La pregunta por la naturaleza de la historia parece albergar en su interior dos preguntas complementarias: ¿de qué está hecha la historia? y ¿cómo conocerla? El variable protagonismo de una u otra, o su difícil equilibrio, definen en cierto modo la deriva de esta disciplina habitualmente denominada Filosofía de la historia. Mientras en algunas épocas la aspiración de fundar una ciencia específica ha dominado el discurso metahistórico, en otras la reflexión se ha dedicado sobre todo a intentar legitimar la existencia de unos (u otros) determinados constituyentes últimos de lo histórico-social. En este libro, además de llevarse a cabo una reconstrucción del desarrollo de esta problemática, se esboza una propuesta acerca del sentido que cabe atribuirle a este ámbito teórico de hoy, cuando la posibilidad misma de la historia se halla puesta en cuestión.
INTELIGENCIA Y LOGOS es el segundo volumen de la trilogía que sobre el tema general de LA INTELECCION HUMANA publica el filósofo XAVIER ZUBIRI (San Sebastián, 1898). Este volumen es continuación del primero (INTELIGENCIA SENTIENTE) y se completa con el tercero y último, INTELIGENCIA Y RAZÓN. La obra completa analiza, entre otros muchos, los temas y problemas fundamentales de la disciplina filosófica conocida con los nombres de Teoría del conocimiento, Epistemología y Crítica, replanteando en una dimensión hasta ahora inédita cuestiones tales como las de la intelección, el juicio, el conocimiento, la razón, el saber, la comprensión, la verdad, la ciencia, etc. No hay duda de que el enfoque que Zubiri da a estas cuestiones es profundamente original. Desde los tiempos de Parménides la filosofía ha solido resolver el problema de las relaciones entre la inteligencia y la realidad en el punto que constituye el tema central de este volumen, el «logos», cuya expresión más clásica es el «juicio». Zubiri se opone frontalmente a esta tradición, que según él conduce a un logicismo formalista que desvirtúa el papel de la inteligencia e impide el acceso a la realidad. Afirmar que el logos es la estructura fundamental de la intelección supone logificar la inteligencia, es decir, hacer de ella una facultad puramente formal y conceptiva. El resultado de esto es el conceptismo y el idealismo, los males seculares de la filosofía. Frente a esto, Zubiri afirma la preeminencia de la intelección sobre el logos. La inteligencia, como quedó expuesto en el volumen anterior, meramente actualiza las cosas en tanto que «reales». El logos es un modo ulterior de la intelección que permite expresar lo que esas cosas reales son «en realidad». El desarrollo de esta idea central constituye el argumento del presente libro.
Esta nueva edición de Sobre la esencia incorpora como principal novedad un apéndice con las anotaciones de Xavier Zubiri a su propio ejemplar de la primera edición (1962), conservado en su biblioteca personal. Se trata de indicaciones de Zubiri en el mismo texto y de fichas manuscritas, añadidas al libro, en las que Zubiri iba matizando, corrigiendo e interpretando su propio pensamiento. Estas anotaciones hacen ahora posible entrever el modo en que la reflexión filosófica posterior de Zubiri, que culminaría en la trilogía sobre la Inteligencia sentiente (1980-1983), hubiera podido afectar a algunos de los contenidos de Sobre la esencia.
Sobre el orador (completado en el 55 a.C.) es el más valorado de los tratados que Cicerón dedicó a la materia de la oratoria, de la que describe los principios generales para instrucción de los jóvenes que vayan a desempeñar cargos públicos en el estado. Está estructurado en varios diálogos, situados en la villa que Craso poseía en Túsculo y en los que los principales participantes son Craso, Marco Antonio, Q. Mucio Escévola el Augur (gran abogado como Cicerón), el cónsul Q. Cátulo y el orador C. Julio César Estrabón.
Craso sostiene que el orador debe poseer un amplio conocimiento de las ciencias, de la filosofía y, sobre todo, del derecho civil (un ideal ambicioso que sin duda expresa el criterio de Cicerón); Antonio, menos exigente en sus demandas y según un planteamiento utilitarista, se contenta con que sea capaz de agradar y convencer, sin que por ello precise de grandes conocimientos, y se extiende sobre los métodos para persuadir a los jueces (aunque al día siguiente reconoce que sólo ha contradicho a Craso por el gusto de discutir) ; César trata del ingenio y el humor, que le habían dado gran fama, con un repertorio de chistes que refleja los gustos y la mentalidad de los romanos, y una clasificación de recursos humorísticos en setenta y cinco capítulos (216-90); Craso, por último, se ocupa de los estilos y las figuras de dicción (de especial interés es el tratamiento de la metáfora): se advierte en estos razonamientos que Cicerón valoraba el lenguaje en relación con la poesía. En conjunto, se concluye que el perfecto orador ha de ser un «hombre íntegro» formado en una educación liberal sin precedentes.
Como afirma el autor, la mentalidad clasificatoria de Occidente se preguntará dónde inscribir este libro, una vez descartada la posibilidad de colocarle la etiqueta de moderno, y aun la de post moderno. Cediendo a este afán clasificatorio, podría decirse que se trata de una aproximación intercultural y pluralista a un fenómeno humano, un acercamiento que procura plantear el problema de la experiencia mística con el mínimo de presupuestos del lenguaje desde el cual se habla.
En palabras del autor, este libro, cuya gestación remota ha durado decenios, aspira a volver a integrar la mística en el mismo ser del hombre. La mística no es una especialización, sino una dimensión antropológica Todo hombres es místico, aunque sea en potencia.
Raimon Panikkar (Barcelona, 1918) es, sin duda, uno de los representantes más destacados del pensamiento intercultural e interdisciplinario y, como tal, su obra ha bebido de las fuentes de la cultura india y la europea, la hindú y la cristiana, la científica y humanista. Doctorado en filosofí­a, quí­mica y teologí­a, ordenado sacerdote en 1946, ha ejercido la docencia en algunas de las universidades más destacadas de América, Europa y la India. Es presidente del Center for Crosscultural Religious Studies, de la fundación Vivarium y de la Sociedad Española de las Religiones. Panikkar ha escrito más de cuarenta libros y alrededor de mil attículos acerca de las religiones comparadas, indología, filosofía de la ciencia y metafísica.
Este libro se puede considerar como novedad ya que es una nueva traducción de la última y definitiva edición revisada y corregida de este clásico de la antropología.
¿Qué es el hombre?, ¿quién soy yo?, ¿cuál es el sentido de la existencia humana? Estos son algunos de los interrogantes que buscan respuesta en la antropología filosófica. En todas las épocas y niveles culturales, bajo formas y desde perspectivas distintas, han acompañado al hombre en su caminar. Hoy se plantea con mayor urgencia a todo el que quiere vivir su existencia de un modo auténticamente humano.
La presente antropología filosófica representa una forma concreta de leer e interpretar la existencia humana. A diferencia de otras ciencias sociales que estudian el comportamiento, la historia, la biología… de los seres humanos, aquí es el significado del hombre, su sentido lo que ocupa el lugar central.
Y aunque no pretende ser un tratado completo y definido de antropología, busca al menos mostrar aquellos rasgos esenciales que permitan dibujar la problemática y la imagen básica del hombre de todos los tiempos.
La Metafísica de las Costumbres ocupa un puesto clave en el proyecto kantiano referido a dos ámbitos: el del conocimiento de la naturaleza y el de lo que es posible por la libertad. Si los Anfangsgründe constituyen el desarrollo sistemático de los conceptos básicos descubiertos por la primera Crítica, La Metafísica de las Costumbres desarrolla los conceptos básicos desentrañados por la Crítica de la Razón práctica. De ahí que figure el sistema de la libertad. Precisamente porque esta idea presenta dos dimensiones —interna e interna—, dos serán las partes de esta obra que se reedita: la Doctrina del derecho y la Doctrina de la virtud. La reflexión sobre el derecho, prefigurada en algunos aspectos en el Gemeinspruch y La paz perpetua, cobra aquí fuerza sistemática al contemplar la articulación entre derecho privado, político, de gentes y cosmopolita, así como las relaciones entre derecho y moral; mientras que la Doctrina de la virtud, cuyo fundamento se encuentra en la Grundlegung y en la segunda Crítica, examina la capacidad humana de proponerse fines y adquirir virtudes, haciendo posible la encarnación de la razón práctica.
Signo expresivo del pensamiento de su autor, el Discurso del método (1637) es también huella fehaciente de las tensiones y problemas de una época. Confluencia de diferentes proyectos, la articulación del texto se observa, más que en el discurso del método como tal, en la tarea de fundamentar el nuevo saber —teórico y práctico— moderno. El estilo autobiográfico, más vivo en la Parte I, opera como máscara que acentúa un determinado gesto: destruir críticamente el viejo edificio del saber y alzar sobre otros cimientos el saber moderno. La Parte II especifica el cimiento epistemológico (metodológico), iniciado en las Reglas, y formula la exigencia de nuevo fundamento (ontológico). El nuevo saber es también práctico; de ahí el esbozo original de la moral —Parte III—, que desarrollará en Cartas y en las Pasiones del alma. La meditación metafísica de la Parte IV —continuada en Meditaciones metafísicas— constituye uno de los signos de la época moderna, al darle un fundamento de su figura mediante una determinada interpretación de lo existente y de la verdad. Nuevo signo es la ciencia física de la Parte V, donde resuenan El Mundo y la voz polémica de Galileo. En la Parte VI aparece un tercer signo, la máquina o la técnica, aplicación práctica del saber
La serie de artículos recogidos en este volumen constituye una exposición de las opiniones epistemológicas de Karl R. Popper, más sistemática de lo que a primera vista pudiera parecer, dada la estructura de la obra. El autor, uno de los filósofos de la ciencia más sólidos y audaces del siglo XX, expone aquí algunas de las claves fundamentales de su pensamiento. El punto de partida de su epistemología es el realismo del sentido común, realismo crítico por cuanto que afirma constantemente —en contra del mito del «marco teórico»— la necesidad de poner en tela de juicio el propio punto de partida. Sin embargo, el autor rechaza la teoría del conocimiento del sentido común que concibe el conocimiento como un proceso pasivo —teoría del cubo—, consistente en acumular los datos directamente recibidos a través de los sentidos, para situar en su lugar una concepción activa del conocer —teoría del reflector—, necesariamente ligada a expectativas previas; de modo análogo a como ocurre en el proceso de la evolución biológica. Tanto la evolución como el desarrollo del conocimiento exigen una estructura innata genéticamente a priori —aunque no válida a priori—, que suministra el material de partida que la selección natural o la crítica racional han de modificar para producir el siguiente estadio de desarrollo. Desde esta perspectiva se lleva a cabo la crítica del inductivismo, poniendo en tela de juicio el carácter definitivo de toda pretensión de conocer, abogando por una crítica continua y sin fronteras de todas sus instancias, que no son más que conjeturas provisionales.
La Enciclopedia Oxford de Filosofía es la mejor y más completa obra de este género en tamaño portátil de cuantas existen actualmente publicadas en el mundo. De ahí que no sorprenda el formidable éxito que tuvo su primera edición española. Ahora, casi ocho años después, ve la luz en nuestra lengua una segunda, revisada y notablemente aumentada. Ninguna otra obra similar garantiza como ésta el fácil y provechoso acceso a esos dos templos tan venerables del saber como son el panteón de los grandes fi lósofos, clásicos y modernos, y la colosal tela de araña de conceptos, teorías e instrumentos metódicos, tanto tradicionales como actuales, que tiene prendido al pensamiento fi losófi co de todos los tiempos. El secreto está quizá, como advierte Ted Honderich, coordinador principal de este libro, en que lo que con él se nos ofrece no es tanto una enciclopedia más o menos rígidamente organizada y más o menos mecánicamente expuesta, como un fiel compañero —un companion según gustan decir los ingleses— que pretende ser para nosotros lo más amigable, servicial y confortable que le sea posible.