vivimos tan confusos e indecisos entre las respuestas cognoscitivas de la ciencia, del cotidiano vivir y de diversos constructos pseudofilosóficos, urgen reflexiones genuinamente filosóficas tan luminosas y radicales como las que Scheler aquí nos brinda».