El término “humanismo” está obsoleto. El nuevo “humanismo”, vacío de sustancia, se extiende como un cáncer. ¿Hay solución a este problema, quizá desde una mirada cristiana?
Atravesamos una “crisis del humanismo”. El término está casi obsoleto. Su dificultad para respirar no proviene de discursos despectivos hacia el hombre, no nos equivoquemos. Es a través de la “compasión” como este nuevo humanismo, vaciado ya de sustancia, se extiende como un cáncer. Al querer ser mejor humano, sólo humano, demasiado humano, el hombre moderno genera quimeras.
El nuevo hombre soñado por los regímenes fascistas o soviéticos era un anticipo del hombre aumentado con el que sueñan los transhumanistas; de la misma manera, el Untermensch (“infrahumano”, como llamaban los nazis a los no arios) encuentra hoy sus avatares en una muchedumbre que no se ajusta al proyecto deseado para la humanidad. La tentación de definir al hombre a partir de sí mismo lo relega a esa condición inferior. Sólo una imagen del hombre que lo salva impide esta división idólatra ¿Por qué?
Trent’anni fa si discuteva di politica quando si voleva rendere serio un dibattito, ma per ridere si parlava di religione. La situazione oggi si è rovesciata: nel migliore dei casi la politica suscita un’impietosa alzata di spalle, ma riguardo alla religione non si ride più. L’inquietudine si insinua negli animi di fronte ad alcune sue forme e alla violenza che talvolta ne discende.
In questo libro Rémi Brague evita accuratamente la psicologia e la sociologia del fenomeno religioso per indagare ciò che fa di una religione quello che è; ciò che fa in modo che i cristiani siano cristiani, gli ebrei ebrei, i musulmani musulmani. Questa essenza delle religioni può essere definita come la loro dogmatica, indipendentemente dal fatto che abbia trovato una formulazione esplicita o perfino obbligatoria, o se sia semplicemente presupposta dalla pratica.
Brague riflette su ciò che la religione dice di Dio e dell’uomo, ne osserva i rapporti con il diritto e la politica e mostra come essa possa preservare o minacciare ciò a cui l’uomo d’oggi tiene in modo particolare, la sua libertà morale e la sua integrità fisica.
Sommario
Prefazione. 1. Religione, una parola. 2. Ci sono tanti dèi quante sono le religioni? 3. La matrice biblica del «monoteismo». 4. Religione e ragione. A proposito del discorso di Regensburg. 5. Diritto e religione. 6. La Chiesa e lo Stato sono mai stati separati? 7. Dio e libertà: le radici bibliche dell’idea occidentale di libertà. 8. Violenza e religioni. 9. I libri sacri sono violenti? Origine dei testi. Indice analitico.
Note sull'autore
Rémi Brague è professore emerito di Filosofia medievale e araba all’Università Paris 1 Panthéon-Sorbonne. È titolare di una cattedra all’Università Ludwig Maximilian di Monaco ed è stato professore invitato in numerosi atenei, tra cui la Pennsylvania State University, la Boston University, il Boston College, l’Universidad de Navarra di Pamplona e l’Università Vita-Salute San Raffaele di Milano.
La palabra «moderno» apunta a la palabra «moderación» y nos dice, por ello, que no es bueno ser «absolutamente» sino «moderadamente» moderno. El título del libro nos dirige así a confrontarnos con una modernidad complaciente que proclama la ruptura con todo lo anterior, particularmente con ese tiempo para el que ella misma ha inventado el nombre de «Edad Media». ¿Qué ha inventado, en el fondo, la modernidad? Ni la revolución técnica, ni la urbanización, ni la sociedad civil, ni incluso la persona como sujeto de libertades... Las ideas modernas no son sino ideas premodernas, maquilladas como una mercancía robada. No se trata de volvernos premodernos, pero sí de tener el coraje de afrontar una «crítica de la crítica». Con su estilo provocativo y con su profundidad y capacidad de análisis, Rémi Brague nos ofrece en esta obra reflexiones incisivas sobre las nociones de modernidad, cultura, historia, secularización, progreso...
Rémi Brague es profesor emérito de fi­losofía árabe y medieval en la Univer­sidad París I Panthéon-Sorbonne y de historia del cristianismo europeo en la Universidad Ludwig Maximilians de Múnich, donde fue titular de la «Cáte­dra Guardini» entre 2002 y 2012. Ha sido profesor visitante en las Universi­dades de Pensilvania, Colonia, Lausana y Boston. Es autor de una decena de ensayos, entre los que se encuentran en español: Europa, la vía romana (1995), La sabiduría del mundo. Historia de la experiencia humana del universo (2008), Historia filosófica de una alianza (2011), Mitos de la Edad Media: la fi­losofía en el cristianismo, el judaísmo y el islam medievales (2013). En la BAC publicó en 2014: Sobre el Dios de los cristianos. Y sobre uno o dos más y Lo propio del hombre. El Vaticano le otorgó en 2012 el premio Ratzinger, por su contribución al diálogo entre fe y razón.
Armas de destrucción masiva, polución, extinción demográfica: todo lo que amenaza al hombre en tanto que especie viva ya no genera duda. Pero hay factores que provienen del hombre mismo que socaban su propia humanidad. Estos factores son más difíciles de entender. El objetivo de Rémi Brague, en este sentido, es descubrirlos a través de un análisis radical de la idea de humanismo. La cuestión es saber cómo podemos promover el valor del hombre y de lo que es humano, luchando contra todas las figuras de lo inhumano. Es preciso, a partir de ahora, saber qué es necesario realmente para promover un cierto humanismo. Es el propio humanismo sobre el que se sostiene el mal. Rémi Brague advierte señales de este fenómeno reciente en tres grandes autores del siglo XX: el poeta ruso Alexander Blok y los filósofos Michel Foucault y Hans Blumenberg. No podemos engañarnos con ilusiones. Es fácil predicar un humanismo reducido a reglas de convivencia, pero ¿cómo cimentarlo? El pensamiento moderno anda corto en argumentos para justificar la existencia misma de los hombres. Buscando construir su propio armazón, excluye todo lo que trasciende lo humano. ¿Es una forma de decir que el proyecto ateo de los tiempos modernos ha fracasado? El lector lo juzgará.
Traducido de original francés (Le propre de l´homme. Sur une létimité menacée) por Leonardo Rodríguez Duplá.
¿Quién es el Dios de los cristianos? ¿Cuáles son sus características? ¿Cuál es su singularidad? A este tema amplio y un poco intimidante, el filósofo Rémi Brague responde en siete capítulos concisos, documentados, estimulantes. Que Dios se encuentra mucho más allá de las representaciones que se han hecho de él es algo evidente, pero no justifica las aproximaciones y las confusiones que se realizan hoy cuando se abordan cuestiones religiosas. Todo el mundo no se hace la misma idea de Dios, y la que tienen de él los cristianos resulta, en el fondo, más bien sorprendente. ¿Quién es entonces ese dios que nosotros podemos conocer? Es uno, pero no de cualquier manera; es padre, pero no es hombre; ha hablado, pero no para pedirnos lo que sea; perdona, pero sin ignorar la decisión de nuestra libertad. Tras la lectura de este libro, el lector podrá aceptar o rechazar al dios de los cristianos; en ambos casos, lo hará con conocimiento de causa.
En este libro-entrevista Rémi Brague, uno de los pensadores más originales y sorprendentemente desconocidos de nuestro tiempo, realiza una interesante reflexión sobre cuál es el sentido de la historia para el hombre «posmoderno», quien considera ingenuo todo intento de buscar en ella el reflejo de un significado o los motivos para una esperanza.
A partir de esto, Brague aborda en el libro cuestiones tan candentes como la posibilidad de diálogo con el islam y la convivencia entre las tres grandes religiones, la vocación histórica de Europa o la situación actual del hombre y su pervivencia ante los avances en el campo de la neurociencia.
Este libro permite que aquellos lectores que todavía no conocen la obra de Brague realicen un primer acercamiento introductorio a su rico pensamiento.
Rémi Brague (París, 1947), es profesor emérito de Filosofía Medieval en la Sorbona de París. Fue titular entre 2002 y 2012 de la «Cátedra Guardini» en la Universidad Ludwig-Maximilians de Munich. En 2012 recibió el premio Ratzinger, considerado oficiosamente como el Nobel de Teología.
Especialista en la filosofía medieval judía y árabe, ha investigado asimismo sobre la filosofía griega (Platón y Aristóteles). Entre sus obras más importantes se encuentran Aristote et la question du monde, y Europe, la voie romaine, traducida a 17 idiomas. Ediciones Encuentro ha publicado en español varias de sus obras, entre ellas los dos primeros volúmenes de su trilogía «mayor», La Ley de Dios (2008) y La sabiduría del mundo (2011), fruto de 15 años de investigación, y el libro entrevista ¿ A dónde va la historia?(2016).
La metafisica sembra non trovare casa nelle coscienze e nelle società moderne, che la vedono come un’eterea e inattuale sovrastruttura sovrapposta alla sola vera realtà, quella di cui le scienze ci forniscono una conoscenza sempre più esatta. L’unica base reale, si dice, è la natura, sulla quale è possibile edificare un’unica struttura: la società umana, cioè l’associazione degli uomini secondo regole che permettano lo sviluppo di tutti. Il resto è solo sovrastruttura di pensiero.
Questa convinzione diffusa, che si vanta di aver fatto pulizia di tanto sterile ragionare, viene qui affrontata e smentita dal filosofo francese Rémi Brague, il quale dimostra che al contrario, oggi più che mai, l’uomo è, per dirla con Schopenhauer, un «animale metafisico». Argo - menta infatti Brague che tanto la conoscenza della natura quanto l’organizzazione degli uomini in una società vitale e vivibile presuppongono l’esistenza stessa della collettività umana. E questa esistenza non è affatto scontata, soprattutto oggi che gli uomini sono sempre più in grado, per le conquiste scientifiche e tecnologiche, di scegliere di essere o di non essere, e anche di dare o non dare la vita.
Perché si deve volere l’essere? Perché scegliere la vita, il benessere sociale, il progresso? Queste sono, senza dubbio, domande cruciali per l’uomo moderno, e la risposta ad esse è squisitamente metafisica. Amare la vita, battersi per un’esistenza equa vuol dire, alla radice, pensare che l’essere è bene: l’equazione metafisica fondamentale. Da essa, ci ricorda Brague, dipende tutto quello che più ci sta a cuore: la costruzione di una società giusta, la conservazione di un ambiente vivibile, la volontà di dare la vita. In una parola, la convinzione che il futuro dell’umanità vale la pena.
La metafisica, dunque, non è affatto un’inutile costruzione ormai in disarmo, ma la radice stessa delle nostre scelte concrete; non una sovrastruttura superflua, ma l’infrastruttura indispensabile alla continuazione della vita degli uomini.
Queste le illuminanti parole con cui Brague chiude il suo scritto: «In un dialogo di Platone un personaggio dice che l’uomo è come un albero capovolto le cui radici stanno in alto. Forse come lontana eco di quest’immagine di Platone, più di due millenni dopo di lui, Antoine de Rivarol ha scritto: “Ogni Stato è un vascello misterioso le cui ancore sono in cielo”. Poco importa il contesto, in questo caso una difesa degli antichi regimi e del principio religioso della loro legittimazione. Oltrepas - siamo il limite dell’ambito politico. E arrischiamo: per ogni uomo, le ancore sono nel cielo. È in alto che bisogna cercare quello che ci salva dal naufragio».
Rémi Brague, membro dell’Institut de France, insegna Filosofia alla Sorbona di Parigi e all’Università Ludwig-Maximilians di Monaco. Autore di numerosi saggi, in Italia è noto soprattutto per il volume Il futuro dell’Occidente. Nel modello romano la salvezza dell’Europa (1998). Tra le altre sue opere tradotte: La saggezza del mondo. Storia dell’esperienza umana dell’universo (2005); Il Dio dei cristiani: l’unico Dio? (2009)
Hoy la idea de ley divina se ha vuelto extraña e incluso, para algunos, ofensiva. Sin embargo, ha dominado las creencias y las costumbres durante casi tres milenios. La alianza entre Dios y la ley, forjada en la Grecia antigua y en la tradición bíblica, ha asumido formas diferentes en el judaísmo, el cristianismo y el islam. Rémi Brague describe en La ley de Dios la larga génesis de esta alianza, su desarrollo en cada una de las tres religiones medievales, y finalmente de su disolución con la modernidad europea, a través de la relectura de los textos fuentes de la filosofía y el pensamiento religioso. En el judaísmo de la diáspora, la Ley se erigía como la única presencia de Dios en medio de un pueblo que había perdido su reino y su Templo: coincidía con Dios. Es con el cristianismo cuando nace y se desarrolla su separación. El Dios cristiano ya no es solamente el legislador del tiempo de los judíos, es la fuente de la conciencia humana y comunica la gracia que permite obedecer a la ley. Esta separación dará posteriormente forma a las instituciones políticas de la cristiandad medieval, tanto al Imperio como a la Iglesia. Por el contrario, el islam se convertirá cada vez más en una religión centrada completamente sobre la Ley, que preside el conjunto de las prácticas de los hombres a partir de la caída del califato. A diferencia de las dos religiones bíblicas, aquí es Dios quien debe dictar directamente la Ley. Con la modernidad, la alianza entre Dios y la ley será denunciada y después expulsada de la ciudad: nuestro Dios ya no es legislador, nuestra ley ya no es divina. Pero ¿cómo es un mundo, como el nuestro, en el que el hombre se concibe como único soberano? ¿Cómo una ley sin huella de lo divino puede ofrecer razones para vivir?
La sabiduría del mundo. Historia de la experiencia humana del universo, a pesar del poco tiempo transcurrido desde su publicación original en 1999, ha sido traducido a 5 idiomas. Su intención es ambiciosa: desarrollar la historia filosófica de la representación de la noción del mundo. ¿Cómo imaginar nuestra existencia de hombres, nuestra búsqueda del bien, nuestra presencia en el mundo? Para explorar estas cuestiones, Rémi Brague propone navegar por la historia del pensamiento. Su libro nos restituye a la relación que une el hombre con el universo: indaga los orígenes antiguos y las fuentes bíblicas, recorre las inflexiones medievales y describe el naufragio de la época moderna. Durante dos mil años el hombre se ha visto a sí mismo como un mundo en pequeño: orientado hacia el cielo, hecho para contemplarlo. Ha creído que la sabiduría que buscaba estaba conectada con la que ya gobernaba el universo. El orden y la belleza del mundo eran el modelo que marcaba el bien. Pero esta imagen antigua que sobrevivió durante la Edad Media, se iba a difuminar en el alba de la modernidad. Ha dejado su lugar a «visiones del mundo» donde fragmentos de la concepción antigua se mezclan con nuevos modelos, y el cosmos ha dejado de ser el preceptor del hombre. La sabiduría del mundo se nos ha vuelto invisible. Hoy debemos volver a pensarla de nuevo. Brague va trazando el panorama grandioso de las respuestas antiguas a la cuestión filosófica por excelencia: ¿cómo alcanzar la sabiduría? Su tesis es que todas las respuestas se conciben en relación a una idea que se nos ha vuelto lejana: la idea de cosmos, es decir, de un orden inmutable del universo. Llegar a ser sabio no significa otra cosa, para los antiguos, que observar ese orden e imitar esa sabiduría que es la del mismo mundo.
La sabiduría del mundo es el primer título de una ambiciosa trilogía. El segundo volumen afronta el modo en el que el pensamiento se ha representado históricamente la ley divina (La loi de Dieu), y el tercero (aún sin publicar) tratará las maneras en las que el hombre ha buscado históricamente emanciparse de la naturaleza y de Dios.