
Juan de Ávila soñó ser misionero en Nueva España. Vendió su patrimonio y lo dio a los pobres, preparándose para el viaje. Pero el Consejo de Indias en Sevilla le cortó los vuelos. ¿Sacerdote secular?, ¿solo? Así no van misioneros al Nuevo Mundo. ¿Qué hacer con las alforjas repletas de tanta semilla? Los años 1520-1525 son de abundante cosecha en Alcalá: platonismo, artes clásicas, biblia, teología en triple vía (tomismo, escotismo, nominalismo de G. Biel). También escuela de oración individual. Juan de Ávila terminó siendo un profundo teólogo y un gran místico. Es autor de breves y preciosos tratados sobre el amor de Dios, la Eucaristía, el sacerdocio, el Espíritu Santo, y de cartas exquisitas de dirección espiritual. Pronunció largos sermones al pueblo e importantes pláticas a los jesuitas. Pero su obra literaria por antonomasia se llama «Audi, filia», fruto maduro del silencio pasado en la cárcel de la Inquisición, tesoro de la Iglesia como libro de dirección espiritual y gloria de las letras españolas, enjoyada con textos de la Biblia, que Juan «sabía de coro» (de memoria). ¡Dichosos aquellos que pueden ahora leerlo!ß
El Cristo de San Damián constituye una preciosa joya de arte y obra de profunda teología. Pero esta maravilla no ha sido aún descubierta ni gustada, tal como nos invita el salmo: «Gustad y ved qué bueno es el Señor». Para hacer conocer las insondables riquezas del Señor se escribe este libro, que constituye un trabajo de seria investigación, de larga maduración y de contemplación de un creyente-poeta. Este Crucifijo de San Damián es único porque representa el misterio pascual completo de Cristo: a la vez muerto, resucitado, subiendo a los cielos y derramando el Espíritu Santo. También ilumina el misterio de la Iglesia, tal como se aprecia en los personajes congregados a la sombra de un Cristo de la fraternidad. El autor se sirve de los escritos de San Juan como clave hermenéutica fundamental para explicar el Crucifijo. Acude, sobre todo, a su mejor intérprete: Francisco de Asís. Su vida entera y fecunda obra sólo se entienden desde el Crucifijo que le habló: «Francisco, repara mi casa que, como ves, esta en ruinas».
Francisco Contreras Molina, sacerdote claretiano, es catedrático de la Sagrada Escritura en la Facultad de Teología de Granada. Es autor de numerosos libros de exégesis bíblica, en especial de Apocalipsis, y al mismo tiempo poeta con diversos poemarios publicados.
La Hna. Lucía de Fátima narra los encuentros con la Virgen y sus mensajes. Grabado en CD + LIBRO
Una dona del segle IV fa un pelegrinatge a Terra Santa i en fa reviure les seves experiències amb un text ple d'interès i amenitat. Aquí oferim aquesta nova edició , preparada i presentada per Sebastià Janeres, i completada amb nous textos, d'una de les joies de la literatura cristiana antiga.
¿Es verdad lo que cuentan los Evangelios? ¿Me afecta a mí? Y si me afecta, ¿de qué modo?» son las preguntas que se plantea Benedicto XVI en el prólogo a su tercer libro, La infancia de Jesús que completa la trilogía de Jesús de Nazaret, cuyos dos primeros volúmenes han sido best sellers en todo el mundo.
El Papa explica en el prólogo que su libro sobre los llamados «Evangelios de la infancia» contenidos en las narraciones de Mateo y de Lucas «no es en realidad un tercer volumen sino una especie de pequeño ‘hall de entrada’ a los dos volúmenes anteriores sobre la figura y el mensaje de Jesús de Nazaret».
Benedicto XVI estudia los aspectos históricos y la interpretación de los textos, pero en una línea que tiende al presente, pues esos hechos de hace dos mil años tienen un impacto en nuestros días y en nuestras vidas.
El énfasis de Lucas en datar con precisión el nacimiento de Jesús «en el año decimoquinto del emperador Tiberio», señalando también los nombres del procurador de Judea, los tetrarcas de Galilea, Iturea y Traconítide, e incluso los nombres de los sumos sacerdotes de Jerusalén, muestra que «Jesús no nace y aparece en público en el vago ‘érase una vez’ de los mitos, sino que pertenece a un tiempo exactamente datable y a un área geográfica exactamente indicada».
En otro pasaje del libro, el Papa recuerda que «san Agustín ha interpretado el significado del pesebre con un pensamiento que, en un primer momento parece inconveniente pero, en cambio, examinado con más detalle, contiene una verdad profunda». El pesebre es «el lugar en que los animales reciben su alimento», y la presencia de Jesús recién nacido en un objeto de ese tipo en lugar de una cuna es una prefiguración temprana de la Eucaristía, que Jesús anunciará hacia el final de su vida pública e instituirá en la Última Cena en Jerusalén.
No temáis, porque os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto os servirá de señal: encontraréis a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Evangelio de Lucas, 2, 10-12
Para los latinos, sabiduría (sapientia) guarda relación con saborear (sapere). Para los romanos, sabio es quien es capaz de saborearse a sí mismo, quien se gusta, quien está reconciliado consigo mismo y con su vida, quien vive en armonía con su propio yo. Sabio es también quien está en condiciones de saborear las cosas, quien reconoce su verdadero sabor.
Iluminados con esta perspectiva, presentamos este libro que reúne lo mejor del pensamiento sapiencial de Anselm Grün e ilustra a través de algunos términos principales su búsqueda del sentido del todo. De este modo se hace patente y reconocible no solo la gran riqueza, sino también la coherencia interior del pensamiento que encierran sus textos. Son tan profundamente espirituales como cercanos a la vida
Todo el mundo quiere ser feliz y, a ser posible, de inmediato y para siempre. Despacio, despacio, recomienda Anselm Grün. La verdadera felicidad no se alcanza por medio de las prisas y el ajetreo. No es una meta hacia la que hay que abrirse paso. Se trata más bien de un regalo. No la encontramos en este o aquel lugar, sino en nosotros mismos, en medio de la vida diaria. Es más que un placer; es alegría de vivir. Solo el olvido de nosotros mismos nos hace felices: amar y ser amados, vivir con sosiego y serenidad, no aferrarnos a nada, estar atentos a lo que nos rodea, sentirnos agradecidos por lo que nos acontece. Esta es la avenida que conduce a la felicidad.
Este libro pretende hablar de la verdad del dolor, pero no como podría hacerlo un filósofo, sino más bien un creyente cristiano. En efecto, la referencia continua que mantendremos entre nuestras manos, la estrella polar en que se fijarán nuestros ojos será siempre la Palabra de Dios. Esta Palabra no nos revela de manera integral el misterio del dolor, no hace desaparecer por completo las tinieblas ni cancela el drama, pero si abre resquicios luminosos y, sobre todo, confía el sufrimiento y el mal a Otro que está con nosotros, pero que está también por encima de nosotros.
He aquí una de las primeras experiencias de Ejercicios Espirituales a la luz de la Palabra de Dios propuestos a un grupo de obispos de la región de Emilia (Italia) por el entonces «simplemente» padre Carlo Maria Martini. A diferencia de otros ejercicios sobre los Evangelios, aquí se hace una referencia menos constante al texto de los Ejercicios ignacianos, y están más dirigidos a profundizar en las exigencias del verdadero seguimiento de Jesús nuestro Señor, siguiendo el itinerario del apóstol, del discípulo y del catecúmeno, bien ilustrado por el Evangelio de Marcos.