Al ritmo de los días el creyente cincela su vida con la escucha de la Palabra. Y si además se tiene la responsabilidad de acompañar a la comunidad cristiana desde el ejercicio del ministerio recibido, esta Palabra no puede por menos que orientar, sugerir, llenar de esperanza y comprometer en el amor.
Los textos reunidos en este volumen tienen como denominador común la perspectiva eclesial; mejor dicho, testimonian la convicción de que la Iglesia es el territorio natural donde la Palabra de Dios desvela sus sentidos e ilumina cada faceta y dimensión del ser humano.
Esta Palabra divina, que halla su manifestación suprema en el amor de Cristo crucificado, se prolonga en la comunión y misión de la Iglesia, en las diversas vocaciones que la concretan, en la oración siempre presente y en la búsqueda incansable de la verdad y la dignidad humanas.
«Siempre se les pregunta a los escritores por qué escriben. Y supongo que las respuestas con muchas: fama, éxito, belleza, dinero…
La mía es muy sencilla: escribo para comunicarme, para ganar amigos, para amar y ser amado. Y me gusta que mis libros sean una hoguera en la que otros vienen a calentarse dentro de un mundo frío.
Desde esta amistad, estrecho tu mano, lector.
Con un abrazo de
José Luis Martín Descalzo».
En este volumen se reúnen los cinco libros de Martín Descalzo: Razones para la esperanza, Razones para la alegría, Razones para el amor, Razones para vivir y Razones desde la otra orilla. A cada libro le precede una presentación especial: Invitación (José María Javierre). Pórtico (Joaquín Luis Ortega). Atrio (José María Cabodevilla). Umbral (Antonio Montero). Cancela (Paloma Gómez Borrero). Zaguán (José Jiménez Lozano).
La vocación es ante todo un acontecimiento personal. Por ser única e irrepetible, debe tenerse especial cuidado al teorizar sobre ella, pues se corre el peligro de «simplificarla y trivializarla».
La mejor forma de conocer el sentido de la llamada que el Señor dirige a una persona consiste en comprenderla a la luz de su Palabra. De hecho, la Palabra no solo nutre cada vocación, sino que es su territorio natural, como atestiguan las historias de Abrahán, Moisés, Samuel y Jeremías, en el Antiguo Testamento, o Jesús y sus discípulos, en el Nuevo.
Al contemplar la riqueza y variedad de las distintas vocaciones, el creyente tiene la posibilidad de discernir los elementos comunes y permanentes que caracterizan la llamada de Dios y de reconocerlos en su propia historia de salvación.
La enseñanza de San Josemaría Escrivá abarca una amplia gama temática que puede ser examinada desde diversas perspectivas. De entre esos enfoques el Profesor Illanes ha prestado especial atención a cuanto se refiere a las relaciones entre cristianismo y mundo, entre fe cristiana y experiencia humana. Así partiendo de la afirmación del valor y sentido del existir en el mundo, pasa revista a cuestiones como la secularidad cristiana, la riqueza humana y cristiana de la vida ordinaria, la santificación del trabajo, el empeño que reclama el servicio al ideal de la justicia, la libertad y el pluralismo en cuanto elementos constitutivos del vivir social.
La pregunta sobre la identidad cristiana, rebrota con particular vigor en los momentos y lugares en los que es más intenso el pluralismo cultural y social, y más sentida, en consecuencia, la necesidad de definir los perfiles intelectuales y morales del cristianismo. ¿Qué caracteriza la identidad cristiana de una persona o de una determinada institución? ¿Qué trazos específicos han de informarla si está animada por el espíritu y el dinamismo del Evangelio?
Por resolver éstas y otras preguntas contamos con esta obra, en la que han colaborado profesores universitarios que desarrollan su actividad docente e investigadora en áreas científicas distintas y en centros de trabajo diferentes. Late en ellos la convicción de que, estableciendo un serio diálogo interdisciplinar, se puede calar más profundamente en las claves del patrimonio cultural cristiano (pensamiento, actitudes, obras), y ayudar a rehacer el entramado de evidencias de carácter ético y principios indiscutibles de la vida social, que en muchos ambientes parecen haberse oscurecido, y que son contenido esencial de la ley moral natural.
Este libro está compuesto de textos breves que quieren introducir al lector en los grandes temas del pontificado de Benedicto XVI. Se dirige a un público amplio, con espíritu joven y talante abierto. Son como cartas desde la fe que esperan una respuesta concreta en la vida personal y social. Se presentan como ventanas a través de las que se puede ver un horizonte mayor. Ese horizonte es el perfilado por San Pablo, cuando dice que Dios ha pronunciado un gran «sí» al enviarnos a su Hijo. Sin duda son los jóvenes –de todas las edades– los que tienen más capacidad para captar y realizar ese proyecto, que comienza por el «sí» de Dios al hombre, a todos sus anhelos e inquietudes, y que ha querido necesitar de nuestro «sí».
Jesucristo invita a todos a la conversión y a la fe, y ha encomendado a la Iglesia la tarea de anunciar el Evangelio en el mundo. Hoy se observa, sin embargo, una confusión creciente que lleva a desatender y a dejar inoperante el mandato misionero del Señor (Mt 28, 19). Se piensa, en definitiva, que intentar convencer a otros en cuestiones religiosas es restringir su libertad. Este panorama cultural y religioso plantea numerosas cuestiones: ¿qué significa teológica, psicológica y socialmente la conversión? ¿Sigue teniendo sentido en nuestro tiempo invitar a la conversión, o no es más bien el intento de convencer a otros en cuestiones religiosas una falta de respeto a su libertad? Para responder a las cuestiones que despierta la conversión en cuanto fenómeno, y en cuanto categoría fundamental de la fe cristiana, el XXXI Simposio Internacional de Teología de la Universidad de Navarra convocó a teólogos y a expertos en diferentes áreas científicas para que ofrecieran el resultado de sus estudios en una perspectiva interdisciplinar. Esta perspectiva pone más fácilmente en relación los datos de la teología con los que ofrecen las ciencias humanas (filosofía, psicología, sociología, historia, etc.), y otros acercamientos actuales a la conversión religiosa desde las artes, el derecho o las ciencias experimentales como la neurociencia.
El misterio pascual de Jesús de Nazaret es la fuente de donde mana toda la vida cristiana. En el momento supremo de su existencia terrena, el Unigénito del Padre y Primogénito de muchos hermanos revela la plenitud del obrar: la forma filial de la acción moral del hombre, manifestada con su muerte en la cruz y su confiada espera de la respuesta paterna. El Hijo del Padre redime a la humanidad y recapitula toda la historia mediante la esperanza. Ofrece así a cada persona la clave de lectura más profunda de la peculiar estructura temporal de su ser: poder actuar teologalmente. La esperanza es la virtud que articula la fe y la caridad filiales, permitiendo la colaboración del obrar humano con el obrar divino. A partir del dato cristológico fundamental, el autor expone en esta obra su visión personal de la sinergia entre Dios y el hombre en que, en último término, consiste la moral. La presencia de Cristo en la razón práctica del creyente, habilitada por el Espíritu Santo, determina el actuar esperanzado de los hijos en el Hijo: un actuar que respeta los absolutos morales, como fundamento de su apertura a la providencia, y es capaz de generar comunión en el mundo.