Con esta tercera y última entrega concluye el autor su ciclo de antropología teológica, iniciado con Teológica de la creación y proseguido con Imagen de Dios. Antropología teológica fundamental. El presente libro desarrolla los temas específicos de una lectura cristiana de la condición humana, articulada en dos partes: la primera se ocupa del hombre en Adán (teología del pecado); la segunda, del hombre en Cristo (teología de la justificación y la gracia).
El autor elabora la entera temática con categorías personalistas, las únicas capaces de iluminar el misterio de la gracia como factor decisivo de una cabal humanización, en cuanto que es ella la que posibilita la libertad (y no la que amenaza o la coarta), la que sustenta la dignidad única del hombre y la praxis de una fraternidad interhumana, y la que avala el sueño utópico de una plenitud posible.
Sólo hombres nuevos, en efecto, pueden construir una humanidad y un mundo nuevos. ¿Y quién es hombre nuevo? "El que es en Cristo es nueva creacion... Y todo proviene de Dios", responderá Pablo; el Dios revelado en Cristo como amor gratuito e indefectible, que quiere darse al hombre colmadamente para que éste se realice acabadamente.
La salvación del hombre, imagen de Dios, es, pues, el don de Dios; el don que Dios hace y el don que Dios es. Y el mensaje cristiano de la gracia no es sino el anuncio del amor divino humanado en Jesucristo y, a partir de él, comunicable y comunicado sin restricción a toda la familia humana
Ni el espiritualismo descarnado que deja al margen el mundo v la historia del hombre, ni el inmanentismo que distingue a las utopías intrahistóricas traducen fielmente la genuina esperanza cristiana. Lo que singulariza a ésta, y lo que caracteriza, por consiguiente, un verdadero discurso escatológico, es la paradójica imbricación de inmanencia y trascendencia, presente y futuro, ya y todavía no de la salvación que Dios ha acordado en Cristo a toda la humanidad y toda la creación.
Partiendo, pues, de una orientación que insiste en la relación entre este mundo y el mundo futuro, entre compromiso temporal y esperanza teologal, el autor articula su obra en dos grandes partes. En la primera aborda la cuestión del origen, desarrollo y fijación definitiva de las ideas escatológicas en el Antiguo y en el Nuevo Testamento; en la segunda presenta una rigurosa visión sistemática de la escatología cristiana, en su doble aspecto: colectivo (parusía, resurrección de los muertos, nueva creación, vida eterna, muerte eterna) e individual (muerte y purgatorio).
Juan Luis Ruiz de la Peña Solar nació en Vegadeo (Asturias) de 1937 y murió en Oviedo el 27 de septiembre de 1996. Después de cursar estudios eclesiásticos en el Seminario de Oviedo, se doctoró en Teología en la Universidad Gregoriana de Roma en 1970. Fue profesor de Teología en el Seminario de Oviedo yen la Facultad de Teología del Norte de España, y catedrático de Antropología Teológica en la Universidad Pontificia de Salamanca. En su producción literaria destacan las obras siguientes: La otra dimensión. Escatología cristiana (Madrid 1975); Las nuevas antropologías. Un reto a la teología (Santander 1983); La muerte; destino humano y esperanza cristiana (Madrid 1984); Teología de la creación (Santander 1986); Crisis y apología de la fe (Santander 1994)
Bien sea porque se ha insertado de un modo casi exclusivo el clásico tratado De Deo creante en la antropología teológica (con la consiguiente mengua de una suficiente reflexión ontológica sobre el mundo), bien sea porque los teólogos de oficio, generalmente poco familiarizados con la literatura concerniente a la imagen física del mundo, se lo piensan dos veces antes de internarse en un territorio poco transitado por ellos y enseñoreado -al menos así se cree comúnmente- por una consmovisión monista-materialista, lo cierto es que, tras el auge que conoció la temática de "la creación" en la teología de los años 50 y 60 (evolucionismo, Teilhard, "Humani generis", etc.), el pasado decenio asiste a su eclipse del horizonte teológico. Parece como si los teólogos se hubiesen apropiado del título de una célebre novela contemporánea: "El mundo es ancho y ajeno". Y eso no es bueno. Después de todo, el primer artículo del Creado se refiere precisamente a la fe en Dios "creador del cielo y de la tierra"; lo cual pone de manifiesto que no se puede plantear la cuestión de Dios (la cuestión teo-lógica por excelencia) sin plantear la cuestión del mundo. O a la invesa: que la cuestión del mundo es uno de los aspectos de la cuestión de Dios.
Tras un profundo y concienzudo repaso a la teología bíblica del Antiguo y el Nuevo Testamento, a la historia de la doctrina y a la reflexión teológica sobre el tema (1ª Parte del libro), el autor aborda en la 2ª Parte lo que él llama las "cuestiones fronterizas", tratando de recoger los problemas que la realidad plantea a la visión cristiana de la propia realidad, esto es, a la fe en la creación. Y el primer problema es, indudablemente, la existencia del mal: ¿Cómo puede ser creación de Dios una realidad que sufre y hace sufrir?
Viene despues una cuestión que ha cobrado en los últimos años candente actualidad: la crisis ecológica. La habitabilidad del mundo en que vivimos está amenazada, y ello representa una interpelación de primer orden a la fe en la creación. Será difícil encontrar un tratamiento teológico más profundo y apasionante de este tema.
Hay, por último, una amplia gama de cuestiones que suelen agruparse bajo el rótulo común de "diálogo fe-ciencia". Sobre ella versan los tres últimos capítulos del libro.
Si algo queda claro tras la lectura de este libro, es que nos hallamos ante uno de los pocos teólogos que han abordado ese "diálogo fe-ciencia" con absoluta seriedad y en un plano de igualdad con los científicos interesados en dicho diálogo. Nos atrevemos a afirmar que es éste uno de los libros más importantes escritos en los últimos veinte años.
Continuando el proyecto iniciado con su Teología de la creación, el autor nos ofrece ahora una "antropología teológica fundamental" cuyo objetivo consiste en dar razón de la visión cristiana del hombre al nivel de sus estructuras básicas. Qué es el hombre, quén es el hombre...: éstas son, en definitva, las cuestiones abordadas en este libro.
El punto de partida es la categoría bíblica "imagen de Dios" y la concepción antropológica en ella implicada. La exposición sistemática estudia seguidamente el problema alma-cuerpo; el carácter personal, libre y social del ser humano, investido de un valor absoluto y de una dignidad inviolable; su capacidad para modelar creativamente la realidad mediante el trabajo, la técnica y la cultura; su índole de criatura de Dios.
En el desarrollo de esta amplia temática se presta especial atención a los planteamientos hoy vigentes y al intenso diálogo interdisciplinar que están generando: el debate mentes-cerebros-máquinas, la crisis de la idea de persona, las actuales negaciones de la libertad, el obligado paso de la "teología de las realidades terrenas" a las "teologías de lo político" (que recuperan para la noción de "progreso" los necesarios ingredientes ético-sociales), las lecturas de lo humano en clave exclusivamente biológica,etc.
La redacción del libro ha estado presidida por una preocupación de fondo: lo único que, a fin de cuentas, le interesa a la fe cristiana cuando afronta el enigma de la condición humana es saber cómo ha de tratar el hombre al hombre y por qué. Y la respuesta la encuentran los creyentes en el hecho de la encarnacion de Dios: cada hombre ("imagen de Dios") tiene que ser tratado como el propio Dios, porque éste ha querido ser y dejarse tratar como hombre.